La crisis que vive Jared
Kushner por los contactos que tuvo con diplomáticos y emisarios del Gobierno
ruso durante la campaña presidencial en Estados Unidos, es la misma crisis que
vive Luis Videgaray. El yerno del Presidente Donald Trump, su consejero desde
la campaña de 2016, está bajo fuego luego que su cuñado divulgara los correos
electrónicos que muestran la planeación de una reunión con una abogada rusa que
ofrecía información de su gobierno contra Hillary Clinton, por posibles
violaciones a la ley electoral y de conspiración. La crisis la resumió el
Senador demócrata Chris Murphy, en una entrevista con la televisora MSNBC: “Si
este fuera un mundo político normal, Jared Kushner estaría sin trabajo esta
noche”. Si eso llegara a suceder, Videgaray será un daño colateral.
El esposo de Ivanka Trump
está en medio del peor torbellino desde que comenzó la turbulenta Presidencia
de su suegro. Un análisis en la edición digital de la revista Vanity Fair,
señala que dado su amplio papel durante la campaña y la Presidencia de Trump,
la investigación en su contra continúa expendiéndose. La cadena de periódicos
McClatchy informó que el Departamento de Justicia y los comités de Inteligencia
del Senado y la Cámara de Diputados, también investigan si el equipo digital de
la campaña de Trump, encabezado por Kushner, jugó un “papel como conducto o
atajo de Moscú para influir en las operaciones en las elecciones”.
En una crónica analítica en
The New York Times, se añadió que el escrutinio sobre Kushner se centra en qué
tanto le dijo a Trump sobre la naturaleza de su reunión con la abogada rusa. El
Times agregó que si minimizó lo platicado u omitió detalles significativos,
“permitió a su suegro.., al Vicepresidente de Estados Unidos y a muchos otros
voceros, salir y repetir día tras día la mentira que nadie en la operación de
Trump se había reunido con funcionarios u operadores del Gobierno ruso”. El
fuego le está subiendo tan rápido a Kushner, que la revista New York ventiló
las versiones que podría renunciar.
La desgracia de Kushner sería
la desgracia de Videgaray, a quien en la primavera de 2016, un banquero que lo
visitaba regularmente cuando era Secretario de Hacienda, ofreció acercarlo con
el candidato Trump. Videgaray lo consultó con el Presidente Enrique Peña Nieto,
quien le autorizó iniciar los contactos. Un empresario conocido de Francisco
Guzmán, jefe de la Oficina de la Presidencia, que tenía relación con Kushner,
terminó de concretar el primer encuentro, en verano en un hotel en Nueva York,
donde se reunión secretamente con Kushner e Ivanka Trump, y se planteó la
posibilidad de la visita de Trump a México durante la campaña presidencial,
discutida en el equipo del candidato en agosto.
El 30 de ese mes, se dio la
visita relámpago de Trump a Los Pinos, que causó la crisis política más
profunda del sexenio, al partirse el Gabinete por la invitación. Peña Nieto
mantuvo su apoyo a Videgaray, que sólo cambió días después cuando por
sugerencia de funcionarios de la Casa Blanca, lo orilló a renunciar. Peña Nieto
pensaba haber salvado un enfrentamiento con el Presidente Barack Obama y con
quien pensaba que ganaría la elección, Hillary Clinton. Tan pronto como ganó
Trump, Peña Nieto reactivó a Videgaray, quien viajó a Nueva York en noviembre
para otra reunión con Kushner, y establecer las bases de la relación bilateral.
Ya como Secretario de
Relaciones Exteriores, Videgaray preparó con Kushner la visita de Peña Nieto a
Washington para hablar con Trump, que se frustró por las imprudencias del jefe
de la Casa Blanca. El ánimo guerrero de Trump se apaciguó por la intermediación
de Kushner, quien llevó a Videgaray a hablar con él en la Oficina Oval en los
primeros días de la administración. Se volvieron a colocar ruedas a la relación
bilateral, que tomó un curso de normalidad y contribuyó a la tranquilidad de
los mercados internacionales. Kushner se convirtió en el enlace del Gobierno de
Estados Unidos con México, y Videgaray en el mismo papel de su gobierno.
Los dos han armado el
andamiaje de la relación y preparado la renegociación del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, que fue el principal tema en su reunión el
martes pasado en la Casa Blanca, cuando el escándalo ruso aumentaba su
velocidad. Esa polémica se intensificó desde entonces. El martes, los
señalamientos contra Kushner eran por la sospecha que él era el filtrador de
los comprometedores correos electrónicos de Donald Trump Jr. Hoy, el coliseo
washingtoniano está gritando que lo degraden y, de preferencia, que lo
destituyan. Trump no ha dado señales de estar fastidiado de su yerno, como
sugiere la revista New York que ya sucede en su entorno. La realidad, sin
embargo, es que Kushner está dejando de ser un activo para convertirse en un
lastre, y nadie sabe si saldrá fortalecido de este episodio, o se retire antes
de que lo destruyan.
Videgaray es un daño
colateral de lo que le suceda. Depende de él para agilizar y dinamizar la
relación bilateral y la renegociación comercial. Sin Kushner, las cosas podrían
salir, pero podrían no, o sufrir bloqueos, porque se quedaría sin la persona con
derecho de picaporte en la Oficina Oval que le resuelve en forma expedita las
cosas. Videgaray necesita triunfar en este campo, que lo es prácticamente todo,
que le permitiría ser interlocutor en la decisión sobre la candidatura
presidencial en 2018, y allanar el camino para una vida transexenal. El
problema es que la sobrevivencia de Kushner, no depende de él.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/
RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 14/07/2017 | 01:00 AM)
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