Los músicos de mayor edad piensan que la
tradición de salir a la calle y tocar está disminuyendo, pero el género norteño
sigue sonando con fuerza, ahora grupos jóvenes usan medios digitales para
promocionarse
Ubicación. En la calle Presidente
Cárdenas, estos conjuntos musicales ofrecen su servicio. Foto: Vanguardia/Mayra
Franco/Omar Saucedo
Por: Christian Martínez
Fotos y video: Mayra Franco y Omar
Saucedo
Edición: Nazul Aramayo
Diseño: Édgar de la Garza
La mayoría de los músicos que
esperan en la esquina de la calle Presidente Cárdenas son hombres de la tercera
edad. Aseguran que son la última generación de fara faras en esta calle, que
durante el paso de la historia se convertió en un referente para la conservación
de la tradición popular. En más de medio siglo, estos hombres han trabajado
ahí, aprendiendo a tocar entre bebedores, meseras, prostitutas y cantineros.
Cada vez son menos los
jóvenes que se interesan en realizar este oficio en las esquinas y de
relacionarse con un instrumento de manera empírica. Apenas una decena de
hombres sigue en el riesgo del oficio y la mayoría supera los 60 años de edad.
Desde la década de los
sesenta, una serie de cantinas fue instalada en la zona, ellos trabajaban dentro
de los locales hasta que el Ayuntamiento y los propietarios les prohibieron la
entrada por medio de una iniciativa en el reglamento de bares y cantinas.
Diez años después, mandaron
colocar en todas las entradas de las cantinas la frase “Se prohíbe entrar a
músicos callejeros”, lo que provocó que ahora, entre tapicerías, refaccionarias
y talleres mecánicos, esperen a ser contratados.
Zenón Guzmán Ayala, acordeón
de los Cenzontles del Norte, de 78 años y uno de los fara fara con más edad que
trabaja en la calle Presidente Cárdenas, fue uno de los hombres que nos explicó
lo que está pasando a este grupo de músicos. Él, quien también es líder del
sindicato de fara faras, comenzó a los 15 años a tocar.
Símbolo de dolor, fiesta,
amor, desamor, valentía y traición, el fara fara es el sonido de generaciones y
de un territorio, es la música de un corazón norteño.
¿TRADICION QUE DISMINUYE?
La modalidad de agrupaciones
ambulantes tiende a disminuir, considera
el investigador Eduardo Figueroa, director de Música del Ayuntamiento.
¿RELEVO GENERACIONAL?
La mayoría de los fara fara
que están en la Presidente Cárdenas son adultos de la tercera edad que opinan
que los jóvenes ya no andan tocando en las calles.
TRABAJO CON RIESGOS
Los músicos se organizaron en
una coalición para evitar que el Ayuntamiento les cobrara por tocar, además
cuentan que hay clientes que se aprovechan y no pagan.
Herencia musical. El sonido
del conjunto norteño proviene de ritmos como polcas, chotis, mezclas musicales que
fueron enriqueciendo al género que hoy tocan: desde los clásicos del género
hasta versiones de otras canciones populares.
“Nosotros, cuando andábamos
trabajando aquí, andábamos en los bares. Trabajábamos en las cantinas. En los
bares, la autoridad ya no nos dejó tocar dentro, junto con los dueños de los
bares. El reglamento señalaba que las radiolas se apagaran.
“Nunca se nos olvida que en
las cantinas nunca nos dejaron trabajar. Y los músicos llegábamos casi
rogándole a los dueños. En el 70 y en el 72”.
Aún siguen colgados algunos
anuncios de ‘prohibidos los músicos ambulantes’ aunque los dueños ya no estén
vivos.
“Nosotros les decíamos que si
no nos dejaban trabajar, aunque sea que quitaran el anuncio. Porque si nosotros
queríamos entrar a un bar a tomarnos un refresco, no se podía”, señaló.
Años después, los músicos
formaron una coalición para protegerse si el Ayuntamiento comenzaba a querer
cobrarles por trabajar.
“Todos esos músicos ya somos
de la tercera edad. Nosotros formamos una coalición. Porque aquí pueden llegar las autoridades
y nos quieren llegar a cobrar. Somos de
CTM, CROC y CNP. Ha caído a oídos que nos quieres cobrar por trabajar aquí”.
ESQUINAS SIN JÓVENES
Los jóvenes dejaron las
esquinas para hacer agrupaciones y tocar en eventos sociales, sostiene Enrique
Delgado Belmares, bajo sexto de los Pescadores del Bravo, de 71 años.
Para su edad, según él, se
corren diferentes riesgos en el oficio. Apenas unas semanas atrás, un grupo de
hombres los invitó a tocar a la colonia Lomas de Lourdes. Ahí, después de tocas
durante varias horas, los hombres se negaron a pagarles y los dejaron en medio
de la calle.
“Prácticamente todos rebasan
la tercera edad. Uno de tantos líos es cuando el cliente nos lleva con ellos.
Inclusive se compromete a llevarnos a traernos y resulta que estando allá se
ponen bien ‘chuckys’ y no nos pagan”.
Cuando esto sucede, no se puede
hacer nada más que esperar a que un taxi pase a altas horas de la madrugada.
Inclusive los músicos han sido víctimas del robo de sus instrumentos.
Indispensable. El acordeón llegó de
Alemania y se convirtió en el aliento de las melodías tradicionales en el
repertorio de la música del norte de México.
EL ORIGEN DE UN SONIDO QUE SE RESISTE A MORIR
La calle de Presidente
Cárdenas forma parte de la colonia Topochico, uno de los barrios más antiguos
de la ciudad. Los fines de semana, de tres de la tarde a nueve de la noche es
cuando llega el tope de músicos en el área.
Eduardo Figueroa, director de
Música del Ayuntamiento y quien realiza varias investigaciones en torno a la
música regional, aseguró, desde su óptica, que esta modalidad de agrupaciones
tiene la tendencia de disminuir.
“El fara fara como tal, el
fara fara callejero, hombres que aprendieron a tocar un instrumento en el
trajín, sí se observa qué esté disminuyendo.
“Me ha tocado conocer gente
que está retomando la idea del fara fara, jóvenes, pero ya no se dedican a
trabajar en la calle. Ya no en el mismo ámbito que andaba Mario Saucedo, uno de
los iniciadores de este género y representante directo en la región”.
¿Los últimos? La oferta
musical y de entretenimiento es más amplia que hace décadas, pero la música ha
trascendido las generaciones.
Una de las distinciones del
género es el aprendizaje empírico de tocar los instrumentos.
El fara fara proviene de una
herencia musical, explicó Eduardo
Figueroa, como la polca, el chotis, el danzón, todo esos sonidos que a
principios de 1800 se comenzó a verter en un nuevo lenguaje.
Los músicos empezaron a
componer de acuerdo a los instrumentos disponibles. El norte del país era paso
de instrumentos procedentes de Estados Unidos gracias a su característica de
frontera.
En el siglo XIX, se comenzó
la producción en serie de instrumentos junto con su exportación desde Francia y
Estados Unidos, particularmente de Indiana.
Los instrumentos que
predominaban en las composiciones de la región Sureste de Coahuila antes de la
creación del fara fara eran: el arpa para la armonía, y el clarinete para la
parte melódica de las interpretaciones en los municipios de General Cepeda,
Parras, Saltillo y Arteaga.
‘Se prohíbe entrar a músicos
callejeros’:
Durante la década de los
sesenta, las cantinas fueron el escenario que fomentó el apogeo de los fara
fara hasta que el Ayuntamiento y los dueños les prohibieron la entrada.
Espera. Algunos piensan que el cierre de
cantinas y bares afecta el trabajo de los grupos, que tienen que estar en la
calle esperando que los contraten.
Uno de tantos líos es cuando el cliente
nos lleva con ellos. Inclusive se compromete a llevarnos a traernos y resulta
que estando allá se ponen bien ‘chuckys’ y no nos pagan”.
ENRIQUE DELGADO, BAJO SEXTO DE LOS
PESCADORES DEL BRAVO.
“Fue más cómodo tocar un
acordeón que un arpa y hay cierta facilidad técnica entre un clarinete y un
saxofón en el cambio de escalas”, detalló el especialista.
“La música regional del
Sureste de Coahuila no abarcaba el acordeón ni el bajo sexto, abarcaba el
clarinete y el arpa según las investigaciones”.
Se estima que tuvo que ser en
el siglo XIX cuando llegó, pues el acordeón y el saxofón son instrumentos
inventados en esos años y llegaron a Saltillo, probablemente, con la
Intervención Francesa.
Este sonido único que posee
el fara fara también se debe a un conjunto de coincidencias y mezclas entre
sonidos. Esto siempre ha pasado en la música mexicana, señaló el investigador.
Siempre que llegan ritmos de
otros países, en México los músicos populares les atribuyen un toque
particular.
Lo mismo pasó al bolero,
género proveniente de Cuba, que ya en el territorio mexicano nace como el
bolero ranchero, gracias a las circunstancias del territorio y los instrumentos
que se tiene para realizar armonías.
Transformación. Una de las características de los Fara
Fara Boys es que hacen versiones de canciones populares, como “Despacito”, de
Luis Fonsi, y la adaptan al género norteño, para atraer un público más joven.
Cuando
andábamos trabajando aquí, andábamos en los bares. Trabajábamos en las cantinas.
En los bares, la autoridad ya no nos dejó tocar dentro”.
ZENÓN
GUZMÁN, ACORDEÓN DE LOS CENZONTLES DEL NORTE.
PALABRA FARA FARA
Según algunos testimonios, la
expresión “fara fara” provino de una radiodifusora. Otros hablan que proviene,
a forma de onomatopeya, del sonido del saxofón, pues así le decían al
integrante que tocaba el saxofón, “fara fara”, como imitando el sonido y
haciendo mímica con los brazos simulando ese instrumento. Las personas pasaban
y preguntaban “¿Y ahora no vino el fara fara?”, mientras movían las manos.
Otra de las versiones es que
en el siglo XIX, en las construcciones de los ferrocarriles, venían alemanes y
personas de Europa. Fueron los alemanes quienes trajeron el acordeón a México.
Ellos, en sus horas de descanso, comenzaban a tocar algunas melodías y por el
gozo de la música gritaban algo parecido a “faren faren”, algo que quería decir
fiesta o baile, y después se distorsionó con el tiempo hasta llegar a la
palabra que ahora persiste, explicaron los integrantes del grupo The Fara Fara
Boys.
Diferencia. Grupos más jóvenes ya no
recorren las calles, sino que usan los medios digitales para conseguir trabajo.
¿QUÉ SIGNIFICA?
> La palabra fara fara
tiene un principio onomatopéyico, imitaba el sonido del saxofón y era pronunciada
por las personas quienes preguntaban por este instrumento a los músicos “Y
ahora no traen el Fara Fara Fara?”, mientras movían los dedos haciendo la
mímica de un saxofón, explica Zenón Guzmán, uno de los músicos con más edad en
el área y fundador del sindicato de fara faras.
> Otra de las versiones es
que en el siglo XIX, en las construcciones de los ferrocarriles, venían
alemanes y personas de Europa. Fueron los alemanes quienes trajeron el acordeón
a México. Ellos, en sus horas de descanso, comenzaban a tocar algunas melodías
y disfrutaban mucho y gritaban algo parecido a “faren faren” y después de
distorsionó, según The Fara Fara Boys.
Destreza. Algo que tienen en común estos
músicos es que muchos aprendieron a tocar “de oídas” el instrumento.
“Al desaparecer eso (las cantinas),
comienzan a tocar en otras lugares. No es a final de cuentas que se haya
perdido la tradición, sino que aquí hubo lugares que cerraron”.
JUAN ARRIAGA, FUNDADOR DE THE FARA FARA
BOYS.
NUEVA GENERACIÓN
En Saltillo, con más de una
década de trayectoria, existe una agrupación que comenzó a tocar en el “Puerto”
de Presidentes Cárdenas, así le llaman en el argot a la calle de la colonia
Topochico.
Eran tan jóvenes que los
músicos de la vieja escuela les llamaron The Fara Fara Boys. En la actualidad,
uno de sus integrantes tiene 19 años y el mayor 49.
Juan Ignacio Arriaga Torres
es uno de los líderes y fundadores y heredero de esta tradición musical por
parte de su padre, quien tocaba en los bares, Ignacio Arriaga Pérez, iniciador
de Los Villanos del Norte, ahora Villaldaiz
Arriaga Torres dijo que en “Puerto”,
una de las acciones que más les han afectados a estos músicos es el cierre de
las cantinas.
Pero el norteño no muere, se
transforma: todos los músicos jóvenes que comienzan a trabajar, según su
testimonio, deciden retirarse de la calle y buscar otros lugares o de otra
manera utilizando los medios digitales de comunicación.
“Lo que sí pasó fue cuando
cerraron varios locales que eran bares y cantinas en la zona de Cárdenas. Al
desaparecer eso, comienzan a tocar en otras lugares. No es a final de cuentas
que se haya perdido la tradición, sino que aquí hubo lugares que cerraron”.
El cierre de locales no sólo
golpeó a los músicos de la zona, también afectó a los que venían a trabajar de Zacatecas o de General
Cepeda.
Tradición En más de medio
siglo, estos hombres han trabajado en los bares, aprendiendo a tocar entre
bebedores, meseras, prostitutas y cantineros.
DEL NORTEÑO CLÁSICO A LAS VERSIONES DEL POP
En la actualidad, uno de los
cambios en el género fue la “versionificación” de canciones populares al estilo
fara fara.
The Fara Fara Boys se jacta
de ser de los iniciadores en esta tendencia.
Un ejemplo es la conversión
de “Despacito”, de Luis Fonsi, al sonido del bajo sexto, acordeón y tololoche.
“Tenemos desde el 2010 a
versionar canciones al género de fara fara para atraer al público joven”. De
cualquier manera, en los eventos en los que los contratan, siguen pidiendo las
canciones clásicas del norteño.
Ellos también aceptan que el
99 por ciento de los músicos que se dedican al fara fara son músicos de “oído”.
PARA ARMAR UNA FIESTA NORTEÑA
LOS CENZONTLES DEL NORTE
> Santo Ávila López: tololoche
> Zenón Guzmán Ayala: acordeón
Contrataciones: 4 89 3617 /
844 2 08 0197
LOS PESCADORES DEL BRAVO
> José Luis Casas Lieja: bajo quinto
> Julio Coronado Oviedo: acordeón
> Enrique Delgado: bajo sexto
Contrataciones: 844 1 38 6863
THE FARA FARA BOYS
> Juan Ignacio Arriaga López: ritmos, voz, animación
> Lucino Delgado: bajo sexto
> Florentino Delgado (20 años): acordeón
> Francisco Delgado (19 años): tololoche
DÓNDE LOS ENCUENTRAN
Los grupos se ponen en la
calle Presidente Cárdenas, a la altura de Matamoros y la Llave, de cuatro de la
tarde a nueve de la noche, la mayoría de los integrantes son jubilados y
pensionados.
Por hora, los fara fara
tienen el acuerdo de no cobrar más ni menos de mil 200 pesos, a menos de que se
llegue a algún acuerdo con los clientes.
(VANGUARDIA/ CHRISTIAN MARTÍNEZ /DOMINGO, SEPTIEMBRE
2, 2018 - 08:59)
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