El caso Soriana recuerda el caso Hildebrando , armado hace seis años también
por AMLO para acusar a Felipe Calderón de “tráfico de influencias”, con tres
cajas de “documentos” que estaban… vacías.
Durante el segundo debate presidencial de 2006, AMLO acusó a Calderón de
beneficiar, como secretario de Energía de Fox, a la empresa de un cuñado,
Hildebrando, S.A. de C.V., con dos mil 500 millones de pesos y evasión de
impuestos.
Claudia Sheinbaum y Gerardo Fernández Noroña llevaron a la sede del PAN
diablitos con cajas de “copias de los delitos cometidos”, pero no contenían
nada. AMLO argumentó que “a lo mejor se les olvidó llenar las cajas, pero lo que
importa es la verdad”.
AMLO también presentó “cajas de pruebas” cuando en 1994 perdió contra Roberto
Madrazo la gubernatura de Tabasco y lo acusó de “supergasto de campaña”.
Durante un proceso legal, que se extendió más de tres años, quedó demostrado
que las “cajas de pruebas” contenían únicamente fotocopias de materiales sin
validez judicial alguna por ser “fácilmente falsificables”.
Así ocurrirá también con el caso Soriana: otro montaje al estilo AMLO, pues
lo mencionó hasta el 3 de julio, luego de que se difundiera en la prensa ese día
un reportaje en una tienda de Iztapalapa, sobre “Compras de pánico en Soriana
ante el temor de que el PRI cancelara tarjetas”.
“Hoy hacen un reportaje sobre esto”, advirtió AMLO y empezó su campaña contra
las tarjetas Soriana. El tema creció más porque, horas después, la tienda fue
clausurada por la jefa delegacional, la perredista Clara Brugada.
Es la misma Brugada que llegó al cargo por decisión de AMLO, sin siquiera
competir en la elección local de 2009. “Tú vas a ganar”, ordenó AMLO a Juanito
en un acto, “pero vas a renunciar para que Ebrard haga la propuesta a la
Asamblea y que Clara sea quien gobierne”.
En los días siguientes al inicio del armado del caso Soriana, AMLO ha
presentado miles de supuestas tarjetas fondeadas por el PRI; incluso, un
ciudadano envió una tarjeta a un noticiario de Radio Fórmula, a la cual le
depositaron dos veces 350 pesos: una a las 8:45 y otra a las 10:05 horas.
Sin embargo, lo curioso es que ambos depósitos fueron realizados… el 2 de
julio. O sea, el PRI compró el voto después de emitido. ¿Una locura? Lo explica
mejor el perredista Arturo Núñez, abogado de AMLO y gobernador electo de
Tabasco:
“Al amparo del voto secreto, demostrar que el voto es comprado es imposible.
Usted no puede decir: este voto es comprado y este voto es libre, eso no”.
Por eso el caso Soriana acabará como las cajas de Hildebrando y de la
elección de Tabasco 94.
En puro teatro.
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter:
@ruben_cortes
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