A pesar de que en el periodo comprendido
de 2004 a 2016 la lucha en contra de la evasión fiscal de la Secretaría de
Hacienda ha dado resultados –sufrió un decremento de 2.56 puntos porcentuales
con respecto del PIB nacional, refieren la ASF y el SAT–, sigue siendo uno de
los principales problemas para las finanzas públicas de México, indicaron
analistas consultados por SinEmbargo.
Hay dos temas centrales: el bajo nivel
de recaudación de los grandes contribuyentes y el “uso artificioso de la
política tributaria”, como dijo Iván Benumea, analista de Fundar, que hace que
los contribuyentes más acaudalados puedan aprovecharse “de los huecos del
sistema tributario” y prolongar o evitar el pago de sus deudas. Esta situación
de desequilibrio “significa que la Reforma Hacendaria no fue suficientemente
progresiva”.
Ciudad de México, 11 de
noviembre (SinEmbargo).–La evasión fiscal es uno de los principales problemas
que aquejan a las finanzas públicas de México, refieren analistas consultados
por este medio digital.
Hasta finales del año pasado,
este tipo de defraudación le costó al país el equivalente al 2.8 por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB) del país [483 mil 874 millones de pesos], de
acuerdo con datos de la Cuenta Pública de la Auditoria Superior de la
Federación (ASF). En ese entonces, por la vía de los impuestos el Gobierno
federal recaudó dos billones 407 mil 716.7 millones de pesos, que equivalen al
50.5 por ciento del total de los ingresos que obtuvo en ese año.
Hasta 2015, esta omisión
tributaria equivalió, como mínimo, al 3.16 por ciento del PIB, según la
información más reciente del Sistema de Administración Tributaria (SAT) de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Esto quiere decir que hace dos
años, al menos 574 mil 027 millones 260 mil pesos dejaron de entrar a las arcas
nacionales, monto que alcanza para saldar, en más de dos ocasiones, las deudas
contraídas por los ex gobernadores de Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León,
Quintana Roo, Sonora, Tamaulipas y Veracruz [273 mil 638 millones 300 mil
pesos, en conjunto].
“Las reformas han logrado
aumentar la recaudación en nuestro país pero, al final, algunos estudios
señalan que el aumento de la recaudación no es tanto producto sobre la
progresividad de nuestro sistema tributario –o sea, que quienes ganen más
paguen más impuestos–, sino porque el fenómeno del IEPS [Impuesto Especial
sobre Producción y Servicios] y el aumento de los precios de la gasolina
hicieron que el gobierno recaudara más impuestos […]. Eso significa que la
Reforma Hacendaria no fue suficientemente progresiva, sino que la recaudación
tributaria aumentó por una razón externa”, dijo a SinEmbargo Iván Benumea,
investigador de justicia fiscal de Fundar, Centro de Análisis e Investigación.
A pesar de que la tasa de
evasión fiscal entre 2004 y 2015 tuvo un retroceso de 20.46 puntos
porcentuales, de acuerdo con el estudio “Evasión del Impuesto al Valor Agregado
y del Impuesto Sobre la Renta” del SAT, realizado por la Universidad de las
Américas Puebla (UDLAP), la magnitud de las pérdidas ligadas a este tipo de defraudación
fiscal son aún considerables. Más si añadimos los montos por devoluciones y
condonaciones masivas de pagos de impuestos, multas, recargos, entre otros -que
según el SAT, son de las formas de evasión más utilizadas por los
defraudadores-.
Entre 2013 y 2016, el SAT
otorgó devoluciones por un billón 345 mil millones de pesos; y entre 2008 y
2016, condonó 593 mil 448 millones de pesos. La suma de estos dos montos [1.9
billones de pesos] se asemeja al costo de pagos de pensiones y jubilaciones del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para los próximos 70 años -más de
dos billones de pesos, de acuerdo con Mikel Arriola, director general del
IMSS-.
Quienes más se vieron
beneficiados por estas devoluciones y condonaciones fueron los grandes
contribuyentes. La situación se da en el marco de los denominados Paradise
Papers, una filtración de 13.4 millones de archivos que da cuenta del modo en
que los más ricos y poderosos del mundo -incluidos los de México-, utilizan
redes de cuentas en paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos.
José Antonio Meade Kuribreña, Secretario
de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y Osvaldo Santín, jefe del SAT. Foto:
Moisés Pablo, Cuartoscuro
Según el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés),
entre los presuntos defraudadores se encontrarían los mexicanos Ricardo Salinas
Pliego, principal accionista de Grupo Salinas; Carlos Slim, dueño de Grupo
Carso; Roberto González Barrera, fundador de Grupo Maseca; Enrique Coppel
Luken, ex presidente de Grupo Coppel; Marcial Maciel, fenecido sacerdote quien
fundó a la organización religiosa de los Legionarios de Cristo; Joaquín Gamboa
Pascoe, quien fuera líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y
uno de los pilares del Partido Revolucionario Institucional (PRI); entre otros.
“Se puede saber más o menos
cuánto dejan de pagar las clases más bajas, pero el problema principal es que
las personas ricas son quienes concentran la mayor de la riqueza en nuestro
país y tienen a su alcance abogados, estrategias fiscales, acceso a compañías
offshore que les ayudan a ocultar sus recursos y en ocasiones incurrir en
evasión de impuestos […]. Al final, es complicado saber cuánto de la riqueza
que poseen estos grandes contribuyentes no se reporta y a cuánto asciende”,
refirió Benumea.
“Este uso artificioso de la
política tributaria hace que en primer lugar los grandes contribuyentes se
beneficien porque tienen la posibilidad de explorar los huecos del sistema
tributario, y al final, prolongar el pago de sus deudas y también acceder a la
condonación de deudas”, explicó.
Según el especialista, “el 10
por ciento de las personas más ricas de este país, en lugar de pagar el 75 por
ciento de lo que deberían de pagar sobre sus ingresos, se estima que pagan el
11 por ciento únicamente”, situación que “nos da señales de que nuestras arcas
se están llenando de manera insuficiente por parte de los sectores que deberían
contribuir más”.
Hasta el momento, México se
ha comprometido a investigar los posibles casos de evasión fiscal que se
desprendieron del escándalo de los Paradise Papers, y de ser necesario,
atribuirá responsabilidades penales. Mientras tanto, no obstante que la
recaudación en México aumentó en un 10.1 por ciento de 2015 a 2016, las
defraudaciones tributarias y la baja capacidad de recaudación del Estado
coadyuvan a que “nuestro país aún se encuentre por debajo del promedio
latinoamericano en relación a la recaudación de ingresos tributarios como
proporción del PIB”, refiere Fundar en su informe “Privilegios Fiscales 2016″.
Según la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en México el 20 por ciento del
PIB lo compone la recaudación tributaria, mientras que su promedio
internacional es de 34 por ciento.
LA EVASIÓN FISCAL EN MÉXICO
En México hay dos tipos de
impuestos: los directos -como el Impuesto Sobre la Renta (ISR)-, que son
aquellos que deben de pagar las personas físicas o morales [impuestos al
ingreso, a la riqueza, al capital o al patrimonio personal] y los indirectos
-como el IEPS y el Impuesto al Valor Agregado (IVA)-, que son aquellos que
recaen sobre los gastos de producción y consumo; es decir, son los gravámenes
que pagamos al consumir algo, ya sea en un restaurante, una tienda, o con
cualquier intercambio de bienes y servicios.
La evasión fiscal, por otro
lado, es “toda acción u omisión parcial o total, tendiente a eludir, reducir o
retardar el cumplimiento de la obligación tributaria”, explica el SAT. Este
ilícito tiene varios esquemas de defraudación, entre los que destacan la
erosión de la base del ISR [operaciones inexistentes con facturas falsas]; el
uso de subcontratación para evadir el pago del ISR y del IVA; el uso de
sociedades de Inversión de Bienes Raíces -las llamadas “Sibras”- para evitar el
pago del ISR; la creación de dividendos y accionistas apócrifos; la no
expedición de comprobantes fiscales digitales; devoluciones y compensaciones
hacia los contribuyentes; y fraudes electrónicos de diversa índole.
De acuerdo con los resultados
del estudio del SAT y de la UDLAP, que analizó cerca del 80 por ciento del
total de ingresos tributarios que se obtuvieron en el país entre 2004 y 2015,
las tasas de evasión fiscal más altas están ligadas a aquellos ingresos no
declarados por arrendamiento o rentas [76.22]; la falta de pago de ISR por
personas físicas con actividad empresarial [68 por ciento]; personas morales o
empresas que no pagan el ISR [30 por ciento]; la falta del pago del IVA en
general [19.43 por ciento]; y la evasión al momento de declarar ingresos por salario
de las personas físicas [13.43 por ciento].
“La evasión fiscal es grave
[en México], toda vez que la base de contribuyentes está muy sectoriada o muy
específica hacia los asalariados y las empresas. Entonces de ahí que hay una
economía informal, y aunque han habido avances, no se ha logrado del todo
incorporar a la economía informal al esquema del pago de impuestos”, dijo a
SinEmbargo el maestro Roberto Colín Mosqueda, miembro de la comisión fiscal del
Colegio de Contadores Públicos de México (CCPM). Por eso, “el gran desafío que
tiene la autoridad es incorporar a la economía informal [para] incrementar la
base de contribuyentes”, señaló.
En esos últimos años, entre
las personas morales y los empresarios que no pagaron el ISR, generaron un daño
económico acumulado de 2.9 billones de pesos. Monto que supera el total de
evasiones de IVA durante el periodo [2.4 billones de pesos] y las
defraudaciones por falta de declaración de ingresos salariales y de
arrendamientos [1.8 billones en conjunto].
Sin embargo, señala el
estudio, “en casos como el de México se ha avanzado en el tema de las reformas
orientadas al establecimiento de mecanismos que contribuyan a la disminución en
la evasión fiscal”. Sus resultados arrojan que la tendencia de evasión del ISR
y el IVA con respecto al PIB fue a la baja: mientras en 2004 era del 5.36 por
ciento, en 2015 fue de 3.16 por ciento. Para 2016, este porcentaje fue menor:
2.8 según la ASF.
Comparativamente, la evasión
por la vía del ISR es más amplia que la del IVA. Mientras que para 2015 las
defraudaciones relacionadas con el ISR significaron una pérdida del 2.04 por
ciento del PIB, las del IVA ascendieron a 1.12 por ciento. Empero, en once
años, la defraudación fiscal por ISR se redujo en 1.55 puntos porcentuales y la
del IVA en 0.65 puntos. Hasta hace dos años, las evasiones -en conjunto- le
costaban al país una cuarta parte [23 por ciento] de sus recaudaciones [574 mil
millones de 1.9 billones de pesos].
Avance en el combate a la evasión de
impuestos, insuficiente. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro
El IVA se paga más que el ISR
ya que, cuando una actividad “detona el pago de IVA”, por lo general se recauda
de manera directa, aclaró Colín Mosqueda. “Y como las empresas tienen la
obligación de trasladarlo, recaudarlo y entregarlo, es [una estrategia] más
efectiva para la autoridad”. En cuanto al ISR, “se presta un poco más a la
manipulación […] porque hay contribuyentes que caen en el delito de
defraudación fiscal a través de errores, omisiones y engaños -que son delitos calificados
con pena de cárcel y económica-”, indicó el especialista.
Tanto para Benumea como para
Colín, el SAT sí ha tenido grandes avances en la forma y los métodos de
fiscalización debido a la gran inversión en tecnología -facturación,
contabilidad y auditorías electrónicas-, misma que ha logrado aumentar los
niveles de recaudación en los últimos años.
Entre 2015 y 2016, los datos
de la ASF y de la UDLAP indican que el monto de evasión fiscal tuvo un
retroceso de 28.97 por ciento [al pasar de 574 a 407.7 mil millones de pesos].
Dicha reducción supone un monto de 166.3 mil millones de pesos, con los que
casi podría cubrirse el costo total del daño económico generado por el sismo de
7.1 grados del pasado 19 de septiembre, que según una estimación del Servicio
Geológico de Estados Unidos, equivale cuando mucho al 1 por ciento del PIB
[190.3 mil millones de pesos].
Pese a la reducción
mencionada, hasta el año pasado este ilícito continuaba comiéndose una sexta
parte del total de recaudaciones impositivas no petroleras [407.7 mil millones
de 2.4 billones de pesos].
“Dificilmente es atractivo el
pago de impuestos […], sobre todo con los altos niveles de corrupción que
existen en el país”, dijo Benumea de Fundar. Sin embargo, en el caso de los
grandes contribuyentes, “esto no necesariamente se replica”, porque para ellos,
“lo importante es generar más ganancias […] y tener más recursos disponibles
para invertirlos en otros proyectos y aumentar su riqueza”, comentó.
Debido a que se trata de un
problema de alcances internacionales, los analistas en materia fiscal señalaron
que no necesariamente se trata de reducir las tasas impositivas para estimular
la inversión -como en el caso de la propuesta de reducción del ISR-, sino de
equilibrar la balanza y contar con diagnósticos sobre la magnitud del problema.
Además, es necesario un pacto nacional y trasnacional para generar políticas
tributarias que nos beneficien a todos. Y en el caso específico de México, el
tema de los impuestos siempre debe de ir ligado al gasto y a la rendición de
cuentas, explicaron.
LAS DEVOLUCIONES
Las personas físicas y
morales [empresas] están sujetas a acceder a deducciones fiscales. En el caso
de las personas físicas [trabajadores y asalariados], pueden deducir la compra
de y contratación de ciertos productos y servicios acreditados por facturas legítimas.
Esto siempre y cuando el monto total de las deducciones personales -excepto
gastos médicos por incapacidad y discapacidad, donativos y estímulos fiscales-
no exceda los 133 mil 225.20 pesos al año, o bien, el 15 por ciento del total
de los ingresos personales, refiere el SAT.
En el caso de las personas
morales, la Ley del Impuesto Sobre la Renta establece hasta diez rubros
deducibles: devoluciones, rebajas o bonificaciones que la empresa haga a sus
clientes; costos de producción; gastos de operación que cumplan con ciertos
requisitos fiscales; inversiones; créditos; cuotas laborales pagadas al IMSS;
intereses devengados; ajustes anuales por inflación; anticipos y rendimientos
erogados por sociedades cooperativas de producción y por asociaciones civiles;
y aportaciones para fondos de pensiones o jubilaciones del personal de la
empresa.
De acuerdo con la ASF, entre
2013 y 2016 el SAT otorgó 1.3 billones de pesos relativos al pago de ISR e IVA.
De esta cantidad, 994 mil 712 millones de pesos [el 74 por ciento] fueron en
beneficio de los grandes contribuyentes -bancos; casas de bolsa; sociedades
integradas e integradores; personas morales con ingresos acumulables
declarados, para efectos del ISR, superiores a un mil 250 millones de pesos;
entre otros-.
Tan sólo en 2016, el SAT
devolvió 257 mil 674 millones de pesos que beneficiaron a dos mil 018 grandes
contribuyentes -sobre todo de industrias como la automotriz, de refinación de
metales y las maquiladoras-. Sin embargo, señala su informe de resultados de la
fiscalización de la Cuenta Pública 2016, sólo 15 grandes contribuyentes
concentraron 104 mil 263 millones [el 40.5 por ciento].
Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego,
relacionados con cuentas en paraisos fiscales reveladas en los Paradise Papers.
Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro
LAS CONDONACIONES
Entre 2008 y 2016, de acuerdo
con datos del SAT, el Gobierno federal no cobró 593 mil 448 millones de pesos
como parte de sus condonaciones masivas a personas físicas y morales. Esta
cantidad equivalente, por ejemplo, a todo el gasto ejercido en educación en
México durante 2015.
Otra vez, los grandes
contribuyentes salieron ganando. De acuerdo con la ASF, durante el ejercicio
del programa de condonación masiva de 2013 “Ponte al Corriente”, un total de 41
mil 399 personas morales [empresas] dejaron de pagar 159 mil 620.43 millones de
pesos. Sin embargo, en ese entonces sólo 36 compañías se vieron beneficiadas
con el 50.2 por ciento de las condonaciones -dejaron de pagar 80 mil 161.06
millones de pesos-. El monto de condonaciones de esas 36 empresas, equivale a
todo el presupuesto ejercido por la Secretaría de Gobernación durante 2015.
Lo mismo sucedió con el
programa 2015-2016. La propia información del SAT indica que los mayores
beneficios fueron para un conjunto reducido de contribuyentes. En ese periodo,
mil 383 personas morales recibieron la condonación de adeudos por un monto
total de 4 mil 400.69 millones de pesos. Sólo 10 personas morales [empresas]
–un 1 por ciento de los contribuyentes que recibieron una condonación– dejaron
de adeudar lo que representa más del 85 por ciento del monto total de
condonaciones para el periodo de julio de 2015 a julio de 2016 [3 mil 616.80
millones de pesos]. Cinco de esos 10 contribuyentes, estaban relacionados con
la Corporación GEO, la empresa de construcción y de desarrollo de vivienda
social.
En el caso de las personas
físicas, en el último año, el 10 por ciento de ellas [47 de 474 contribuyentes]
dejó de adeudar el 69 por ciento del monto total condonado [21.8 de 31.7
millones de pesos]. Y el 2 por ciento del total [10 de 474 personas] acumularon
el 32 por ciento de los montos condonados.
La ASF, en su informe sobre
la Cuenta Pública 2016, refiere que muchos créditos fiscales y deudas
tributarias impugnadas por los contribuyentes, al final, no son recuperadas por
el SAT. De 7 mil 700 millones de pesos que el organismo de la Secretaría de
Hacienda debió de haber recibido en 2016 por esta vía, solamente pudo recuperar
el 2.2 por ciento.
Esta situación tiene lugar
porque los grandes contribuyentes -sobre todo las empresas-, en muchos casos,
establecen estrategias con la intención de disminuir sus operaciones
comerciales y trasladan sus ganancias a otras compañías mientras se encuentran
en proceso de litigio con las autoridades tributarias.
“Al final, cuando el SAT gana
los casos, esas empresas que pierden ya no tienen recursos y se declaran
insolventes. Y se les perdona su deuda y se les cancela porque ya no hay forma
de recuperar lo que se debía”, refirió Benumea de Fundar.
(SIN EMBARGO/ EFRÉN FLORES/ NOVIEMBRE 11, 2017, 12:05
AM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario