jueves, 20 de marzo de 2014

EL DÍA QUE ABURTO PLATICÓ CON "EL CHAPO" GUZMÁN


México, DF.- Fue una plática rápida, acaso no completó el minuto, de celda a celda, con el apuro natural de las prisiones, de desconocido a desconocido, bajo el único vínculo de la desgracia. Además, predominó la brevedad a la que es proclive Mario Aburto Martínez, el asesino confeso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien fuera candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República en 1994. 

El otro interlocutor era Joaquín “El Chapo” Guzmán. ¿Qué relación había entre ellos? Ninguna. Ni siquiera se conocían. Pese a un cúmulo de versiones de fuentes periodísticas, declaraciones ministeriales e interrogatorios, que de 1994 a 2000 sostuvo que el narcotráfico pudo ser el gran móvil para matar al candidato, ninguno de los tres fiscales a cargo del caso lograron resultados bajo esa línea de investigación.

En el Informe de la Subprocuraduría Especial para el Caso Colosio hay cuatro versiones que indican la posibilidad de un vínculo entre narcotraficantes y miembros del equipo de campaña de Luis Donaldo Colosio. Hay otras tres que aluden a que la campaña se financió con fondos de esa actividad ilícita (aquí es donde aparece el nombre de Joaquín Guzmán Loera, como simpatizante de Colosio y proveedor de la campaña). Nueve versiones sugieren que por muchas razones, los cárteles pudieron haber ordenado el asesinato. Seis versiones llevan a la frase consabida: ajuste de cuentas. Ello porque para los cárteles, el escenario de Colosio en la Presidencia no les auguraba buen destino o porque ya habían resultado afectados por “algo”. Tres versiones indican que Aburto Martínez pudo haber estado relacionado con el trasiego de droga.

“El Chapo” Guzmán fue llamado a cuentas dos veces sobre el crimen y las dos veces respondió que él no sabía nada de esa muerte porque el 23 de marzo de 1994 ya se encontraba preso. Tras el deslinde de la muerte del candidato, no se quedó callado. Dijo algo que el escribiente de la Fiscalía reprodujo así: “Estando en el Cefereso de Almoloya de Juárez, en un cuarto cercano al de Mario Aburto Martínez, éste mencionaba que él no había sido quien atentó contra el licenciado Luis Donaldo Colosio, sino Jorge Sánchez Ortega”.

Las Fiscalía para el Caso Colosio descartó por completo el señalamiento de Joaquín Guzmán Loera, de acuerdo con la exposición de la línea “Existencia o no de un segundo disparador”, contenida en el tomo III del Informe de la Investigación del homicidio, editada por la Subprocuraduría Especial, en el capítulo “Posibles cómplices y encubridores”.

‘Chapo’ financiaría campaña

El periódico estadounidense “The Dallas Morning News” publicó el 7 de agosto de 1999 un artículo firmado por Tracey Eaton en el que refería un reporte del Centro de Inteligencia de El Paso, dependiente de la DEA, así como del FBI.

El reporte sostenía que Joaquín Guzmán Loera había ayudado a financiar la campaña presidencial y que uno de los socios del traficante planeaba contribuir con 3.5 millones de dólares. Más aún, el documento indicó que “El Chapo” buscó al candidato presidencial porque consideraba que era “el puntero”.

El 25 de enero de 2000, las autoridades de Estados Unidos informaron a la autoridad mexicana que según una fuente confidencial, una persona, de quien omitieron el nombre, había declarado que el dinero de Guzmán Loera fue utilizado para cubrir los gastos de la campaña de Luis Donaldo Colosio, a través de una persona que había ostentado la dirección del aeropuerto de Tijuana.

Relataron también que se había organizado una reunión de alto nivel en esa ciudad antes del asesinato de Luis Donaldo Colosio para acordar la forma de dirigir fondos de un socio de la campaña.

Y cuando se le llamó a cuentas, Joaquín “El Chapo” Guzmán manifestó que no poseía ninguna pista sobre el crimen de Luis Donaldo Colosio Murrieta. Lo que sí transmitió es que Aburto le dijo que él no había matado al licenciado Colosio, que había sido Jorge Sánchez Ortega.

Presiones políticas

Los psicólogos contratados para el caso Colosio, dudaron de la autenticidad de la autoría y calificaron sus textos como “lejanos a las reglas de la literatura”. Pero a la vez, esos mismos analistas de la conducta reconocieron la insistencia del interno a decir que es inocente.

“A través de sus fábulas, Mario Aburto indica que recibió presiones de infinidad de gentes de diferentes estatus sociales: presidentes, congresistas, legisladores de diferentes partidos (…) gobernantes del Estado”, se indica en los documentos de los psicólogos contenidos en el Informe de la Investigación del homicidio del licenciado Luis Donaldo Colosio Murrieta, El Autor Material, elaborado por la Subprocuraduría Especial para el Caso Colosio.

Si se toma en cuenta la opinión del tallerista y que cada cuadro y dibujo que hizo entre 1994 y el 2000, tiene palabras escritas detrás o en un margen, lo que al interno le interesaba, en realidad, era la escritura.

En 1997, el responsable de la clase de Pintura, indicó que el interno no hacía los dibujos frente a los demás compañeros por temor a equivocarse, pues no aceptaba nada que pudiera ridiculizarlo. En la selección de colores, no usaba el negro porque para él significaba depresión. También prescindía del rojo que era agresión. Sólo usaba colores pastel.

Aunque, según el informe, la pintura ha estado en sus preferencias para ocuparse, Mario Aburto tuvo uno de esos enojos que a través de estas dos décadas se le han atribuido en los perfiles psicológicos dados a conocer por la PGR. 

Presentó sus trabajos en una exposición, pero dado que no le compraron, se molestó y expresó que jamás volvería a participar. Una de las cosas que dijo es que le parecía morboso exponer su obra.
Las fabulas de Mario Aburto

(Texto íntegro respetando ortografía y sintaxis del autor)

El topo, la vibora y el zopilote

Una vibora a un zopilote llamo estaba coludidos para una mala acción. El sopilote es famoso por su trabajo sucio y la vibora por su astucia. Pues queria comerse al topo en un abrir y serrar de ojos. Se decian que el topo no veia mas alla de sus narices, por eso tonto era, pero el topo siempre estudiaba en lo obscuro de una cueva. Para justificarse ante los demas al topo se le acuso de matar al buen elefante de una mordida que le dio, pero la vibora y el zapilote Fue quien lo mato. Se in ventaron pruevas contra el topo, los demas se dieron cuenta y en la inocencia del topo se creyo, pero como el zopilote y la vibora eran los mas poderosos mejor encerrado dejaron al topo para ocultar su mala acción. 

PINTURAS Y PALABRAS

Escrito que aparece al reverso de la pintura

Núm. 1 (Paisaje) elaborado por Mario Aburto

Empece a tratar de pintar para recordar como es un cerro, el campo, los arboles, los animalitos, el agua, las plantas, las piedras; el cielo, las nuves, el sol, y todo cuanto hay en la vida; esto por que en las condiciones en que se me tiene esta probocando que me olvide de muchas cosas.

Con los pocos medios a mi alcanse trate de imaginar me ésta esena campirana, añorando volver a ver lo que ahora se me tiene proivido por la corrupción imperante. Una vez alguien dijo: “¿En que país no se ha visto a personas buenas víctimas de los malvados?”. Pues ahora que me han acusado de un delito que nunca cometi y me agarraron de chivo expiatorio...

ABURTO EN SUS FÁBULAS

Cuando conversa, Aburto Martínez es un hombre proclive a los monosílabos o al silencio. Pero en la palabra sobre papel, sí ha sido generoso: ha escrito incluso detrás de sus dibujos o pinturas, casi siempre sobre historias de desventura y justicia. Para elaborar su perfil psicológico, los especialistas se basaron más en su escritura que en su palabra dicha. Pero ya fuera en la breve conversación -como la que mantuvo con “El Chapo”- como en la escritura, el mensaje de Mario Aburto Martínez ha sido uno: “Yo no le disparé al licenciado Colosio”.
Entre 1994 y 2000, Mario Aburto, asesino confeso, escribió 12 fábulas y decenas de cuentos cuya estructura y contenido fueron analizados para los fines de la investigación criminalística de su caso. El chivo, el búho, la tortuga, el gusano, el cerdo y la víbora son algunos de los protagonistas de sus relatos. Los juicios y la injusticias son las circunstancias. La libertad –siempre una justicia divina que llega a poner orden y brindar libertad- es la moraleja.

(ZOCALO /  Sin Embargo /20/03/2014 - 04:05 AM)

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