miércoles, 30 de mayo de 2018

INOCENTES “PAGAN” POR ATENTADO



Foto: Cuartoscuro.com

La muerte de un bebé de ocho meses y de un trabajador por una bala perdida, fueron parte del saldo por el atentado contra el ex fiscal general de Jalisco, Luis Carlos Nájera, y reacciones posteriores de la delincuencia. Otras 16 personas, tres de ellas policías y el resto ajeno a los hechos, resultaron lesionados. El CJNG está detrás de la autoría de la agresión

Miedo, consternación y rabia son los sentimientos que persisten en Guadalajara después que el atentado contra un funcionario público desencadenara en tragedia para varias familias ajenas al hecho, entre ellas la de Carlos Alexis, quien perdió a su bebé Tadeo, de ocho meses de nacido, y tiene grave a su esposa Elizabeth, ambos quemados en un autobús urbano en uno de los narcobloqueos perpetrado por criminales, en supuesta reacción por la detención de algunos de sus líderes.

A varios días de las balaceras que aterrorizaron a la Capital de Jalisco el 21 de mayo, la psicosis se advierte en los espacios públicos, centros laborales y en los hogares, pues parecía suficiente violencia que los homicidios se hubiesen incrementado durante el primer cuatrimestre del año, el lamentable caso de los tres estudiantes de cine privados de la libertad y disueltos en ácido, y el deshonroso segundo lugar nacional que la entidad registra en desaparición de personas.

El ataque contra el secretario del Trabajo, Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco, ex fiscal general en Jalisco, tuvo resultados funestos. Mientras que uno de sus escoltas se debate entre la vida y la muerte, un detenido identificado como Antonio “N” y un joven de nombre Javier, que salía de su trabajo en una fábrica de componentes, perdieron la vida por heridas de proyectil de arma de fuego. En total hubo 16 personas lesionadas.

Hasta el cierre de esta edición, se contabilizaron siete personas detenidas por su relación con la balacera contra Nájera y el aseguramiento de inmuebles, vehículos y armas de fuego; sin embargo,  no se tiene la identidad de los cuatro sujetos que en Zapopan incendiaron el autobús donde viajaban Elizabeth y el pequeño Tadeo. Al respecto, el fiscal general Raúl Sánchez Jiménez aseguró que se cuenta con registros de cámaras de seguridad y espera pronto reconocer a los delincuentes.

LOS HECHOS

Todo comenzó la tarde del lunes 21 de mayo, cuando el ex fiscal Luis Carlos Nájera acudió a un restaurante de comida japonesa ubicado sobre Avenida Chapultepec, esquina con Calle Morelos, en la Zona Rosa de Guadalajara. El hoy secretario del Trabajo se reunió con un líder sindical, según declaró el funcionario.



Foto: Cuartoscuro.com

Transcurridos unos 45 minutos en el lugar, el hombre con 30 años de carrera policial advirtió la presencia de dos sujetos “miembros de la delincuencia organizada” y ordenó a su jefe de escoltas preparar la camioneta blindada frente a la puerta para proteger su salida. Al momento que egresaba del sitio, se desató una balacera que impactó las ventanas de cristal del local comercial y el vehículo oficial.

Los guardaespaldas de Nájera, pertenecientes a la Fuerza Única de Jalisco, protegieron a su superior, a quien pudieron ingresar a la camioneta, mientras ellos se batían a tiros con los agresores. El viejo policía, maestro en Derecho, aguantó la feroz embestida que impactaba la carrocería de la unidad, hasta que pudo incorporarse, ponerse en el lugar del piloto y emprendió la marcha del cruce.

Según testimonio del secretario de Estado, al avanzar en el vehículo blindado observó que arribaba una camioneta con más sicarios, pero la oportuna presencia de una patrulla de la Policía Estatal que pasaba por el lugar impidió que le persiguieran y así salió de la zona hasta que la camioneta se averió y, a bordo de un taxi, se dirigió a Palacio de Gobierno, con su mano izquierda lesionada de un balazo.

Esta versión fue relatada por la víctima en rueda de prensa nocturna encabezada por el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz. El recuento no parecía tan grave como lo fue minutos más tarde. Se hablaba de siete personas lesionadas, cuatro civiles y los tres escoltas de Nájera, uno de ellos muy grave. Los causantes fueron identificados como miembros de “un grupo de élite” del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Para entonces había seis detenidos, uno de ellos herido de bala.

Entre las cuatro civiles heridas estaban dos niñas, Blanca, de 14 años, y Dulce, de 16, hermanas que vendían golosinas afuera del restaurante escenario de la tracatera. Las menores, cuyos padres venden dulces en Avenida Chapultepec desde hace diez años, recibieron balazos en piernas y pies, pero según experticias médicas, se encuentran estables y fuera de peligro.

El gobernador declaró que desde el inicio de su gestión se estaba dando batalla y contención al grupo criminal “más poderoso del país” que predomina en Jalisco y en otros veinte estados. Y aseguró, no se dejaría a las víctimas de estos hechos en el abandono, para lo cual giró instrucciones de brindar atención médica a las y los lesionados en un hospital particular, igual que a los policías.

MUERTE DE TADEO, UNA “BOLA DE NIEVE”

Lo que parecía un saldo corto para una balacera que dejó más de cien casquillos de armas de alto poder en la escena del atentado y otros tantos en el punto final de la persecución de los autores sobre la prolongación de Avenida López Mateos en Zapopan (salida a Colima), se agravó tras la rueda de prensa, que hasta ese momento reportaba dos vehículos incendiados en la ciudad, sin víctimas que lamentar.

Cerca de las diez de la noche, en el cruce de las avenidas Mariano Otero y Las Torres, en la colonia El Briseño en Zapopan, cuatro sujetos interceptaron un autobús de la línea TUR y arrojaron en su interior una bomba incendiaria para escapar enseguida. El chofer de la unidad se pudo nervioso y no pudo abrir de inmediato la puerta para que el pasaje descendiera. Elizabeth, de 26 años, con su bebé Tadeo, sufrió graves quemaduras.



Foto: Cuartoscuro.com

A la mañana siguiente se conoció de la defunción de uno de los detenidos. Primero se dijo que Antonio “N”, hospitalizado por una lesión de bala, había muerto por un infarto; después se conocería que su herida en el abdomen era grave y esa fue la causa del deceso. También se conoció la muerte de un joven trabajador que recibió una bala perdida cuando caminaba sobre un puente peatonal. Su nombre era Javier.

Más tarde se informó de la noticia que conmocionaría a los tapatíos. El pequeño Tadeo perdió la vida, al no resistir las quemaduras de tercer grado en el 99 por ciento de su cuerpecito. La mamá, que aún no despierta del coma, se mantiene grave con el 90 por cierto de superficie corporal quemada, reveló el director del Sistema de Atención Médica de Urgencias (SAMU), Yanik Nordin. De esa forma, el saldo se incrementó a tres muertos directos e indirectos del atentado. También se sabría que el total de lesionados era de 16 y no de siete.

El anuncio del sentido fallecimiento de Tadeo, que tenía prevista su fiesta de bautizo para mañana sábado 26 de mayo, impactó a jóvenes y familias enteras que la noche del martes 22 realizaron una velada en el Monumento de los Niños Héroes, recientemente bautizada por colectivos de la sociedad civil como “Glorieta de las y los Desparecidos”.

LAS INVESTIGACIONES

El mismo martes, el secretario general de Gobierno de Jalisco, Roberto López Lara, confirmó que los autores del atentado contra el secretario del Trabajo pertenecían al CJNG, al que reiteró como la organización criminal más poderosa de México. Producto de las indagatorias, indicó que además de los seis detenidos (uno de ellos muerto), se aseguraron siete armas de fuego largas, cinco armas cortas, cinco granadas, cinco chalecos tácticos, cuatro vehículos, una residencia y 160 cartuchos de diferentes calibres.

En esa misma fecha, la Policía Estatal intervino en una fastuosa residencia del fraccionamiento Bugambilias, en Zapopan, donde supuestamente rescataron a cuatro personas privadas de su libertad. Después se aclaró que se trataba de presuntos delincuentes. Dos pertenecientes al CJNG, que tenían secuestrados a dos sujetos militantes de una de las células contrarias. Los primeros estaban involucrados en el atentado contra Nájera y la cifra de detenidos por el hecho ascendió a siete. También fueron aseguradas armas de fuego.

Por su parte, el ex fiscal Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco concedió una entrevista a un medio de comunicación nacional, ante el que reiteró que el ataque en su contra pudo deberse a una venganza contra su carrera policial de tres décadas. Declaró que efectivamente reconoció a uno de dos sujetos que ingresaron al restaurante como miembro del crimen organizado.

Nájera indicó que realiza con normalidad su función en el servicio público y no piensa renunciar al cargo, pese a la agresión en su contra. Las autoridades estatales reforzaron la dependencia con más elementos policiales para la vigilancia y revisión de los visitantes.

El actual fiscal general, Raúl Sánchez Jiménez, confirmó que los hombres atrapados en la residencia de Bugambilias están vinculados al atentado: “De acuerdo con las primeras investigaciones, se determinó que los sujetos detenidos pertenecen a un grupo de élite que de acuerdo con sus declaraciones, se dedica a limpiar la plaza y privar de la vida a integrantes de células criminales contrarias. El día de los hechos se les dio la orden que era privar de la vida al secretario del Trabajo y Previsión Social”.

LOS ANTECEDENTES

El año 2015 fue terrible para el entonces fiscal general Luis Carlos Nájera. Los hechos delictivos y los enfrentamientos de la Policía Estatal con el CJNG tuvieron serias consecuencias, sobre todo después que los uniformados abatieron el 23 de marzo de ese año, en Zacoalco de Torres, al presunto narcotraficante Heriberto Acevedo Cárdenas “El Gringo”, líder regional del grupo criminal.

En represalia, el 30 de marzo el CJNG intentó matar al comisionado de Seguridad Pública Estatal, Francisco Alejandro Solorio Aréchiga, brazo derecho y amigo personal de Nájera, durante una celada que le tendieron por el rumbo del Bosque del Centinela, en Zapopan, cuando el funcionario, que resultó ileso, se dirigía hacia su casa a descansar. Hubo varios detenidos y armamento asegurado.

El 6 de abril de 2015, la furia de los narcotraficantes hizo presa a elementos de la Fuerza Única de Jalisco que regresaban de Puerto Vallarta por la carretera Las Palmas-San Sebastián del Oeste, a bordo de cinco patrullas. En una curva, sicarios ubicados en lo alto de un cerro dispararon armas de grueso calibre y granadas de fragmentación en contra de los uniformados, con saldo de 15 policías muertos y cinco lesionados graves.

La crisis de seguridad se desbordó con el atentado del primero de mayo de ese año en contra de elementos del Ejército y la Policía Federal que habían iniciado la Operación Jalisco para detener a Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, líder del CJNG, que al parecer se ocultaba entre los municipios de Casimiro Castillo y Villa Purificación. Los sicarios derribaron un helicóptero militar provocando la muerte de nueve soldados y federales. El 6 de julio siguiente, Luis Carlos Nájera renunció como fiscal.

El sábado 20 de enero de 2018, el Comandante de la Policía Estatal, Rogelio Andrade Sánchez, quien colaboró con Nájera en diversas dependencias, fue atacado a balazos mientras desayunaba en un restaurante de Tlaquepaque. El funcionario sobrevivió, aunque estuvo grave durante varias semanas. Sus agresores también fueron identificados como miembros del Cártel Jalisco.

El hoy secretario del Trabajo estuvo fuera del país durante un tiempo y hace apenas tres meses se reincorporó con dicho cargo al gabinete de Aristóteles Sandoval, en sus últimos meses de gestión.

(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / LUIS CARLOS SÁINZ /LUNES, 28 MAYO, 2018 01:00 PM)

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