viernes, 22 de junio de 2018

UNA VEZ MÁS, RASTREADORAS ENCUENTRAN MÁS DE 5 MIL RESTOS ÓSEOS EN SAN PEDRO



ACAPULQUITO. Cementerio clandestino.

Para María Isabel, el predio a espaldas de las cribas de San Pedro significa todo. Ella supone que allí se encuentran los restos de su hijo. Por eso volvió al sitio. Es la mañana del domingo 10 de junio y ahí hallaron restos óseos.

El conteo paró en 5 mil 216. Son huesos. Estaban esparcidos en lo profundo de un pozo y están calcinados. Aunque la autoridad pueda decir que pertenecen a animales de la región, Sabuesos Guerreras sabe que no puede ser casualidad.

Desde hace poco más de un año, el colectivo se dedica a la búsqueda de personas desaparecidas. Así lo vuelve a explicar María Isabel, madre de Yosimar Reyes García, agente municipal desaparecido el 26 de febrero. A la fecha, ella ha participado en más de 10 búsquedas en la zona.

“Yo creo que sí hemos recorrido al menos 10 veces ese predio. Hemos barrido, hemos hecho cuadrantes, hemos encontrado las tablas con las que los ‘tableaban’, hemos encontrado imágenes de la Santa Muerte, que obvio eso es cuando hemos ido solas sin seguridad”, explica.

El lugar se volvió célebre cuando encontraron los restos de Israel Ruiz Félix, agente de la policía municipal levantado el 21 de enero de 2017 y localizado el 23 de febrero de ese mismo año.

A partir de esa fecha, las búsquedas de colectivos se han incrementado. María Isabel y el colectivo Sabuesos Guerreras a veces reciben llamados anónimos advirtiéndoles que los restos de sus familiares ahí se encuentran.

“A mí y a la otra familia y a otra muchacha también que tal vez su caso está relacionado con el mismo de los policías. Hemos investigado que efectivamente se los llevaron ahí, los torturaron ahí, los quemaron ahí y que nunca los íbamos a encontrar, por más que busquemos nunca vamos a dar con ellos. Entonces me imagino que ahorita ya dimos con algo”, señala María. Junto a Reyes Yosimar permanece como desaparecido el agente municipal José Antonio Saavedra Ortega. Fue privado de su libertad el 23 de enero de 2017. Su familia lo busca. También son rastreadores por necesidad e integrantes del colectivo.



HALLAZGO. Más de 5 mil huesos calcinados.

Su hermano, Juan Carlos, al igual que el resto del equipo de rastreadoras, comenzó a generar curiosidad por el pozo. Se trata de una antigua noria que está en las cercanías del río Culiacán en un predio a espaldas de las cribas de San Pedro.

Habían recibido noticias de que en esa zona podrían encontrar restos de personas. Contrataron un buzo al cual le pagaron 3 mil 500 pesos pero no hubo suerte. En el agua no encontraron nada y por ello la curiosidad en la noria. De oficio bombero y socorrista, Juan Carlos reconoce la labor de Sabuesos Guerreras y es parte de los trabajos. Como parte de su trabajo ha participado en diferentes labores de rescate pero nada como esto. Según explica, son sentimientos encontrados.

“Fuimos a checar el río, hicimos una segunda revisión con un buzo y nos entró curiosidad por la noria. Entré y comencé a sacar pero como era tarde volvimos otro día. Ya la segunda ocasión que fue el domingo metimos una escalera, la amarramos y yo llevaba mi equipo de bombero”.

Y entre culebras, alacranes, ratas y bichos, Juan Carlos comenzó a escarbar. Atado a una cuerda fue bajado con una polea por sus compañeras. Una segunda polea fue utilizada para sacar la tierra que escarbó con sus propias manos entre gases y olores fétidos.

“Saqué una culebra que casi salí saltando del hoyo. Encontré alacranes y un montón de bichos y pues comencé a ver los huesos tanto de animal como unos que parecían de humanos. Las demás compañeras los comenzaron a cernir y a acomodar los restos óseos”, explica.

Con una profundidad de al menos 3 metros, Juan Carlos siguió excavando. En total logró sacar más de 5 mil piezas óseas calcinadas. Llevaba un cubre bocas y un pequeño abanico colgado al cuello. Lo estrecho y la oscuridad no lo detuvieron.

“Es muy estresante porque es pequeño el lugar, porque es mucho el calor y la falta de oxígeno… y qué te puedo decir, es tremendamente cansado. Si no lo hacemos nosotros, las autoridades no lo van a hacer tampoco porque los peritos no se iban a meter ahí”, añadió.

Actualmente la evidencia forense está en manos de la autoridad y Sabuesos Guerreras a la expectativa de los resultados que arrojen los estudios que les realizarán.



LA CRIBA INAGOTABLE

“Siempre que vamos encontramos algo”, explica María Isabel. El sitio, intrincado a espaldas de la comunidad de San Pedro, Navolato, es conocido como “Acapulquito”, un balneario al que vecinos de la zona solían visitar. Hoy día, es prácticamente un cementerio clandestino.

Una laguna cercana al río Culiacán y una amplia pradera la conforman. Unos metros antes de llegar a las cribas y entre terracería y tiraderos de basura, Sabuesos Guerreras han encontrado su propia criba de “tesoros”. Así lo describe María Isabel, quien explica que días atrás encontró los lentes que asegura pertenecieron a su hijo, Reyes Yosimar.

“Hay cosas que de repente no les comentamos o no les decimos y tal vez caemos en el error. Es un seguimiento que llevamos, antes que llegáramos a la laguna, encontramos los lentes y encontramos unos restos”.

María explica que invariablemente visitar esa zona es hacerlo con la idea de que muy probablemente encontrarán algo. Trazan, mapean, delimitan, excavan y luego encuentran algo.


“O sea, cada que volvemos a San Pedro salen más cosas. Sale, sale y sale. Como que ellos nos dicen ‘aquí estoy’, y es triste para nosotros, más para mí, pero si nosotros no seguimos buscando en ese lugar, no se encuentra lo que encontramos el domingo”.

María Isabel opina que de no ser por el trabajo del colectivo, la Fiscalía General del Estado (FGE) ya habría dejado de buscar en el sitio. Tal y como lo hicieron en un predio a espaldas del Hospital de la Mujer, donde Sabuesos Guerreras encontraron restos de una joven asesinada.

Autoridades acudieron a un reporte anónimo en el sitio del Desarrollo Urbano Tres Ríos. Ahí encontraron los restos de una mujer a inicios de noviembre de 2017 y para marzo del año siguiente, Sabuesos Guerreras realizó una búsqueda en la zona y encontraron cabello y una vértebra de la misma mujer.

“Siempre se lo hemos demostrado a la Fiscalía. Incluso no sé si recuerdas cuando encontramos la vértebra y el cabello de la muchacha a espaldas del Hospital de la Mujer. Nosotros fuimos y ellos ya habían sacado el cuerpo. Ya habían pasado meses y nosotros regresamos y la fosa estaba abierta. Comenzamos a escarbar y sacamos la vértebra y el cabello que no sabemos dónde quedó eso, o sea, no sabemos si se lo entregaron a su mamá o lo tiraron, pero no sabemos qué pasó con ello”.

Por eso no se rinden. Vuelven. Ya sea con llamada anónima o sin ella, el colectivo de rastreadoras siempre vuelve a las cribas de San Pedro.

“Tristemente para ellos, para la Fiscalía ya estaba cerrado ese lugar, completamente. Desde hace un año cuatro meses que mi hijo desapareció y que supuestamente ellos mismos han dicho que ahí está, ellos han hecho búsquedas por supuestas llamadas anónimas, la Fiscalía, y a nosotros no nos han avisado”.



AUSENCIAS. En el Día del Policía.

LOS POLICÍAS AUSENTES

La agenda del alcalde Antonio Castañeda Verduzco marca como primer evento del viernes 15 de junio la misa de acción de gracias por el Día del Policía. Fue acompañado por el titular de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito Municipal. La celebración fue en Catedral y ahí familiares de Reyes Yosimar y José Antonio se trasladaron junto con integrantes del colectivo Sabuesos Guerreras.

Durante la ceremonia se rindió un breve homenaje a los agentes caídos. Fue una muestra de agradecimiento pero no fue suficiente. Las integrantes del colectivo de rastreadoras sacaron a relucir sus mantas y lonas.

Luego de la celebración de la misa, un desayuno en el salón las Flores. Rifas, regalos, apoyos y los flashes de las cámaras y transmisiones de Facebook Live. Entregar un horno de microondas, una pantalla LED o un mini-split. Risas y festejos para casi todos.

Pero las familias de José Antonio y Reyes Yosimar están excluidas de esos regalos. Y a 16 meses de la desaparición de ambos elementos, sus familiares buscan otro tipo de recompensas. Ellos no quieren más premio que encontrar a sus tesoros.

Artículo publicado el 17 de junio de 2018 en la edición 803 del semanario Ríodoce.

(RIODOCE/ AARON IBARRA/ 19 JUNIO, 2018)

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