jueves, 7 de marzo de 2013

EXPEDIENTE CRIMINAL: LOS EX CONVICTOS...



Rosendo Zavala
Saltillo.- Desesperado por los lamentos de la bebé que no lo dejaban dormir, Miguel se paró de la cama y evocando a la desgracia giró su cuerpo para de un movimiento azotarla contra el ropero, mientras Johana lo apoyaba zarandeándola con furia hasta causarle los golpes que le llamarían la muerte irremediablemente.

Sin pensar en las consecuencias de sus actos, los ex convictos habían asesinado a su propia hija por una mala noche de sueño, que comenzó a tomar forma cuando la infante dejó salir de sus entrañas la naturaleza de un ser que apenas comenzaba a vivir.

Así comenzaría la tragedia de la familia que cargó con la losa de un crimen inimaginable que llenó de consternación a una comunidad, cuya reacción fue la exigencia de justicia que se daría en el instante mismo que la policía se enteró del suceso.

Noche de insomnio

Abatido por caminar durante horas sin encontrar el trabajo que buscaba, “Michel” levantó la vista y entristecido se percató de que había llegado a su casa, por lo que resignado enfiló sus pasos hacia la puerta que se abrió para darle entrada a su gris realidad.

Arrastrando su desencanto hacia el único cuarto donde abrigaba sus frustraciones, el delincuente de promesas fallidas se dirigió hacia su mujer para darle la única noticia que siempre tenía en la boca… no había encontrado trabajo.

Con el alma destrozada por no ver la luz de su suerte desde que había llegado a México, Miguel optó por recostarse en la cama donde se olvidaría de los pesares terrenales que padecía con frecuencia, y tras quitarse los zapatos decidió viajar en los brazos de Morfeo para olvidarse del mundo.

Pero cuando más relajado estaba sintiendo que su presente no existía, un murmullo infantil que alebrestó a sus ovejas mentales lo despertó de golpe, era el llanto de su pequeña Nicole que para entonces ya era arrullada por la mujer que le había dado la vida.

Tras dialogar durante algunos minutos con Johana, el jefe de la casa se volvió a quedar dormido mientras la muerte rondaba la humilde vivienda de la colonia Lázaro Cárdenas, sin que nadie advirtiera su sigilosa presencia.

Y es que aquella noche de febrero, el viento soplaba con misterio revoloteando las ramas del árbol que se mecía con furia, mientras adentro de la casa el infortunio comenzaba a tomar forma entre las cobijas del aposento familiar.

Con el arribo de la madrugada, el clan se sumió entre las sombras de la inédita oscuridad que escondía tras de sí, mientras el ambiente se transformaba recogiendo los efectos de la luna llena que se veía venir con más fuerza que nunca.

De esa manera comenzó el principio del fin para un gremio familiar enmarcado por las fracturas de la desintegración propiciada por los propios padres, que con sus acciones delictivas se encargaron de anunciar un final estremecedor que se daría en cuestión de tiempo.

Un presente sin futuro

Los últimos meses habían sido de verdadero infierno para la pareja que buscando un porvenir cruzó la frontera coahuilense para establecerse en Eagle Pass, donde las ilusiones revivieron de la nada entre las casonas de madera que avistaban la bonanza que jamás llegó.

Y es que durante mucho tiempo, “Michel” buscó infructuosamente salir adelante tocando las puertas de los negocios locales, porque aunque no sabía hacer nada pretendía aprender un oficio que le redituara los billetes verdes que siempre había añorado.

Pero los días corrieron y “el sueño americano” parecía extinguirse en la desesperación del joven que devastado por su situación económica erró el camino de la decencia, comenzando a ganarse la vida con acciones que de poco sirvieron a los planes que tenía para él y su gente.

Fue entonces como la policía local lo detuvo por robar y lo encerró en la prisión texana donde vio diluir las esperanzas de acceder al bienestar que no le pudo dar a nadie, porque lo mató de un golpe al convertirse en delincuente de la noche a la mañana.

Así, lo que prometía ser una racha de fortuna se convirtió en pesar para el hombre que se vio traicionado por las circunstancias, provocando la ruptura de la familia que no supo mantener unida ni con esbozos de decencia.

Esto porque mientras Miguel Ángel pagaba con encierro su delito, Johana regresaba a México en busca de alargar las ilusiones rotas por la maldad, optando por volver a sus orígenes mientras encargaba a su pequeña Nicole en casa de los parientes que tenía en la frontera estadounidense.

Días después, la desorientada mujer buscaba el futuro sin encontrarlo, porque emulando los pasos de su marido cometió los errores que la llevaron a quedar cautiva en el Cereso local sin que nadie pudiera ayudarla.

Al paso del tiempo, el destino conspiró en favor de los prisioneros que volvieron a reencontrarse y con la libertad en sus manos pretendieron comenzar de nuevo, reuniendo a sus hijos para arrancar una nueva historia…que se teñiría de tragedia y dolor.

Trágico amanecer

Mientras el viento bufaba tras la pared que protegía a los Cruz del crudo invierno, Miguel se revolcaba en su cama intentando conciliar el sueño perdido durante días, sabía que un buen descanso lo llenaría de la fuerza que requería para seguir buscando trabajo.

Sin embargo, aquel receso obligado se rompió de tajo cuando el llanto de Nicole inundó el ambiente de la reducida casa, que pareció desmoronarse ante tan fatídica acción de la niña que a sus 2 años tramitó su existencia terrenal sin darse cuenta.

Enfurecido por lo que pasaba entre penumbras, el desempleado se paró del colchón donde dormía y sacando el rencor contenido tomó a su bebé para azotarla ferozmente contra el guardarropa, generando el gemido de la infante que se prolongó tan solo para capitalizar la escena donde acabarían con su vida.

Todo porque su propia madre emuló las acciones del sujeto propinándole algunos golpes que hicieron mella en su salud, dejándola dormida en el espacio de cobertores que se convertiría en su lecho de muerte.

“No estaba enterada de que mi marido golpeaba a mi hija porque yo todos los días trabajaba, y cuando llegaba en la noche sólo le cambiaba el pañal para que se durmiera, por eso no le alcanzaba a ver los golpes que traía en sus piernitas.

“Cuando llegaba a la casa mi marido no se despegaba de la niña es por eso nunca me enteré de la situación, (el día de los hechos) comencé a ver que le empezó a pegar en su pancita y en la cabeza con los puños cerrados”, confesó Johana durante su declaración preparatoria.

Al ver que su hija se había relajado tras haberle dado la última paliza del día, los desconsiderados padres se volvieron a dormir, aunque para entonces la naturaleza empezaba a cobrarles la factura de la acción reclamando la presencia de la bebé en el más allá.

Y es que el aterrador silencio que flotaba sobre la vivienda despertó azorada a la mujer, que extrañada viró la vista hacia donde su retoño descansaba, pero su intuición maternal le hizo acercarse al cuerpo presagiando el peor de los escenarios.

“Ya por la madrugada comencé a ver que la niña estaba respirando muy fuerte y rápidamente, pero mi esposo no me quería llevar al hospital con la niña porque se iban a enterar (los médicos) de que estaba golpeada”.

Alterada por la contingencia, prendió la luz del cuarto y despertó a Miguel que sin adivinar la situación se incorporó lentamente, preguntando lo que pasaba mientras se frotaba los ojos para espantar la somnolencia que le impedía reaccionar por completo.

Tras darse cuenta que la muerte les rondaba muy de cerca, los golpeadores decidieron llevar a la angelita hasta el centro de salud, presupuestando primero lo que pasaría si la policía se enteraba del ataque.

Tétrico fin

Una vez en el sanatorio, los agresores cayeron en contradicciones provocando la sospecha del médico de guardia, que tras percatarse del deceso de Nicole llamó a las autoridades para que tomaran conocimiento y comenzaran las averiguaciones en torno al caso.

Instantes después, un mar de voces acabaron con la tranquilidad de la clínica sacando a los usuarios de su letargo, se trataba de los agentes ministeriales que habían llegado para detener los presuntos asesinos antes de que pudieran reaccionar con fuga.

Cuestionados durante varios minutos, los presuntos dieron su versión de los hechos, pero la mentira no surtió efecto, porque los guardianes policiales los detuvieron para someterlos al proceso legal que ahora enfrentan por el delito de filicidio.

Durante uno de los interrogatorios primarios a que fue sometido por el juez tercero de lo penal, “Michel” aseguró no saber porqué su hija tenía las huellas de la muerte tatuadas en el cuerpo, aunque aceptó que al saber la triste suerte de ésta intentó escapar sin lograrlo.

“La quemada que tiene la niña en su pierna se la hizo el lunes en forma accidental, cuando yo estaba planchando mi ropa. Cuando me enteré que se había muerto decidí huir, pero no pude, porque estoy pendiente en Eagle Pass por robo de vivienda”, dijo convencido de sus palabras.

Meses después de haber cometido el crimen familiar, los esposos fueron consignados a más de 30 años de prisión sin ningún tipo de beneficio, por lo que pasarán gran parte de su vida tras las rejas aunque no es la primera vez que prueban el encierro penitenciario.


(ZOCALO/ Revista Vision Saltillo/ Rosendo Zavala/ 06/03/2013 - 01:36 PM)


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