LA VIÑA DEL SEÑOR
La similitud entre
el título de esta columneja y el
libro realizado por el escritor Carlos
Cuauhtémoc Sánchez, ducho en tratar temas de chamacos y su paso por la adolescencia, es más que una
coincidencia.
El autor en su
libro trata el tema de cómo una familia se puede desintegrar y las
consecuencias que esto con lleva.
La
desintegración como tal es la
desaparición de algo por múltiples factores, hasta en la ciencia ficción existe la
desintegración con un rayo láser al estilo de Star Wars, queda uno en calidad
de desintegrado; casi nada, pues.
Bien, regresando a
asuntos propios del tercer planeta, ósea la tierra y más en concreto ubicándonos en este puerto muy alejado de la
mano de dios, nos encontramos que aquí
también se corre el riesgo de pasar a la historia en calidad de desaparecidos o
desintegrados.
Es decir por los
hechos podríamos decir que la presente administración está en vías de extinción
o desintegración, pero para tener la película completa y poder entender la
mente del director de Tránsito Municipal, vayamos por partes.
Todo inició en días
pasados cuando el Jefe de Tránsito,
Javier Velderrain Paredes y un grupo policías llevaron a cabo algo que para algunos es una pifia rayando en la burla
pública, para otros una falta de respeto y una falta grave y para otros
más el hecho es un
acto de heroísmo puro…?
Como todos los días
a las 6:00 horas o si le parece mejor a
las 600 horas el jefe de Tránsito ordenó el izamiento del lábaro patrio en la
plaza de los tres presidentes, hecho que
debía suceder sin novedad alguna dirían
los militares, pero no fue así, los agentes al mando de Javier Velderrain
conocidos hoy día como “nuevos urbanos”
colocaron nuestra bandera al revés,
Bien podríamos pensar qué tiene esto de
trascendental quitando lo chusco del hecho,
pero la realidad es que sí tiene algo de relevancia este hecho ya que
considerando la persona de Javier
Velderrain casi, casi General de Dedo
como dirían los revolucionarios, ha vivido dentro de disciplina, podríamos
decir casi, casi militar, es decir es
casi, casi soldado o mejor dicho es la mismísima materialización de lo dicho
por Francisco Gonzales Bocanegra, autor de nuestro Himno nacional, donde
versos, versos menos a la letra dice:
“Piensa ¡oh patria querida! que el cielo
Un soldado en cada hijo te dio,
Un soldado en cada hijo te dio”
Uno de esos soldados
es Velderrain, pero para poder entender la mente del estratega militar
habilitado como director de tránsito, hay que considerar los criterios
internacionales que explican el significado de colocar la bandera al
revés, el primer criterio señala que es
una forma de evidenciar que la inobservancia de los derechos humanos, situación
que consideramos Velderrain y sus muchachitos no pretendían evidenciar.
Se sabe que este
tema no lo domina mucho que digamos, otro criterio señala que es una forma de
declarar la rendición ante una fuerza
extranjera, es según este criterio es una forma de anunciar a las fuerzas
aliadas al hostil que la plaza está tomada y que ya no representa peligro alguno,
y hay una más, que señala que es una forma de pedir auxilio, dando entender que
existe un amotinamiento, un secuestró, o un ataque terrorista, o que se está en
peligro, acción que tiene como intención
que las tropas aliadas tengan conocimiento del hecho y eviten una posible
emboscada.
Descartando el
primer criterio podríamos decir que Javier Velderraín hizo uso de sus
conocimientos militares y mandó una señal de auxilió o un grito desesperado de
ayuda, a quien lo pudiera ver.
El estratega de Velderraín
pretendió avisar que una fuerza extranjera y golondrina comandada por el alemán
Otto Claussen tenía tomada la ciudad y
la está tumbando a pedazos,
fuerzas de contra espionaje aliadas a Velderrain le informaron que las acciones
de las fuerzas invasoras han llegado a tal grado que hasta su historia, héroes
y personajes porteños se los quieren arrebatar.
Dicen que para
muestra el robo del busto de Rodolfo Sánchez Taboada, es sólo el inicio del
exterminio historio y de memoria que se pretende ejecutar; siempre se ha dicho que quien gana la guerra
reescribe la historia y como en toda
invasión existen los traidores y claro aquí en el puerto no podían faltar, los
regidores que se prestaron a la invasión alemana que hoy en día tiene tomada la plaza, sufren las
consecuencias de su traición, considerados la nada por el hoy hostil Otto
Claussen ha propiciado que los motines y
encontronazos al interior del Reich alemán estén a la orden del día.
Sus bandos
se enfrenta internamente con la idea de tomar el poder y cortar cabezas,
situación que hecho surgir un insurrección al interior de las fuerzas invasoras cual operación Valkiria comandada por una nueva versión del
coronel Claus von Stauffenberg, pero
ahora con faldas, la regidora Karla
Neudert ha pretendido retomar el poder
pretendiendo a sosar a cuanto regidor se le atraviesa para buscar restarle poder al alemán
Claussen, pero que al igual que la primera esta operación también fallo.
Para Velderraín era entonces necesario buscar la intervención de alguna fuerza que viniera
a poner orden, esta nueva invasión pasara a la historia como la segunda vez que
fuerzas extrañas pretendieron adueñarse
del puerto o lo que queda de él, lo malo es que en la primera vez si ganamos,
en esta por lo que se ve estamos retrocediendo, perdiendo terreno, tropas y
como en toda lucha donde unos cuantos se la rifan, siempre terminan siendo
detectados los insurgentes detenidos, encarcelados y luego fusilados, al
parecen el estratega de Velderrain libró el arresto, los que lo conocen dicen
que fue un plan para ahora que se calmen las aguas, poder correr a Palacio Municipal arrebatarle la bandeara al
invasor Otto Claussen, enrollarse en ella y tirarse por el balcón, como última acción para frenar
la embestida alemana.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Columna La Viña del Señor/
Martes, 09 de Abril de 2013 17:43)
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