Águeda Barojas Ontiveros
Cada día es más
notoria la ausencia en Guaymas y en los eventos públicos del alcalde Otto
Claussen Iberri. Es tan notoria que hasta los periodistas de casa lo dicen.
La ausencia del
alcalde Otto Claussen Iberri en los actos públicos tiene connotaciones importantes.
Primero es evidente el valemadrismo con el que gobierna Guaymas, segundo,
creíamos que al terminar el trienio se regresaría a su casa de Hermosillo, pero
nunca imaginamos que se regresaría tan pronto.
Han pasado poco más
de cuatro meses de que inicio su gobierno y nada trascendente, nada importante
ha sucedido en el gobierno del rumbo.
Bien decían, que la
reversa también es cambio.
Si el alcalde no
asiste a casi ningún evento público importante, ¿Qué hace? ¿Dónde se mete?
¿Acaso se la pasará encerrado en la oficina?
Cuatro meses han
pasado y no hay cambios en Seguridad Pública, no tenemos nuevas unidades y si
tenemos en cambio delitos de alto impacto que el alcalde los lamenta en twitter
con un "chingao". O sea, con esa expresión quiere decirnos, aunque
sea por las redes sociales, que le pesa mucho las ejecuciones en Guaymas.
Le pasó de noche los
cien días de gobierno, le importó poco la organización del Carnaval y dejó en
manos de unas cuantas personas una fiesta que ha venido de más a menos, pero
que sirve de válvula de escape a muchos guaymenses.
Las consecuencias de
su ausencia las sintió la semana pasada cuando la grilla interna y el pleito
por el control de la organización de la fiesta se convirtieron en un escándalo.
El escándalo dejó al
descubierto su desinterés.
La ausencia del
alcalde no es nueva, con tantos problemas económicos y sociales que tiene la
ciudad se dio el lujo de irse de vacaciones en diciembre y regresar a la Casa
de Piedra el 7 de enero.
Ni mensaje de
navidad, ni mensaje de año nuevo, ni presencia en los días más complicados del
año.
Y como dice el
dicho, a dónde fueras haz lo que vieras, por lo que fue muy notorio que la vida
regresó a palacio municipal el 7 de enero, porque junto con él, llegaron los
foráneos, que son muchos por cierto. Los de casa, hay que reconocerlo, se
quedaron encargados del changarro.
Esta semana que
recién concluyó fue reveladora, de por lo menos siete eventos importantes el
alcalde sólo asistió a uno. Sólo acudió al cambio de mandos en la Armada, porque
hay niveles, obvio y porque vendría el Procurador Carlos Navarro Sugich.
Antes, el alcalde no
asistió a la presentación de la cartelera del Carnaval, a la reunión con
productores agrícolas para evaluar daños de la siembra por las heladas, a la
graduación de los niños del programa DARE, a la selección de la Reina del
Carnaval, al homenaje que Cruz Roja y Bomberos hizo ayer sábado a "Don
panchito", ni tampoco fue a la selección de los reyes infantiles, evento
presidido por su esposa, Ana Sofía Rubio y Alfonso Uribe.
Al Secretario del
Ayuntamiento y la Síndico Procurador ya se les conoce más por los actos a los
que acuden a representar al alcalde que por sus funciones y acciones.
Eso, solo en una
semana, la misma semana en la que el alcalde si fue al juego de los Yaquis a
Ciudad Obregón acompañado por algunos funcionarios y regidores y en la que
también se le vio, según versiones en las redes sociales, en Hermosillo en la
marcha contra los impuestos el domingo pasado.
El desdén con el que
ve a Guaymas Otto Claussen Iberri no es nada nuevo, de antemano se sabía que
Guaymas para los que son de fuera, es un botín político.
En los últimos 20
años este puerto ha sido gobernado por tres golondrinos, Edmundo Chávez Méndez,
Antonio Astiazarán y ahora Claussen Iberri.
El que haya nacido
aquí no les da derecho a utilizar a Guaymas como trampolín político.
Su repentino amor
por Guaymas nos ha costado caro.
Desfilparros, malos
manejos, abuso de autoridad, censura, y otras linduras más han sido
características de los gobiernos golondrinos.
Sin temor a
equivocarme puedo asegurar que Otto Claussen le apuesta a que aterricen los
millones y millones de pesos que prometió su amigo llegarían este año a
Guaymas. Sabe que con dinero baila el perro.
Repito lo que le
dijo hace unos días en redes sociales uno de sus periodistas favoritos: Otto
Claussen está a tiempo.
Han pasado cuatro
meses ya es hora que se ponga a gobernar.
Última actualización el Domingo, 20 de Enero de 2013
19:20
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA DE AGUEDA BAROJAS/ Domingo, 20 de Enero de
2013 19:14)
No hay comentarios:
Publicar un comentario