Tierra Blanca, Ver .-
Bernardo Benítez Arroniz, quien salió junto con sus 4 amigos al puerto de
Veracruz a festejar el cumple años de uno de sus entrañables, vestido para la
ovación e inundado de alegría, luego de 30 días, regreso al lado de sus padres,
pero reducido a solo unos cuantos fragmentos óseos que las autoridades
ministeriales de la federación, enviaron a Tierra Blanca en unas cajas de
cartón con una cinta blanca, con letras rojas, en las que se lee “frágil“
En medio de las lágrimas y
gritos, el entusiasta joven playavicentino, tocó suelo en el campamento que
montaron sus papás y los demás familiares de sus amigos, también levantados con
el 11 de enero, sin fragilidad alguna por parte de policías estatales,
habitantes de Playa Vicente viajaron unos 130 kilómetros hasta este lugar, para
reiterar su apoyo a sus paisanos para cualquiera acción que éstos, decidan, el
reclamo contra el gobierno del Duarte de Ochoa, se recrudece en esta región.
Unas cajas de cartón, marcada
con los números 5 y 9 con una cinta blanca en la que se lee en letras rojas
“frágil“, arribaron al filo de las 16:00 horas de este martes a la fiscalía de
Tierra Blanca, custodiadas por la Gendarmería Nacional, ahí, llegaron algunos
fragmentos óseos de dos de los jóvenes levantados sin fragilidad alguna, el
pasado 11 de enero por policías estatales.
“Así cuidaran verdaderamente
a la gente que trabaja para sus familias, a los inocentes, así custodiaran a
las familias veracruzanas para protegerlas del crimen organizado, ahora ya para
qué hacen tanto circo“, reclamaban pobladores congregados a las afueras de la
fiscalía terrablanquense en cuyo interior, los papás de los cinco jóvenes
levantados el 11 de enero, acampan desde el día 12 de ese mismo mes.
Bernardo Benítez Arroniz y
Alfredo González Díaz ambos de 25 años de edad, salieron junto con José Benítez
de la O, Mario Arturo Orozco Sánchez y Susana Tapia Garibo de 24, 27 y 16 años
de edad respectivamente, el pasado sábado 9 de enero de su natal Playa Vicente
al puerto de Veracruz a festejar en alto el cumpleaños de uno de ellos; en la
discoteca “La Berrinchuda“ en el puerto jarocho, los entrañables amigos,
habrían pasado la última fiesta, una de tantas que habían tenido juntos, desde
pequeños, pues sus padres relatan que a temprana edad comenzaron su amistad.
Los jóvenes, llenos de vida y
entusiasmo, luego de su festejo, decidieron pasar el domingo en el puerto para
distraerse un rato, pues José Benítez de la O, de profesión ingeniería mecánica
por la universidad de Puebla, trabajaba de 5:00 am a 17:00 horas con su papá en
una tortillería propiedad de su familia, en tanto que Mario Arturo Orozco padre
de una menor de 3 años de edad, dedicaba tiempo completo a su taller mecánico,
mientras que Susana ayudaba a su madre en las labores de su casa en espera de
ser inscrita nuevamente a la escuela, Bernardo Benítez Arroniz administrador de
empresas, de igual forma trabajaba de tiempo completo en una cervecera con su
papá y José Alfredo González Díaz se desenvolvía en la compra y venta de ganado
en el rancho del presidente municipal de Playa Vicente, Abdón Márquez Márquez.
Todos trabajaban arduamente
durante la semana, se trataba de un fin de semana de descanso y distracción,
mensajeaban con sus familiares, indicaban los sitios donde estaban, bromeaban
por los mensajes de whattsapp, pero ese fatídico lunes, volvían por la mañana,
el hambre los obligó a detenerse en las orillas de la carretera federal número
185 en Tierra Blanca, donde la vida les cambió por completo al ser víctimas de
los miembros de la seguridad pública de los veracruzanos.
Los jóvenes, contrario a la
leyenda de las cajas, sin fragilidad alguna, fueron sometidos por los
uniformados, quienes los treparon a la unidad oficial y llevados con rumbo a
Playa Vicente sobre un camino vecinal, un amigo de la familia Benítez, logró
captar un video con un dispositivo móvil, tembloroso pues el miedo lo envolvía,
ese 11 de enero por la mañana, el único testigo, abandonó la huída de los
policías estatales con los muchachos arriba de la patrulla y decidió ir a
buscar a los papás, para mostrarles lo que sus hijos habían sufrido.
A partir de ese 11 de enero,
la búsqueda de los papás de éstos cinco jóvenes, cobró dimensiones que logró
llegar a los oídos de la prensa y organizaciones estatales, nacionales e
internacionales, las autoridades de justicia eran presionados cada vez más, las
primeras detenciones de los culpables se originaban, entre el 24 y 27 se
cateaban ranchos y predios en total hermetismo.
Se aprovechaban de la
actividad mediática que tenían los papás, para difundir la exhaustiva búsqueda
en la que lucían los mejores perros policías, caballos, unidades y hasta
uniformes, pero el resultado solo era mediático.
Hasta el pasado día 3 en que
Roberto Campa llegó hasta Tierra Blanca, donde les informaban que pronto
tendrían noticias, que debían ir a la Secretaría de Gobernación, la noticia se
dio hasta este lunes en medio de una protesta de familiares impedida también
por policías, los resultados de ADN habían dado positivo para dos jóvenes,
Bernardo Benitez Arroniz y José Alfredo González Díaz.
Esas esperanzas de sus padres
por e contarlos con vida, se redujeron a lágrimas e impotencia y coraje a su
vez, por la mentira, señalaron en la que los tenía el sistema de seguridad de
Veracruz y nacional, pues intuyen que desde el pasado 27, se supieron esos
resultados pero que no se los habían dado.
Este martes, dos de esos
entusiastas jóvenes, se reunieron nuevamente con sus padres, pero solo fueron
algunos fragmentos óseos, porque tampoco fueron hallados sus cuerpos en
totalidad, las víctimas lo atribuyen a que en el rancho el Limón en Tlalicoyan
hay muchos más cuerpos calcinados y que a eso podría deberse que aún no se
identifiquen todos los restos de sus hijos.
Por ello y ante la conclusión
de que el gobierno veracruzano está coludido con el crimen organizado, los
papás, buscarán ahora con recursos propios, analizar los pocos restos
entregados en cajas de cartón, para corroborar si se trata o no de sus hijos,
de ser así, darles cristiana sepultura, dijeron.
La fiscalía de Tierra Blanca,
ahora se llena de más habitantes, quienes furiosos reclaman la inseguridad y
las más de 400 desapariciones en esta región, paisanos de los cinco muchachos,
han viajado 130 kilómetros de Playa Vicente a Tierra Blanca para apoyar a los
padres y decirles que están dispuestos a todo lo que sea y que decidan hacer,
para que estos crímenes no queden impunes.
(NOTIMEXPR/ REDACCIÓN/ 11 DE FEBRERO 2016)
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