El
PAN revolvió prácticamente su candidatura para la gubernatura del Estado de
México con Josefina Vázquez Mota, que se registró este domingo con la confianza
de que las negociaciones con el resto de aspirantes azules eviten una división
y sabotajes. Durante meses, Vázquez Mota, que por meses dijo que no quería
contender por ese cargo, estuvo arriba de todos, panistas y de otros partidos,
en las encuestas de preferencia electoral, y sólo cayó cuando el PRD, en busca
de una cara fresca y competitiva, midió al conductor esterar de noticias de
Televisión Azteca, Javier Alatorre, como una oferta ciudadana. Los resultados
que vio el PRD en las encuestas fueron asombrosos. Ante cualquiera, Alatorre ganaba
la elección; a Vázquez Mota, incluso, la derrotaba por poco más de 10 puntos.
De acuerdo con encuestadores, el periodista es un fenómeno nunca antes visto,
con altísimo nivel de conocimiento (por encima del 95 por ciento) y
prácticamente sin negativos.
La
ventaja para Vázquez Mota y el resto de los candidatos, es que Alatorre no ha
dado señales de que será candidato por el PRD, aunque el hecho que ese partido
aún no defina a su abanderado, permite suponer que abrigan una esperanza. Sin
Alatorre en la boleta, la elección será convencional, donde según las
encuestas, habrá una lucha entre tres, la panista, Delfina Gómez de Morena, y
Alfredo del Mazo del PRI. Sin la figura disruptiva del periodista, la idea
convencional es que Vázquez Mota es la candidata más fuerte para conquistar la
victoria. Esta idea fue la razón del Presidente Enrique Peña Nieto, el
Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el Gobernador
mexiquense, Eruviel Ávila, para impedir mediante negociaciones e
intimidaciones, que el PRD jugara coaligado al PAN.
Vázquez
Mota, como candidata, quizás está sobrevaluada. La razón por la que se resistió
tanto a la candidatura es por el temor que, como en la campaña presidencial de
2012, su partido la abandonara. Es cierto lo que dice, pero por razones
diferentes. El motivo de que el PAN, presionado por el entonces Presidente
Felipe Calderón, jugara tácticamente con Peña Nieto para cerrar las
posibilidades del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, fue
porque la candidata Vázquez Mota no repuntaba. Una gran estrategia de contraste
para debilitar a Peña Nieto, a través del incumplimiento de sus obras públicas,
le quitó en nueve días 20 puntos de aprobación, que no aprovechó la panista,
que se equivocó en el concepto de spots, a cuya campaña le faltó compromiso,
disciplina y organización, además de tirar a la basura los positivos de
Calderón cuando se declaró “diferente” a él, porque sus negativos de cualquier
forma los absorbió.
¿Por
qué habría de ser diferente la candidata de 2017 a la de 2012? Esta respuesta
se irrá viendo en los próximos meses, aunque se está repitiendo la lucha de
hace cinco años entre dos personajes que no están en la boleta electoral, Peña
Nieto y López Obrador. Los dos son las grandes sombras y factores de la
elección en el Estado de México, porque sus negativos y positivos están jugando
fuertemente en este momento. Gómez y Del Mazo son dos buenos candidatos,
exitosos como gobernantes municipales y con experiencias victoriosas en
elecciones de mayoría. En todas las encuestas, Del Mazo aventaja a Gómez,
aunque por diferencias que no son cómodas. El factor que mueve las cosas es
cuando se incorpora la relación de cada uno de ellos con Peña Nieto y López
Obrador. Los negativos de López Obrador, que durante sus dos campañas
presidenciales previas se mantuvieron muy altos (sobre 45 por ciento del
electorado), no sólo se han estabilizado en los tres últimos meses sino que
este año han disminuido, acompañado de un ligero incremento en positivos, que
de sí se han mantenido altos. En el caso de Peña Nieto es todo lo contrario,
han subido los negativos (roza el 88 por ciento) y la aprobación que tiene está
en el piso (entre 6 y 8 por ciento).
Cuando
la medición se hace en el Estado de México, los resultados no son benéficos
para Del Mazo. Peña Nieto, que ha invertido un enorme capital político en el
Estado de México en su sexenio, viajando cotidianamente, inyectando recursos
todo el tiempo, buscando construir su santuario transexenal en su tierra, ha
ido cayendo en los niveles de aprobación. Las últimas encuestas no públicas
ubican un nivel de desaprobación de su gestión de 75 por ciento, lo que
significa que es más un lastre que un activo para Del Mazo. De ahí la
insistencia del discurso de López Obrador de que son primos. Esto no es menor.
Según las encuestas que no son públicas, realizadas para diseñar estrategias,
cuando se asocia el nombre de Del Mazo al de Peña Nieto, casi el 50 por ciento
de los entrevistados dicen que no votarán por el candidato; cuando se asocia el
de Gómez con López Obrador, el número de personas que dice que votará por ella
se eleva de 12 a 19 por ciento.
El
descrédito del Presidente juega en contra de su candidato, quien ya ha
comenzado a tomar precauciones, como en su apariencia (símbolos tan poderosos
como aplanar su copete), y en los colores (dejó de usar el rojo priista). Los
estrategas priistas consideran que Vázquez Mota ya no es la rival a vencer,
sino Gómez. Entre los estrategas de la candidata morenista, coinciden que el
contendiente es Del Mazo. Gómez y Morena no son simples accesorios, sino
pivotes en la primera batalla real de la sucesión presidencial.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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(NOROESTE/
ESTRICTAMENTE PERSONAL/ Raymundo Riva Palacio/ 20/02/2017 | 01:00 AM)
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