Graco Ramírez llegó a la gubernatura con la promesa de
pacificar Morelos en 18 meses; pero tras cuatro de haber asumido el cargo los
ataques a presidentes municipales y directores policiacos, la balacera entre
escoltas del procurador Rodrigo Dorantes y policías estatales y la actividad de
seis grandes bandas delictivas reducen aquella consigna a una declaración sin
sustento. Y aunque el mandatario argumenta que todavía no se llega a los
niveles de terror de 2010, al paso actual podrían incluso superarse.
José Gil Olmos
CUERNAVACA, MOR.
(Proceso).- La medianoche del jueves 7, en la calle 10 de Abril del centro de
esta ciudad, se desató la balacera entre policías municipales y escoltas del
procurador Rodrigo Dorantes, quien alcanzó a huir en su camioneta blindada, que
recibió una ráfaga.
Tres policías
ministeriales, escoltas del procurador, cayeron muertos en la refriega y se
sumaron así a los 202 asesinados en lo que va del gobierno del perredista Graco
Ramírez Garrido, quien al iniciar su administración aseguró que en 18 meses los
morelenses tendrían paz.
Apenas van cuatro
meses y esa meta se diluye entre violencia y muertes. “Hay un ambiente de
ingobernabilidad”, sostiene el líder del PRI en el Congreso, Matías Nazario,
quien critica la forma “mediática” de gobernar de Ramírez Garrido y sus
promesas.
Aunque Morelos no
alcanza todavía sus peores momentos –los que vivió en la administración del
panista Marco Antonio Adame en 2010–, la llegada de Ramírez como primer
gobernador de izquierda no cambió el clima de inseguridad en el estado, que
actualmente está entre los primeros cinco lugares en índices de secuestros,
asaltos y asesinatos.
“Es que la
delincuencia organizada es como un rosal: Cada vez que detienes a un líder,
cada vez que lo podas, le salen más ramas”, confiesa la titular de la
Secretaría de Seguridad Pública del estado, la abogada Alicia Vázquez Luna,
quien ahora está entrampada en las investigaciones del enfrentamiento entre los
escoltas de Dorantes y sus efectivos, ya que el gobernador señaló que se trató
de una “colusión de intereses” para atentar contra el procurador.
Ramírez Garrido ha
presumido que, “sin actos espectaculares ni balazos”, en los cuatro meses de su
administración descendieron los índices de violencia y cayeron ocho bandas de
secuestradores en el estado. Pero basta un recorrido por los municipios del sur
morelense para comprobar el temor de sus habitantes de ser secuestrados, la
extorsión a los comerciantes, el abandono de miles de casas en fraccionamientos
como Los Laureles, en Tlaltizapán, y las amenazas de muerte a los ediles de
este último municipio, Matías Quiroz, y de Amacuzac, Noé Reynoso.
Por esta situación
el alcalde de Temixco ordenó el pasado lunes 11 que durante cuatro meses se
cierren a las 11 de la noche todos los centros de diversión, restaurantes,
hoteles de paso y expendios de bebidas, y pidió que se impusiera esta medida en
otros municipios, sobre todo en Cuernavaca, la capital.
A pesar de acciones
como ésta y de las declaraciones del gobernador, que se la pasa dando
conferencias y entrevistas a medios nacionales, Morelos se encuentra en medio
de la pelea de seis bandas criminales.
Ignacio Domínguez
Carranza, ex candidato a la alcaldía de Tlaquiltenango, fue asesinado el 17 de
enero a las 20:30 horas en su casa, junto con su hijo y esposa. Al día
siguiente hubo protestas y la gente le gritó a Graco Ramírez: “Señor
gobernador, ¿ahora qué familia sigue?”.
El 4 de enero el
recién nombrado director de la Policía Municipal de Amacuzac, Justo
Buenaventura Jaimes Villarreal, y su escolta Carlos Bahena Martínez fueron
ejecutados en la carretera.
El 16 de diciembre
anterior, Crisóforo Rogelio Maldonado Jiménez, El Bocinas, líder de la banda
Los Rojos, fue ejecutado por dos sicarios que se introdujeron al hospital
privado Médica Sur, en la Ciudad de México, a donde –según declaraciones de
Ramírez Garrido– se lo llevaron luego de que escapó de una clínica del IMSS en
Morelos con la complicidad de policías ministeriales.
Como en otras
entidades, el miedo ha hecho que miles de familias huyan de la entidad después
del secuestro de alguno de sus miembros o de recibir amenazas de muerte.
“No tenemos números
exactos, pero más o menos 5% de la población ha huido desde hace dos años.
Muchos son empresarios que han sacado a sus familias a Estados Unidos. Aunque
siguen teniendo sus negocios aquí, prefieren sacarlos porque han sido
amenazados o secuestrados. Se van de manera definitiva”, dice el diputado
perredista Joaquín Carpintero, consultado por este semanario.
La titular de la
SSP, Vázquez Luna, comenta que antes de llegar al puesto se reunió con Ramírez
Garrido varias veces para estudiar la inseguridad en el estado. “A mí me asustó
la evaluación”, confiesa, “porque es un monstruo de muchas cabezas que hay que
atender”.
A pesar de este
panorama, el gobernador ha dicho públicamente que en Morelos ya no se padece la
violencia del sexenio pasado, porque ahora no hay cuerpos desmembrados ni
decapitados. Pero un recuento periodístico desde que empezó su gestión arroja
que se han cometido 202 ejecuciones: en octubre hubo 54, 44 en noviembre, 42 en
diciembre y otro tanto en enero, mientras que en la segunda semana de febrero
llegaron a 20.
La infiltración
Amacuzac no tiene
presidencia municipal desde el pasado noviembre. En el lote donde se levantaba
el edificio ahora hay escombros, paredes incompletas y basura. El exalcalde y
ahora diputado local por el PT, Alfonso Miranda Gallegos, lo mandó tirar luego de
que su hijo René Miranda Domínguez perdió las elecciones ante Noé Reynoso,
quien denunció que fue amenazado de muerte.
“¿Por qué lo mandó
destruir, nada más porque no ganó su familia?”, reclama un hombre que acusa al
diputado Miranda de robarse hasta las piedras del río para venderlas como
material de construcción, de proteger a la delincuencia de la zona y de ser
pariente del ultimado Crisóforo Rogelio Maldonado Jiménez, El Bocinas.
En respuesta, el
diputado Miranda rechaza estas acusaciones: “Tengo el alma tranquila, muy
tranquila. Nada es cierto”.
Desde el 29 de
diciembre toda la policía de Amacuzac fue desarmada después de que la SSP
estatal detectó que ninguno de sus agentes está acreditado para portar armas ni
registrado en el sistema de información Plataforma México. Seis días después,
el 4 de enero, fue ejecutado con un escolta el director de la Policía
Municipal, Justo Buenaventura Jaimes Villarreal. Desde entonces Noé Reynoso se
traslada en una camioneta blindada y tanto él como su familia tienen escoltas
de la policía estatal.
Su homólogo de
Tlaltizapán, Matías Quiroz, también está amenazado por la delincuencia
organizada. Desde el 1 de enero, cuando rindió protesta, lo cuidan policías
estatales.
Reconoce que
“desafortunadamente en los últimos meses se vio gravemente deteriorado el
tejido social y Morelos se convirtió en el traspatio de muchos hechos
delictivos, que tristemente dieron sombra a la vida de nuestro municipio”.
Aunque el Ejército y
la policía estatal vigilan el municipio, los secuestros continúan y casi nadie
confía en las autoridades.
–Me siento como
todos los ciudadanos, intranquilo y ansioso, pero estoy consciente de mi
responsabilidad –admite el joven presidente municipal.
–¿Tiene miedo?
–Soy un ser humano.
El “atentado”
Varias
organizaciones criminales se disputan el territorio morelense, principalmente
el sur, que colinda con Guerrero. Las principales son La Familia Michoacana,
Guerreros Unidos (escisión de los Beltrán Leyva), el Cártel del Pacífico Sur,
el Cártel del Golfo, Los Rojos y Morelos Unidos, pero existen bandas menores
que se dedican a la extorsión, el secuestro y el asalto en todo el estado.
El miércoles 6
Ramírez Garrido acordó con los 33 presidentes municipales de la entidad la
formación de un solo cuerpo policiaco integrado por agentes municipales y
estatales en el Mando Único. Es el primer estado que adopta esta figura, que
Enrique Peña Nieto propuso como parte de su estrategia contra la inseguridad.
La idea es que con
el Mando Único los nuevos policías sean capacitados por el Ejército, la PGR y
el Cisen, con sueldos de 18 mil pesos mensuales, seguro de vida y vivienda. En
Morelos el mando único recaerá en la SSP.
El problema es que
60% de los policías municipales no pasaron las pruebas de confianza, ya que
muchos de ellos fueron corrompidos por la delincuencia organizada.
Lo mismo ocurre con
los ministeriales. “La procuraduría del estado está desmantelada, los
ministerios públicos son insuficientes y no todos están de nuestro lado, están
trabajando para los otros”, confesó ese día el gobernador.
Día y medio después,
mientras transitaba por Cuernavaca, ocurrió el presunto atentado contra el
procurador Dorantes.
Ramírez Garrido
afirmó que el procurador fue atacado por los policías municipales y
acreditables (que forman parte del nuevo modelo policiaco que implica la
creación del Mando Único), quienes no acataron los protocolos de seguridad e
hicieron mal uso de las armas. Horas después fueron detenidos 10 policías
acusados del homicidio de tres escoltas y de intento de homicidio de Dorantes.
Vázquez Luna
contradijo a su jefe y sostuvo que sus efectivos respondieron a una agresión:
“Al momento en que se le pide la identificación (a los escoltas), su identificación
fue una bala, una bala que le ocasionó una lesión (a un policía)”.
–¿Nunca se
identificaron?
–No –contestó la
abogada.
En el lugar donde
una noche antes se tirotearon los escoltas del procurador y los policías
estatales, frente a un jardín de niños, el sábado 9 apareció una corona de
flores con una cartulina blanca, en la cual había un mensaje para Ramírez
Garrido:
“Señor gobernador,
esto no fue un accidente, sabemos que los acreditables y estatales trabajan
para Antonio Román Miranda, alias La Moña, y Los Rojos. Ése es el lema de la
policía única, matar elementos que no se venden ni al mejor postor y quieren
hacer su trabajo honradamente. Nuestro más sentido pésame a las familias de los
ministeriales, que descansen en paz.”
Antes de llegar a
Morelos, Dorantes fue agente del Ministerio Público de la Federación adscrito a
la PGR en Ciudad Juárez, donde fue objeto de graves señalamientos de corrupción
y enriquecimiento ilícito.
Según publicaciones
en Juárez, el entonces delegado de la PGR, Rolando Alvarado, removió a Dorantes
“porque le gustaba mucho el dinero”, y lo cierto es que compró una casa de 3
millones de pesos en el lujoso fraccionamiento Montebello. Además, según la
página web TX Jails Info, Dorantes fue arrestado en El Paso, Texas, el 3 de
marzo de 2012 por asalto y violencia familiar (ficha 111175081).
Desgobierno
Desde los años de
gobierno del militar priista Jorge Carillo Olea la violencia se apoderó de
Morelos y las bandas de secuestradores asolaron la entidad. Posteriormente,
durante los gobiernos de los panistas Sergio Estrada Cajigal y Marco Antonio
Adame, las bandas se consolidaron y comenzaron a pelearse el estado.
Con la llegada del
perredista Graco Ramírez la violencia del narcotráfico y los grupos de
secuestradores y extorsionadores no ha disminuido. Morelos se mantiene en los
primeros lugares de incidencia de estos delitos.
En sus cuatro meses
como gobernador Graco Ramírez ha enfrentado varios conflictos, como la
construcción de la termoeléctrica de Huexca, las protestas de habitantes de
Tepoztlán por la ampliación de la autopista La Pera-Cuautla, las amenazas de
bombas en el Instituto de Biotecnología de la UNAM y en el Colegio Bilingüe
Norteamericano de Jiutepec y las acusaciones de que recibió sobornos de
directivos de Walmart presuntamente para facilitar la construcción irregular de
tiendas.
También ha sido
cuestionado por algunos nombramientos, como el de su ex esposa Olga Durón
Viveros como titular del Sistema Morelense de Radio y Televisión.
La percepción es que
Graco Ramírez está perdiendo el control del gobierno, sostiene Matías Nazario:
“El señor sigue en campaña y la realidad es preocupante. Los índices de
inseguridad se han disparado de una forma alarmante. Morelos está entre los
primeros cinco lugares de inseguridad. Si a eso le sumamos los conflictos
internos en su equipo, esto nos lleva a una situación de ingobernabilidad a
cuatro meses de que llegó”, comenta.
Advierte que en este
gobierno no se han creado empleos ni hay industrias interesadas en instalarse
en el estado, que sólo aparece en la nota roja de los periódicos.
A decir de Nazario,
a Graco Ramírez “le gana la pasión. Que se acuerde que ya es gobernador, ya no
es el crítico social que estaba enfrente. No se puede gobernar desde los
medios. Morelos va en picada, no se ve una estrategia, una plataforma que deje
ver una esperanza de que las cosas cambien”, concluye el legislador priista.
(PROCESO/ José Gil Olmos/ 19 de
febrero de 2013)
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