domingo, 22 de mayo de 2011

A UNA CORPORACION LE PODRAN QUITAR TODO, MENOS EL HONOR...

Prof. Martín Mexia Castro
Honor.- Se suele entender al honor como un conjunto de obligaciones, que si no se cumplen hacen perderlo: es lo conocido como Código de Honor o sistema de honor; una serie de reglas o principios que gobiernan una comunidad, una institución o una corporación basadas en ideales que define su desempeño. El derecho humano del honor u honra tiene su fundamento, entre otras fuentes, en "el respeto a la persona humana", en el "principio de dignidad de la persona humana", en "el principio de inviolabilidad de la persona humana" y en la sentencia del filósofo Emmanuel Kant de que: "Los seres humanos constituyen fines en sí mismos y no pueden ser utilizados solamente como medios de otras personas", ni pueden ni deben ser usados como excusas o pseudo justificaciones de incompetencias o ineficiencias individuales.


El honor, como bien jurídico reviste dos formas diferentes, esto es, que se da a conocer a través de dos maneras distintas y bien definidas, a saber: el honor subjetivo, y el honor objetivo. El primero se refiere a la autovaloración, esto es, el aprecio de la propia dignidad, como es el juicio que cada cual tiene de sí mismo en cuanto sujeto de relaciones ético-sociales. Todas las personas poseen una autoestima determinada, la que sea. Algunos la tendrán más elevada que otros, pero ello no obsta a que cada cual tenga la suya propia y que ello sea de suma importancia para los hombres. Es la valoración como persona que cada uno tiene de sí mismo muy dentro suyo, ya en la psiquis, ya en el espíritu, por el solo hecho de ser tal. De otro lado, el honor objetivo es la reputación como ser social que tiene una persona, ello es, la fama que ha sabido ganarse con relación a sus pares y de la cual goza, sea la que fuere, pero connotada positivamente. Es la valoración que los demás tienen de una persona, el status que socialmente le es asignado y que ha sabido ganarse, consecuencia de una línea de conducta llevada adelante por el sujeto, de una forma dada de vida. Este aspecto del honor se ve afectado a través de la difamación, del quitar crédito, vale decir, del desprestigio, con ello se perjudica la fama del sujeto.


Para establecer un concepto de honor, algunos autores parten de dos premisas generales: la primera que defiende que el concepto de honor ha de ser un concepto aprehensible, con suficiente contenido para que pueda cumplir sus funciones. Y la segunda que propone que cuando se habla de honor, no se refiere al ser humano en general, sino a un ser humano en concreto cuyo honor es atacado y que será el único autorizado para perseguir procesalmente esa conducta.


Días atrás declaraciones infortunadas, mal analizadas o a lo mejor, peor aún, dichas sin pensar antes en las consecuencias directas de las mismas, un alto mando policiaco local afirmó que la grave problemática del narcomenudeo en nuestra comunidad era una verdad negada pero no ocultada por la solidez de los hechos recientes, lo grave y peyorativo no radica en que se haya tenido la falsa valentía de reconocer una realidad a ojos vista, sino lo que en aras de justificar lo injustificable torpemente afirmó “que no podía hacer nada porque simplemente no tenía equipamiento ni estado de fuerza en cantidad suficiente para hacer frente a la parte de responsabilidad que le corresponde”. Mentira que no solo ofende a la ciudadanía a quien supuestamente debe servir con atingencia, sino que más ofensivamente agrede a las y los elementos de su corporación al exhibirlos como ineficientes cuando el que no ha sabido ser útil es otro y otros muy cercanos, pero que bien, pero muy bien se han beneficiado de su “liderazgo”.
Las estadísticas no mienten, documentos oficiales con firma y sello de recibido de parte de la representación regional de la Procuraduría General de la República son avales incuestionables de que antes del mes de septiembre del año 2009 la remisión de personas que en su momento fueron presentadas ante jueces calificadores por presuntamente vender, transportar o portar sustancias denominadas como drogas ilegales, así como el decomiso de importantes cantidades de mariguana era muy, pero muy superior a lo que en los últimos meses se ha consignado a dicha autoridad federal; ese pasado inmediato habla del compromiso de una Policía Municipal que antes de esa fecha también con sus carencias permanentes de equipo y de elementos, diariamente se comprometía con su sociedad y le daba pelea al narcomenudeo. Señor jefe, esos elementos de policía de ayer son los mismos que ahora laboran, el que no estaba era usted ni su supuesto segundo en el mando; así es que al menos no les quite el honor que se merecen, porque nos consta que la mayoría de estos elementos aún tienen funcional la vergüenza por cumplir con su deber, sepa entonces darles el lugar a quienes son los que realmente hacen la tarea y no tienen “compromisos” con sujetos del bajo mundo, como los denunciados por un ex integrante de las fuerzas navales ahora en funciones de agente preventivo, razón única por la cual la inteligencia militar hizo su trabajo y las fuerzas operativas de las Secretaría de Marina completaron el trabajo. No vengan pues con que fueron denuncias anónimas, la más reciente aprehensión de envenenadores públicos no fue algo fortuito sino que fue un pequeño ejemplo de algo que se llama honor.


Estimado lector o lectora, que esté bien es mi mejor deseo y espero tener la deferencia de su atenta lectura en nuestra próxima colaboración. Y recuerde: “Piense con el corazón pero sobre todo actué con la inteligencia que Dios le ha regalado para ser una mejor persona”.



*Director de la Escuela de Educación Especial U.S.A.E.R. 102 L
Ex Subjefe de la Policía Preventiva Municipal de Empalme, Sonora
Instructor Capacitador en temáticas diversas de
Seguridad Pública, Desarrollo Humano y Calidad.

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