Fotos: Cortesía
Cada vez más policías municipales son
atacados en Tijuana. No se trata de agresiones directas, sino de delincuentes
que, para no ser detenidos, responden con balazos o armas blancas. En 27 meses,
se han registrado 95 ataques en los que diez agentes han perdido la vida en
cumplimiento de su deber, además de 33 lesionados. La SSPM atribuye el aumento
a la mayor presencia de armas en la ciudad y la impunidad
Los orificios de las balas se
cuentan por toda la casa. En ventanas, puertas, un horno de microondas, una
cobija de cuadros colgada como cortina y en el lavabo de la cocina. En el piso
hay manchas de sangre, pedazos de cristal y madera entre agua y un poco de
lodo.
Es el escenario de un
enfrentamiento armado que dejó a un policía sin vida, a otro con un disparo en
el cuello y a uno más herido. El intercambio de balazos terminó cuando el
hombre que enfrentó a los agentes municipales se suicidó.
Ocurrió la madrugada del 5 de
marzo y es el más reciente de 22 ataques contra elementos de la Policía
Municipal de Tijuana que se han registrado desde el 1 de enero de 2019.
Bajo este número, cada tercer
día, un policía municipal es atacado a balazos o con arma blanca, una cifra en
aumento según información de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal
(SSPM).
En 2017 hubo veinte hechos de este tipo. Para 2018 la
cifra pasó a 45 y en cinco días de marzo en 2019, el número ya rebasó la
estadística de 2017 y representa la mitad de todos los ataques contabilizados
en el año anterior.
Desde el 1 de diciembre de
2016, fecha en que inició la actual administración municipal, se han registrado
95 ataques a policías en funciones, en los cuales diez agentes han fallecido y 33 han resultado
lesionados.
Como resultado de estas
agresiones, la Policía Municipal ha detenido a 101 de los responsables -en
algunos eventos participó más de una persona-, ha dejado a 22 lesionados y 22
atacantes más murieron durante los enfrentamientos.
Sobre esta tendencia en alza,
Marco Antonio Sotomayor Amezcua, secretario de Seguridad Pública Municipal,
explica: “Tenemos una situación compleja en la ciudad con la presencia de
grupos criminales, con gente que está armada con armas que provienen de Estados
Unidos, que no tenemos un control en nuestra frontera, pero además, durante más
de dos años la Ley ha sido amigable con estos delincuentes y les permite que
estén en las calles”.
En el interior de la casa, el sospechoso
Jasar Antonio
Martínez murió por herida de arma de
fuego.
El funcionario municipal
continúa: “¿Cuál es la opción de la Policía de Tijuana? La única opción que
tenemos es enfrentarlos y es lo que ha venido sucediendo. No es opción voltear
a otro lado y dejarlos caminar en la calle con un arma de manera impune para
que priven de la vida a un ciudadano inocente, lo roben o lo secuestren”.
En entrevista con ZETA, un
día antes del ataque del 5 de marzo, el titular de la SSPM detalló los riesgos
cotidianos a los que se enfrenta un policía municipal, “en todo momento, está
sujeto a un ataque sorpresivo porque está en todas partes. A diferencia de las
autoridades estatales, el Ejército, la Policía Federal que van en grupo de dos
o tres unidades, el Ejército, la Policía Federal, la Policía Municipal, siempre
es la primera respuesta”.
LA RECONSTRUCCIÓN DEL ATAQUE
Según el informe policial de
los hechos registrados la madrugada del 5 de marzo, el enfrentamiento derivó de
un intento de revisión de rutina. Poco después de las 2:00 am, policías a bordo de una patrulla observaron a
un hombre caminando sobre la calle Perla de la colonia El Rubí, quien al ver la
unidad de la Policía, se alejó corriendo.
Entró a una casa con barda
azul y el número 20 escrito con pintura blanca.
Según el reporte de los
oficiales, desde la puerta del domicilio, el hombre les disparó en dos
ocasiones y después ingresó. Se trataba de Jasar Antonio Martínez Álvarez, de
34 años.
Los policías solicitaron
apoyo a través de sus radios y decidieron ingresar al domicilio. Para ese
momento, según el relato de los oficiales, el hombre ya no estaba en el patio,
sino dentro de la casa, ubicada a menos de tres metros de la barda. Desde ahí
siguió disparándoles con una pistola Glock calibre 40.
Así fue como hirió de bala en
el cuello al oficial Enrique Gerardo Ramos Talledos, supervisor operativo de
San Antonio de los Buenos, distrito al que pertenece la colonia donde se
suscitó el enfrentamiento.
Ramos Talledos, de 30 años,
fue trasladado al hospital por sus propios compañeros, pero perdió la vida
minutos después de haber ingresado al nosocomio.
No fue el único policía que
recibió un disparo en el enfrentamiento. También el agente Cristian Orobio
García recibió un disparo en el rostro, por lo que hasta el cierre de esta
edición, su estado de salud se reportaba como grave.
El tercer lesionado, pero de
menor gravedad, fue el subjefe Adrián Santaella Guevara, quien sufrió
cortaduras en el abdomen debido a un cristal que se rompió con los disparos en
el sitio.
A pesar que otras unidades de
la Policía Municipal y del Ejército Mexicano respondieron al reporte de apoyo,
para cuando llegaron los refuerzos, los agentes ya habían sido heridos.
De acuerdo con Mario
Martínez, director de la corporación, un par de policías llegaron al lugar para
intentar dialogar con el responsable y así se entregara, pero éste no permitió
que se acercaran porque seguía disparando.
El funcionario añadió que
tras un lapso de diez minutos en que no se escucharon disparos, los oficiales
ingresaron a la vivienda y encontraron sin vida a Jasar Antonio en la recámara
ubicada en el segundo piso.
La pistola estaba a unos
centímetros de su mano y se distinguía una herida de bala en la sien, en
aparente suicidio.
EX SICARIO DEL CAF CON UNA GLOCK 40, UNO DE LOS
ATACANTES
La tarde del 3 de enero de
2009, Jasar Antonio Martínez Álvarez fue detenido junto a Gilberto Zapién
Hernández y José Arce Villa por elementos de la Policía Estatal Preventiva
(PEP) en el fraccionamiento Lomas del Hipódromo, una de las zonas residenciales
más lujosas en Tijuana.
Los tres llevaban a un hombre
secuestrado y fueron identificados por las autoridades como sicarios del
entonces líder del Cártel Arellano Félix (CAF), Fernando Sánchez Arellano “El
Ingeniero”.
Viajaban en una camioneta
Trail Blazer blanca modelo 2007 que terminó completamente destruida después que
se estrellara contra varios vehículos que esperaban en un semáforo y un árbol
durante una persecución que la PEP inició debido al reporte de un hombre
secuestrado en la misma colonia.
La víctima, Raymundo Álvarez,
declaró que los hombres armados lo forzaron a subir a la camioneta. Admitió
dedicarse al tráfico de personas y haber dejado las filas del CAF para trabajar
con Teodoro García Simental “El Teo”, rival de “El Ingeniero” y entonces líder
del Cártel de Sinaloa en Tijuana.
A sus 23 años, Jasar era el
más jóvenes de los detenidos. Junto a sus cómplices, fue acusado de secuestro,
delincuencia organizada y portación de armas exclusivas del Ejército, pues les
fueron hallados dos rifles AK-47, un arma larga calibre .380, once cargadores,
495 cartuchos útiles, chalecos antibalas y capuchas.
Tras permanecer nueve años en
prisión, obtuvo su libertad en 2018. Aunque la Policía no tiene reportes de que
haya delinquido desde que salió de la cárcel, cuenta con antecedentes
delictivos previos a su detención en 2009 por los delitos de robo con violencia
y robo de vehículo.
Para el secretario de
Seguridad Pública, Jasar Antonio era un “delincuente acostumbrado a enfrentarse
a la autoridad”, pero contaba con una ventaja debido a un mayor campo de
visión, motivo por el cual el 5 de marzo pudo herir a dos elementos de la
corporación antes de quitarse la vida.
En la balacera de la colonia El Rubí el
supervisor Enrique Ramos fue abatido, el agente Cristian García gravemente
herido y el subjefe Adrián Santaella también resultó lesionado por bala.
FAMILIA REFUTA VERSIÓN DE SUICIDIO
Si bien, Sotomayor Amezcua
manejó que el suicidio del hombre que enfrentó a balazos a los policías es lo
que éstos pudieron apreciar al encontrar el cuerpo, la Procuraduría General de
Justicia del Estado (PGJE) confirmó que se está siguiendo esta línea de
investigación.
“La primera impresión que da
sí nos refiere a esto (suicidio), pero no lo puedo asegurar, hasta en cuanto
recabemos la evidencia”, manifestó Jorge Álvarez, subprocurador de Justicia en
Tijuana.
“El policía investigador vio
un cuerpo que al parecer tiene un impacto de bala en un costado de la cabeza y
un arma, a primera intuición sí se aprecia un tema que puede ser un suicidio,
pero tenemos que llevar a cabo primero las investigaciones, confirmar la
identidad de la persona, las pruebas de balística y procesar la escena”,
complementó.
Por su parte, Juan Antonio
Martínez, padre de Jasar Antonio, expresó horas después de los hechos a medios
de comunicación que su hijo se encontraba dentro de la vivienda cuando la
Policía ingresó a la fuerza al inmueble.
El hombre admitió que Jasar
estaba armado al momento y comenzó a disparar a los oficiales, que había salido
de prisión en 2018 y desde días antes del ataque bebió alcohol a raíz de un
problema con su pareja.
El padre del agresor refirió
que se encontraba en el lugar cuando inició el enfrentamiento, pero que
policías lo tomaron por la fuerza para sacarlo de la vivienda y no le
permitieron intentar dialogar con su hijo para “que no hiciera más daño, para
que se entregara”.
Pese a no haber estado en el
interior del inmueble cuando Jasar perdió la vida, el hombre descartó que se
haya tratado de un suicidio.
Al respecto, el titular de la
SSPM expresó: “No tendría ningún sentido negar que lo hubiéramos privado
nosotros de la vida, cuando había legítima defensa porque desde que llegan, el
delincuente les empieza a disparar. Eso da ya la opción legal a los policías
para poder ingresar.
“La Policía Municipal tiene
que trabajar conforme a derecho, entendemos que puede ser una desventaja porque
los delincuentes no trabajan conforma a derecho. Ante la menor sospecha, la
duda razonable, que está en riesgo su vida, el policía está autorizado a hacer
uso de la fuerza. Si el delincuente tiene un arma empuñada, el Policía no va a
esperar a darle instrucciones verbales a que la suelte. Los policías están
autorizados por la Constitución y el Código Penal para hacer uso legítimo de la
fuerza”, agregó el funcionario.
NO ES CACERÍA DE POLICÍAS: SSPM
Sotomayor Amezcua reiteró
que, debido a las características de los eventos más recientes, las agresiones
a sus elementos no forman parte de una cacería.
En menos de una semana, un
supervisor fue herido de bala al intervenir a un sujeto armado, un subjefe
también fue lesionado de bala al responder a un reporte de robo, y se registró
un ataque armado -sin elementos heridos- al Grupo de Operaciones Estratégicas
(GOE) y del Ejército, cuando perseguían a los responsables de un homicidio
“En estos eventos han sido
coincidencias, ha habido un evento donde va la Policía, ve a un delincuente armado
y se da este intercambio de disparos, pero no donde hayan seguido al policía o
habido un comando armado. Lo que sí es que vamos a tomar medidas para que esto
no se vuelva a presentar, reformar la estrategia de agrupamiento de unidades,
buscar que los policías estén seguros para poder dar seguridad a Tijuana”,
comentó.
Estos ataques son “un signo
claro de lo que está haciendo la Policía, situaciones que se van dando y vemos
que no es un comando armado, es una persona con una trayectoria delincuencial
que en ese momento determinó que era más importante que no fuera detenido a su
vida, pero no es un ataque directo a la Policía, sino tiene que ver con el
trabajo preventivo de recorridos policiacos”.
Sobre las características que
exponen más a los agentes municipales a este tipo de ataques, el secretario
afirmó: “Hacemos todo lo posible porque las unidades estén distribuidas de
manera equitativa, de acuerdo a la incidencia delictiva, a las llamadas de
emergencia para tener patrullajes en distintas zonas de la ciudad, que la gente
vea presencia e inhiba la comisión de delitos, pero también para responder
rápido a las emergencias. Esto también es una vulnerabilidad porque estos
elementos están solos, quizá en una colonia con alta incidencia delictiva,
porque aquí, a diferencia de lo que sucede en muchas partes del país, adonde quiera
entra la Policía”.
Respecto a la violencia con
la que responden los delincuentes al ser detenidos, “en la medida que han sido
detenidos dos o tres ocasiones, saben que pueden quedarse en prisión
preventiva. Esto implica que están buscando no dejarse detener, en algunos
casos, y en otros, son personas bajo el influjo de una droga”.
Efectivamente, el 2 de
febrero un agente de la Policía Municipal fue herido de bala cuando intentó
revisar a un hombre que se encontraba en un punto de venta de droga de la
colonia Sonora.
Su agresor, detenido en
flagrancia, era un ex pandillero de San Diego que se encontraba drogado.
“Debemos, como tijuanenses,
sentirnos orgullosos de la valentía de los policías que están enfrentando a los
delincuentes a costa de su propia vida”, finalizó el titular de la SSPM.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA/ INÉS GARCÍA RAMOS/
LUNES, 11 MARZO, 2019 01:00 PM)
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