miércoles, 26 de febrero de 2014

UNA CONFUSIÓN QUE LO ENCUMBRA



Dicen que a partir del asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993, Joaquín “El Chapo” Guzmán pasó de ser un narcotraficante de bajo perfil, al hombre más buscado del mundo.

La muerte del entonces Obispo de Guadalajara generó dos hipótesis, que autoridades federales difundieron en su momento. La primera, que falleció a consecuencia del fuego cruzado entre bandas de la delincuencia organizada y la segunda, que sicarios del Cártel de Tijuana lo confundieron con Joaquín Guzmán Loera.

Pero a la fecha no hay nada comprobado. Lo que hay son versiones oficiales, hipótesis y rumores.

El Cardenal y Obispo de Guadalajara recibió 14 tiros a las 15:45 horas en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional “Miguel Hidalgo”, a bordo de un Grand Marquis, cuando iba a recoger a Girolamo Prigione, representante de El Vaticano en México. Fueron tiros directos. En el tiroteo murió también su chofer y cinco personas más, testigos directos de los hechos.

A metros de distancia, en el mismo estacionamiento del Aeropuerto, se habían apostado desde temprana hora varias camionetas con armas de grueso calibre y chalecos con los emblemas de la Procuraduría General de la República y del Ejército.

Después de la ejecución, desaparecieron de la terminal aérea agentes de la Policía Judicial Federal y guardias privados.

El ex Procurador General de la República, Jorge Carpizo Mac Gregor argumentó que pistoleros de los Arellano lo habían confundido con “El Chapo” Guzmán, porque sus vehículos eran del mismo modelo y color. Guzmán, quien no estaba muy lejos de allí, repelió el ataque y escapó.

De hecho, semanas después fue detenido, en junio de 1993. En un cable confidencial solicitado en 2008 por el diario The Houston Chronicle a la Oficina Federal de Investigaciones, a través de la Ley de Libertad de Información y fechado en octubre de 1993 reveló que “El Chapo” buscaba en esos tiempos en que mataron al Cardenal, viajar a Centroamérica para una amplia operación de tráfico de drogas. Finalmente fue detenido en Guatemala y trasladado a México, al Penal de Puente Grande, de donde escapó en 2001.

La manipulación del Caso Posadas, según el sitio Sinembargo.MX, fue denunciada por Mario Ruiz Massieu, Subprocurador General de la República durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, quien envió una carta a Carpizo McGregor, en la que señalaba que las amomalías de la investigación.

“Es obvio que no hubo confusión y que el narcotraficante Guzmán no circularía en un auto normal, sin blindaje, como el del Cardenal. La única evidencia que había, porque la ‘sembraste’ en la investigación sobre el caso, fue de que alguien declaró que la esposa de ‘El Chapo’ Guzmán había tenido un auto igual, que le habían comprado dos años antes”, documenta.

Pasaron cerca de cuatro horas para que las siete víctimas, incluido el Cardenal, fueran levantados. En este tiempo también estuvo cerrado el Aeropuerto Internacional “Miguel Hidalgo”; solamente pudo salir un vuelo con destino a Tijuana en el que huyeron los pistoleros y uno de los hermanos Arellano Félix.

La Procuraduría General de la República no pudo explicar por qué nadie trató de detenerlos.

En 1996 difundieron testimonios de dos sicarios y ex militares, Álvaro Osorio y Édgar Mariscal, que fueron presentados como homicidas confesos. Coincidieron en que recibieron órdenes de matar al “Chapo” Guzmán, que llegaría vestido de negro en un vehículo similar al que viajaba el Cardenal, un Grand Marquis color blanco.

En junio de 1999, Marco Enrique Torres García, ex militar que supuestamente participó en los hechos, declaró que el asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo fue producto de un plan orquestado por destacados políticos, entre los que se mencionan a altos funcionarios, quienes pretendían recuperar documentos que una mujer había entregado al Cardenal que demostraban la relación de ese grupo con diversos cárteles de la droga.


A casi 21 años de lo sucedido nada se ha demostrado ni el caso se ha cerrado. Lo único es que las autoridades federales siguen aferradas a que su muerte fue “accidental” o que sicarios del cártel de Tijuana lo “confundieron” con El Chapo Guzmán.

Ningún titular de la PGR, incluidos los panistas Antonio Lozano Gracia, en el sexenio de Ernesto Zedillo, y Rafael Macedo de la Concha, ya con Vicente Fox, sostienen en que la muerte de Posadas Ocampo fue “accidental”; que se debió a que estaba en el lugar equivocado cuando se suscitó una balacera entre dos bandas de narcos, al cruzarse, o que fue confundido con uno de ellos.

Hace unos días, “El Chapo” Guzmán fue declarado el “Enemigo Público Número 1”, de Chicago por la DEA. Ayer mismo, después de su detención, lo sacaron de la lista.



(Noroeste / Redacción/ 26 DE FEBRERO 2014)

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