
Por
Sergio Garcia
Vamos a dejar para la semana entrante el tema de mis
peripecias de cegatón, para hablar un poco de los temas de actualidad. Primero
el caso del Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, quien falleció en
un lamentable incidente, que no accidente.
Estemos
de acuerdo no con la política del presidente Felipe Calderón, es lamentable que
sucedan estas muertes y realmente eran personas fallecidas en el cumplimiento de
un deber al servicio de la Patria.
Gran
gesto del Presidente Felipe Calderón Hinojosa fue asistir al sepelio de los
militares fallecidos, primero que al de Blake Mora.
Fuera
de toda la institucionalidad del caso, vamos a opinar respecto de estas
sospechosas muertes. Porque es ya parte de la gran desintegración nacional y
mezquino sería de priistas y perredistas atizarle al fuego con estas
muertes.
Y
cuando hablamos de desintegración nacional no hablamos de la “guerra de
Calderón” como rayando en la estupidez llaman a la guerra contra el narco
algunos políticos, que estarían encantados de ir a pelear a Cuba por defender a
Fidel Castro, pero no mueven un dedo por su país.
El
caso de Blake Mora es claro que aumenta el sospechosismo, que es el deporte
nacional ejercido en estos casos y sobre todo desde el asesinato de Luis Donaldo
Colosio a manos del sistema priísta que lo eliminó cuando no le fue útil. Así de
simple, y después, hipócritamente, crean la Fundación Colosio.
Y
en el caso de Juan José Mourinho y de Blake se puede concluir error humano,
accidente o lo que sea, pero nadie nos la creemos. Siempre quedará la
duda.
Más
cuando vemos que de manera por demás oficiosa el diario Reforma, de México,
comienza a asegurar al día siguiente del percance, que se trataba de un
accidente. El buen observador sabe que Reforma tiene su hechura política de
altos vuelos y se da cuenta de que hay una intencionalidad en sus noticias. Aun
recuerdo que cuando reapareció Carlos Salinas, después de su sexenio, Reforma le
dio la nota principal, pero no nomas la nota de 8, sino toda la portada. Como
para demostrar quien manda. Muchos suscriptores cancelaron sus suscripciones.
Yo no. Nomás alcancé a mandarles una mentadita desde esta frontera.
Luego
veo en un canal gringo de noticias cómo el director del Sistema Meteorológico
Nacional dijo que sí había buenas condiciones para volar, sin vientos, ni nubes
que impidieran la tarea de los elementos de la Fuerza Aérea
Mexicana.
Luego
veo en la Televisión Nacional como policías federales o militares llegaron casi
junto con los pobladores al grado de que alcanzaron a evitar que tomaran videos
o fotos. ¿Qué veloces eh?
Hay
que insistir y que la sociedad se dé cuenta que esos incidentes y muchos más
solamente son el resultado de la lucha por el poder. Aún hay que demostrarle al
Presidente Calderón que no es él quien manda.
El
problema de la violencia no es narcotráfico, y tenemos más de dos años
observándolo y uno diciéndolo. La violencia cuando no tiene ton, ni son,
simplemente es eso, violencia o se mueve con fines de beneficios, pero la
violencia en México tiene un fin político. Es todo un movimiento orquestado a
nivel nacional con el fin de cansar a la sociedad.
Cualquiera
sabe que es lo que México enfrenta. Por eso El Peje y sus auxiliares le hacen el
caldo gordo al viejo sistema cuando dicen que se trata de la guerra de
Calderón.
Hace
apenas un mes ya lo dijeron las autoridades. Es Narcoterrorismo a propósito de
las muertes en el casino de Monterrey. Yo añado lo siguiente:
Esnarcopolíticaterrorista o narcoterrorismopolítico.
Por que esa violencia tiene un fin de cambio social. No es un terrorismo ciego,
que mata por matar. Se trata, a la usanza de los movimientos guerrilleros y
terroristas, de causar un cansancio social, para que la gente pida a gritos el
cambio. “Que venga lo que sea”. Y los viejos guerrilleros de izquierda o quienes
han leído literatura de guerrillas, saben de qué hablamos.
Luego
del cansancio social provocado por
el narcoterrorismopolítico viene la propuesta
de cambio social, la cual ya se está dando. “Nosotros vamos a acabar la
violencia”. “Nosotros sí pactábamos con los narcos”. ¿A qué le suena esto amigo
lector?
Los
asesinatos en masa tienen un fin político. No son producto del enojo de un
narquillo de este u otro lugar. ¿A quién beneficia matar a 20 asistentes a una
fiesta? Urge pues meterle inteligencia a lo que sucede en nuestro
entorno.
No
defendemos en este espacio la estrategia de Calderón, pero en lo personal no nos
van a llevar a su fiesta esos que solamente quieren el poder por el poder. El
poder para pactar con los narcos y los gringos sigan teniendo sus drogas a la
mano y sin problemas.
No
vamos a creer que estas muetes de Mouriño, de Blake y de muchos miles de
mexicanos son obra de la casualidad. De la violencia sin sentido. Los
narcoterroristas no están locos. Su violencia no es ciega, sino que está
dirigida hacia un cambio político y social.
La
sociedad ya está cansada y, sin analizar nada, solamente piensa en un cambio.
Sólo los viejos administradores de nuestros sistemas de seguridad, del Ejército,
de nuestras corporaciones policiacas, saben cómo dirigir esos atentados y darles
una finalidad política.
El
movimiento narcoterroristapolítico está ya en su segunda etapa, que es la
propuesta del cambio a una sociedad cansada que espera ir a las urnas el próximo
año
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