Hace días, en Ciudad Victoria apareció una
manta que intentaba explicar una serie de ejecuciones en Tamaulipas. La firmaba
un grupo armado que amenazaba a otro y pedía a las autoridades no intervenir.
Los dos son parte de la misma organización, Los Zetas, que vive una guerra
intestina.
Ciudad de México, 12 de
febrero (SinEmbargo/Breitbart/AP).– Los Zetas, el grupo criminal conocido por
su crueldad y por haber nacido de elementos desertores de las Fuerzas Armadas
mexicanas, vive una guerra intestina, de acuerdo con analistas y autoridades.
El último evento que lo evidenció, fue la matanza del Penal de Topo Chico,
donde 49 personas murieron en un pleito entre dos grupos de zetas. Pero no es
el único.
Los Zetas han sostenido una
guerra territorial y de negocios con el Cártel del Golfo, de donde se
escindieron para manejar una operación independiente. También enfrentan al
Gobierno mexicano y a otros cárteles, como, en su momento, lo hicieron en
distintas ciudades con el Cártel Jalisco Nueva Generación y con el Cártel de
Sinaloa.
Pero ahora se enfrentan entre
sí, de acuerdo con distintas fuentes.
No es la primera vez. A
finales de 2012, Los Zetas frenaron su expansión y los dos capos de la
organización criminal, Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, y Miguel Ángel
Treviño Morales, “Z-40”, se enfrentaron por el liderazgo, el dinero y los
territorios de San Luis Potosí, Zacatecas, Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila.
Luego, a principios de 2014
retomaron la guerra intestina con la captura de dos capos Juan Fernando Álvarez
Cortez “El Ferrari”, y Fernando Martínez Magaña “El Z16”.
Y este reacomodo continúa
hoy. La última evidencia es justamente la masacre de Topo Chico que ha atrapado
la atención internacional porque se da previo a la visita del Papa Francisco a
México.
“Los recientes hechos de
violencia que se han llevado acabo en capital del estado fronterizo de
Tamaulipas se ha dado a causa de una lucha interna entre los mandos del cartel
conocido como Los Zetas. Ahora uno de los grupos que esta luchando por control
de la zona le pide a las autoridades que no se meta en el conflicto interno”,
detalló hace unos días una nota de Breitbart.
“Esta lucha por control de
territorios ha resultado en enfrentamientos y ejecuciones que han causado temor
en Ciudad Victoria. Desde que inicio el conflicto interno a finales de el año
pasado, la ciudad ha visto una escalada de violencia. Pero la élite política en
el estado se ha enfocado en minimizar los hechos tratando de vender una imagen
de paz y tranquilidad”, agrega la nota.
Aunque Ciudad Victoria es
pequeña, su ubicación geográfica la pone como un punto medio en la ruta de
trasiego de drogas que usan Los Zetas, la cual va desde el Estado de Veracruz
hasta las fronteras con Texas, agrega. “La semana pasada, uno de los grupos
conocido como ‘Grupo Bravo’ puso unas manta firmada por un supuesto Bravo 1 en
varias partes de la ciudad anunciando que aun se espera mas violencia en la
zona”.
“En la manta, el Grupo Bravo
reta abiertamente al jefe de plaza conocido solamente como ‘El Boss’ y le pide
a las autoridades mexicanas que nos se metan en la disputa territorial. Poco se
sabe públicamente del Grupo Bravo y de Bravo 1, los cuales han estado poniendo
mantas y parecen ser los que han estado a la ofensiva en la lucha de poder”.
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GUERRA EN TOPO CHICO
Los Zetas se dedican al
tráfico de drogas y de personas, a la extorsión, al secuestro. Tuvieron un
crecimiento exponencial en los últimos años operando como “franquicias”:
sumaban grupos locales a los cuales daban “autoridad”, apoyo logístico, drogas
y armas para controlar poblaciones.
El cártel nació con miembros
del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), del Grupo Anfibio de Fuerzas
Especiales (GANFE) y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas (BFP) del
Ejército mexicano. Han integrado a ex soldados de fuerzas especiales en
Guatemala y en 2010 se separó del Cártel del Golfo.
La tragedia del penal de Topo
Chico es parte del reacomodo de fuerzas internas. En una entrevista con Milenio
Televisión, el Procurador de Justicia de Nuevo León, Roberto Flores, dijo que
Juan Pedro Saldívar Farías, “El Z-27”, llegó hace dos meses y medio a Topo
Chico y quiso apoderarse del control del penal, en manos de otro miembro del
mismo cártel.
Dijo que había sido
trasladado por la orden de un magistrado unitario del penal de Matamoros
diciendo que “no era peligroso”.
“Y bueno, pues resultó que
vino y se quiso apoderar acá del control de Topo Chico y pues con estos
funestas resultados”, dijo. “Los informes y las declaraciones que tenemos ya de
muchísimos de los reos que están adentro del penal establecen y nos llevan a
pensar que es una disputa entre dos individuos, este sujeto que se llama o
apodado ‘El Credo’, César Iván [Hernández Cantú], y el otro ‘El Flaco’ o ‘El
Z-27’”.
“Los dos pertenecían al mismo
cártel de Los Zetas”, destacó. “Los internos siempre tienen pequeños cotos de
poder y esto no es una cuestión privativa de ninguna parte, sabemos que se
maneja en todas partes del mundo”.
Los 49 reos fueron muertos a
golpes o quemados vivos, de acuerdo con las primeras informaciones. La tragedia
tiene que ver con un intento por controlar el penal.
Dolor en Topo Chico. Foto: Cuartoscuro
Victoria Casas Gutiérrez, una
limpiadora que el jueves esperó durante horas a tener noticias sobre su hijo
Santiago Garza Casas, de 21 años, que enfrenta juicio por actuar como presunto
“halcón”, dijo a la agencia Associated Press: “Piden cuotas y si los familiares
no traen cierta cantidad… Los golpean. A veces tenemos que vender nuestras
casas. Hay vicio [drogas] adentro y todo lo que hay adentro es culpa de ellos,
de las autoridades”.
Casas Gutiérrez tuvo suerte,
el nombre de su hijo no estaba en la lista de 40 muertos publicada el jueves,
pero algunos cuerpos estaban tan carbonizados que pasarán días hasta que puedan
ser identificados.
A las puertas de la prisión,
la situación era dantesca: Los familiares, aterrorizados, esperaban la
aparición de nuevos nombres en el listado publicado en dos hojas de papel
pegadas en la pared. “¡Ayyy, mi hijo está en la lista!”, gritó María Guadalupe
Ramírez, de 63 años, al ver escrito el nombre de José Guadalupe Ramírez
Quintero, de 26. Se desmayó en los brazos de su hija y de trabajadores de una
ONG.
El dolor de Ramírez reflejaba
las preocupaciones de otros cuyos seres queridos están internados en Topo Chico
pese a tener condenas por delitos menores o estar a la espera de juicio.
“Ya había salido. Lo
agarraron de nuevo solo por tomar [...]. Hay injusticia en esta cárcel”, dijo
agitando los puños y sollozando. Las autoridades permitieron que cientos de
familiares entraran al penal el jueves por la tarde. Pero incluso quienes
pudieron confirmar que sus seres queridos sobrevivieron la motín, temían por
seguridad.
Una mujer, que no quiso ser
identificada, visitó a su hermano por un breve espacio de tiempo y dijo que vio
auténtico miedo en su cara. Le quedan solo 10 días para quedar en libertad tras
cumplir nueve meses por posesión de drogas. “Los tiene amenazados para que no
nos platiquen que fue lo que pasó, solo ellos saben pero no nos dicen nada”,
denunció.
“¿A mí quién me asegura que
ya no les vayan a hacer nada allá adentro?”, preguntó.
Jaime Rodríguez “El Bronco”,
Gobernador de Nuevo León, explicó en un primer momento que la pelea enfrentó a
dos bandos rivales liderados por Juan Pedro Zaldívar y Jorge Iván Hernández
Cantú.
El Comisionado Nacional de
Seguridad, Renato Sales Heredia, dijo más tarde en una entrevista radiofónica
que las autoridades creen que la riña enfrentó a dos facciones de Los Zetas por
el control de la cárcel.
Una guerra entre las dos
bandas tiñó de sangre el estado de Nuevo León y el de Tamaulipas entre 2010 y
2012. Los Zetas estuvieron a punto de hacerse con el control de los alrededores
de Monterrey.
(SINEMBARGO.MX/ Redacción / Sin Embargo
febrero 12, 2016 - 11:14h)
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