domingo, 7 de febrero de 2016

LA CHIPILONA


Naamu es un cachorro de siete años, nacido en cautiverio y entrenado para bailar, saludar, hacer piruetas, jugar y hasta ‘cantar’. Ulises es mayor, tiene 18 años y una agilidad y fuerza sorprendentes para emerger del agua y girar en el aire. Son los lobos marinos del delfinario de Guaymas, acaso el único delfinario del mundo que… no tiene delfines.

Este par de animalitos Naamu y Ulises fue casi lo único que logró salvarse del huracán Memo que azotó Sonora durante los pasados seis años. El delfinario se encuentra desolado, el estanque de los delfines vacío.

Fue una obra construida en el gobierno de Eduardo Bours con el objetivo de ofrecer terapias a niños autistas y con otros problemas sicomotores. Los delfines también hacían exhibiciones de sus destrezas, en espectáculos por los que se cobraba la asistencia a fin de recuperar una cuota de mantenimiento.

Por razones que sería largo recordar aquí, los delfines ya no están y por lo tanto, tampoco las delfinoterapias. Sólo andan por ahí Ulises y Naamu, que ayer salieron a dar su show, pero antes, este último se acercó a decirle algo al oído a la gobernadora Claudia Pavlovich. Quizás a darle las gracias por el anuncio que recién había hecho, en el sentido de que el delfinario volverá a ser lo que era.

O al menos eso comentaron algunos de los asistentes que vieron esa escena ayer, cuando acompañada del titular de Semarnat, Rafael Pacchiano, se anunció una inversión de 80 millones de pesos para rehabilitar esas instalaciones y volver a ofrecer las delfinoterapias, pues la dependencia federal traerá a Sonora cinco ejemplares que permanecen a su resguardo.

Fue un momento feliz, cuando Naamu saludó de besito a la gobernadora, que se dejó querer. Pero el cachorro no es el único que la chipilea, como veremos más adelante.

II

Apenas el miércoles por la tarde, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y la procuradora General de la República, Arely Gómez estuvieron en Ciudad Obregón. Con ellos, el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, y de Marina, almirante Francisco Vidal Soberón Sanz, así como el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, y el secretario general del Cisen, Miguel Robles Bárcena.

Claudia Pavlovich fue la anfitriona de este encuentro en el que participaron también los gobernadores de baja California, Baja California Sur, Chihuahua y Sinaloa. El tema: la seguridad.

Doce horas después, en Guaymas, la gobernadora reunió al secretario de Semarnat, Rafael Pacchiano; al director nacional de Conagua, Roberto Ramírez de la Parra y el director nacional de la Comisión Nacional Forestal, Jorge Recala Pérez.

Al mismo tiempo, en Bacanuchi, el subsecretario de Semarnat, Rodolfo Lacy Tamayo en su calidad de presidente del Fideicomiso Río Sonora inauguraba la primera planta potabilizadora de agua para abastecer esa población, donde inició el derrame tóxico en agosto de 2014 y anunció que antes de concluir este año, estarán operando 28 plantas similares en todos los pueblos del Río Sonora.

Si había alguna duda de que el gobierno federal estaba chipileando mucho a la gobernadora de Sonora, ayer se despejó. La relación entre el gobierno del estado y el federal marcha, como desde hace mucho no se veía, sobre ruedas y, como algún colega comentó, todavía falta la visita del presidente de la República, agendada para dentro de unos días.

III

Si Lacy Tamayo estuvo en Bacanuchi tomando agua potabilizada, los otros funcionarios federales no vinieron de paseo. El director general de Conagua condonó más de 66  millones de pesos a 125 granjas porcícolas que cumplieron con el tratamiento de más de 18 mil metros cúbicos diarios de aguas negras y entregó certificados de Prosanear, un programa para fomentar el tratamiento de aguas residuales y evitar la contaminación de las fuentes de abastecimiento.

También entregó 26 títulos de concesión para el aprovechamiento de 8 millones de metros cúbicos anuales de aguas nacionales para usos agrícola, pecuario y público urbano, anunciando además una inversión de 600 millones de pesos este año en obras y acciones hidráulicas.

El titular de Conafor entregó seis camionetas y un camión cisterna para el combate a incendios forestales.

Y el titular de Semarnat, además de participar en la liberación de 15 ejemplares de totoaba, una especie que se encuentra en peligro de extinción, anunció que cinco delfines que actualmente permanecen bajo resguardo de la dependencia, serán traídos al delfinario de Guaymas, donde además se invertirán 80 millones de pesos para su rehabilitación y remozamiento.

En una primera etapa serán invertidos 40 millones de pesos en los estanques de delfines y el de los lobos marinos, de un monto total de 80, 50 de los cuales serán aportados por el Grupo México.

IV

Hay un antes y un después. No son pocos los que reaccionan extrañados, pero es natural.

Los últimos tres años del sexenio pasado, el gobernador Guillermo Padrés se los pasó a salto de mata, entrenamiento que le resultó muy efectivo, pues en estos días nadie sabe dónde anda, se ha vuelto ojo de hormiga y la última noticia que se tuvo de él fue porque se acercó al poder judicial federal para solicitar cinco amparos en un solo día, para conocer los diversos expedientes que pesan en su contra.

Realmente en esos tres años la agenda gubernamental fue muy pobre en acciones, obras y programas y muy rica en conflictos. Las apariciones del gobernador, esporádicas y fugaces, eran más bien para capear el temporal de la crítica, cuando no para intentar explicar los casos de enriquecimiento inexplicable, particularmente el suyo, el de sus hermanos, primos, cuñados y amigos más cercanos dentro y fuera del gabinete.

Podían pasar días, semanas, sin que el gobernador apareciera públicamente y eso todo mundo lo recuerda.

Por eso a algunos les extraña si hoy los medios de comunicación reportamos una actividad inusual por parte de la nueva titular del poder Ejecutivo; quizá se nos había olvidado para qué servía un gobernador; quizá nos malacostumbraron a pensar que la agenda pública se articulaba a partir de los escándalos: ya una presa ilegal, ya los ranchos de súper lujo, ya las caballerizas con albercas, aire acondicionado y salas de maternidad; ya las cuentas mochas, las tarascadas impresionantes al presupuesto y hasta la venta de niños.

Pero hay que reconocer que la agenda pública hoy se mueve en carriles diferentes. En uno de ellos, marcha el ajuste de cuentas con el pasado: el encarcelamiento de ex funcionarios que depredaron el presupuesto, la investigación de delitos y la aplicación de la ley, tareas en las que se encuentran inmersos las procuradurías estatal y federal; el SAT, la SHCP y la Fiscalía Especial Anticorrupción.

Por el otro caminan las tareas de reconstrucción del estado. El levantamiento del tiradero que dejaron los que se fueron; el ejercicio de la política como vía para el consenso con los alcaldes del estado, por ejemplo; con legisladores estatales y federales; el cabildeo con los secretarios de Estado y con el propio presidente de la República para conseguir los recursos y los apoyos que ayuden en esas tareas.

Porque también a eso nos habíamos desacostumbrado. Los primeros tres años de Padrés, cuando contaba con la incondicionalidad de su amigo (hoy también ex amigo) Felipe Calderón en la presidencia de la República, los aprovechó no para atraer inversiones, generar empleos, fortalecer la seguridad o apuntalar los sectores educativo y de salud y en general, para hacer crecer a Sonora.

Al contrario, los principales indicadores económicos se desplomaron y entre la ‘transformación educativa’ y el galope del doctor Bernardo Campillo, lo único que creció fueron las cuentas bancarias de los allegados al gobernador.

Y la segunda mitad del sexenio padrecista fue peor, pues ya sin el apoyo de su amigo Calderón, y confrontado con un presidente al que le dio infierno siendo candidato, las cosas no tendrían por qué mejorar. Las consecuencias de ello ya las conocemos.

Al menos en el arranque del actual gobierno, las cosas han cambiado diametralmente. No hay semana en que no se anuncien nuevas obras, nuevas inversiones, nuevos proyectos. Eso, sin ánimo de fanfarrias, es de reconocerse.

Claro, habrá a quien le duela que esto suceda. Y son muy fácilmente identificables, porque pasan su triste vida lamiendo las heridas de la derrota electoral y buscando culpables entre sus iguales. O entre la zozobra de los amparos y el diseño de las rutas de escape.

O pintando en la pared de la cárcel una rayita cada 24 horas. O troleando, que es lo único que les queda…

También nos puedes seguir en Twitter @Chaposoto


(DOSSIER POLITICO/ Arturo Soto Munguía/ 2016-02-05)

No hay comentarios:

Publicar un comentario