martes, 15 de enero de 2013

POLICÍA ASESINADO : 21 HOMICIDIOS EN 10 DÍAS EN TIJUANA



ZETA Investigaciones
Recién salía del turno Ricardo Salgado Hernández, policía municipal de Tijuana, lo habían despachado más temprano que de costumbre, sus homicidas lo persiguieron, chocaron el vehículo que manejaba, lo mataron antes de las siete de la mañana del 10 de enero de 2013 y huyeron. Minutos después fueron aprehendidos por otros uniformados municipales.

La existencia de Salgado estaba amenazada, coinciden sus compañeros, pero se dividen en el motivo de la agresión:

1. “Por la captura de un delincuente”, al cual Salgado detuvo en Baja Malibú y sus jefes le dieron la cortesía, “lo liberaron”. Se había dado la orden de matarlo por la noche, pero hubo cambio de planes. En esta línea, la tropa habla de corrupción en torno a jefes policiacos, a quienes solo nombran como Carillo, España y Ramírez.

2. “Por sus ligas con el crimen organizado”, tenía acuerdos, tenía relaciones delictivas y empezó a detener, a “poner” criminales y a “bajarles droga”; incluso refieren que pasaba información a la Policía Estatal Preventiva.

Desde las jefaturas de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, la referencia es que Salgado era uno de los “focos rojos” bajo investigación. De acuerdo a su expediente, uno de sus consanguíneos participó activamente en los comandos negros (grupos de policías que servían de matones para el Cártel Arellano Félix) que operaban en Baja California hace una década. Fue sorprendido fotografiando a los agentes que participaban en la detención de uniformados corruptos, y su padre ha sido detenido en varias ocasiones por la Municipal, presuntamente cometiendo el delito de tráfico de personas.

Tras el asesinato, sus compañeros localizaron en un barranco el auto usado por los asesinos y a un hombre huyendo, quien fue detenido. Horas más tarde, el reporte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California fue que en las inmediaciones de la escena del crimen se aseguró:

Un vehículo Explorer verde, en cuyo interior había un fusil AK-47 cal. 7.62 x39, con dos cargadores unidos con cinta adhesiva. En un tambo de basura a 50 metros, se encontró una subametralladora 9 milímetros; de ahí, a 50 metros sobre el cordón de la banqueta, se encontró una pistola calibre 45. Además les pusieron a disposición un presunto responsable y dos testigos.


(SEMANARIO ZETA/ INVESTIGACIONES ZETA/ enero 14, 2013)

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