La gran ficha de negociación
que tiene el Gobierno de México ante las intenciones y ocurrencias del
Presidente Donald Trump en el tema de la migración, entendida como una amenaza
terrorista, es ser garante de la seguridad regional. La migración, como fenómeno
económico, no entra en el marco de referencia del nuevo gobierno en la Casa
Blanca, que ve a los indocumentados como sujetos que pueden ser utilizados por
grupos terroristas para ingresar a Estados Unidos sin ser detectados por la
frontera sur.
Este tema, ventilado
abiertamente desde hace meses en aquella nación, fue discutido en la primera
semana de enero por el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y
el Secretario de Seguridad Interna, John Kelly, en una conversación telefónica
solicitada por el estadounidense, que se prolongó mucho más de los 15 minutos
originalmente pactados.
En esa plática le dijo Osorio
Chong que por invitación del Senador John McCain, con quien habló en su oficina
en diciembre, iba a ir a Washington, pero fue atajado por Kelly, quien le pidió
no ir hasta que él lo visitara en México, promesa que se cumplirá este jueves
cuando el General retirado, junto con el Secretario de Estado, Rex Tillerson,
viajen a México para reuniones bilaterales con sus contrapartes. En el gabinete
de Trump, Kelly es quien mejor conoce el tema de la migración dentro del
contexto de la seguridad y el terrorismo, que fue el objetivo de su trabajo al
frente del Comando Sur. En esa categoría, Kelly rindió testimonio ante los
Comités de Servicios Armados del Senado y la Cámara de Diputados el 12 de marzo
de 2015, en donde afirmó:
“Los tentáculos de las
cadenas globales involucran a las drogas con el tráfico de armas, el
contrabando humano, el financiamiento ilícito, y otros tipos de actividades
delictivas en América Latina, el Caribe y en Estados Unidos. Sin embargo,
continuamos desestimando la amenaza del crimen organizado trasnacional y el
riesgo directo y significativo a nuestra seguridad nacional y la de nuestros
socios. A menos que lo confrontemos de inmediato, la tendencia en nuestro país
será tomar la seguridad de la región por sentado, lo que pienso que es un
error.
“La facilidad relativa con la
que los contrabandistas humanos mueven a decenas de miles de personas a las
puertas de nuestro país, también es otra señal de advertencia: esas rutas de
contrabandistas son una vulnerabilidad potencial para nuestra patria. Las
organizaciones terroristas pueden buscar las ventajas para utilizar esas mismas
rutas de contrabando y mover a operadores que intenten causar daño a nuestros
ciudadanos y traer armas de destrucción masiva a Estados Unidos”.
El discurso de Trump sobre
migración ha sido muy reduccionista y Kelly se ha encargado de encuadrarlo. En
preparación de la audiencia para su ratificación como secretario de Seguridad
Territorial, respondió un cuestionario previo donde enfatizó que cerrará la
frontera, aunque advirtió que no podían jugar sólo “a la defensiva”, porque la
seguridadd de Estados Unidos no comenzaba en la frontera con México, sino a dos
mil 500 kilómetros al sur del Río Bravo, en las selvas de América Latina, el
istmo centroamericano y la frontera de México con Guatemala.
En su conversación
telefónica, según funcionarios con acceso a los detalles, Osorio Chong le
planteó que es en Centroamérica donde debían enfocar sus esfuerzos y recursos.
México, enfatizó el Secretario de Gobernación, ha venido trabajando no sólo
para enfrentar a los cárteles de la droga, sino para frenar la migración
indocumentada por el Suchiate. No lo dijo, pero la migración no regulada de esa
región está perfilando una crisis en territorio mexicano porque hay un número
creciente de centroamericanos que ya no tienen a Estados Unidos como su
objetivo, sino a México. La migración indocumentada es un problema común para
las dos naciones que tendrían que resolver antes de que les explote.
Durante su comparecencia en
enero, Kelly admitió que ya han venido trabajando con México y Guatemala,
coordinados por el Comando del Norte y del Sur, donde el gobierno mexicano ha
desarrollado una estrategia fronteriza en el sur, con una defensa en capas. Su
queja es que pese a los esfuerzos de México, no ha sido suficiente. La visión
mexicana, esbozada por el Secretario de Gobernación durante su plática
telefónica, es que se necesita una intervención más directa y proactiva de
Washington en Centroamérica.
Osorio Chong habló de este
tema en octubre pasado, cuando recibió el entonces Secretario de Seguridad
Interna del Presidente Barack Obama, Jeh Johnson, quien cuando ofreció impulsar
más recursos para México dentro de la Iniciativa Mérida, recibió como respuesta
que sería mejor que los trasladaran a América Central en forma de planes para
el desarrollo.
Los dos secretarios coinciden
sobre el fenómeno de la migración y la seguridad, pero a diferencia de lo que
sucede en México, donde el discurso y el plan de acción están alineados dentro
del Gobierno, en Estados Unidos se vive una disfuncionalidad por lo
impredecible, disruptivo y beligerante del Presidente Donald Trump.
El antecedente inmediato fue
la semana pasada en la reunión de la OTAN, cuando tras escuchar el discurso del
vicepresidente Mike Pence, donde ratificaba el apoyo total de su Gobierno a ese
pacto militar, sus interlocutores se preguntaron si sería descalificado por
Trump o ignorado.
Es lo que le sucederá a
Osorio Chong con Kelly, cuyo concepto de cómo abordar la migración y la
seguridad en función de los intereses de Estados Unidos, y las acciones que
acuerde en México, tendrán una externalidad absurda, cuidar que Trump no decida
un día reventar todo por su mal humor.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ Estrictamente Personal/
Raymundo Riva Palacio/ 22/02/2017 | 04:05 AM)
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