En los últimos siete años, la venta de
heroína se cuadriplicó en Estados Unidos
José Juan es un
narcotraficante que opera en la costa del Pacífico. Y aunque vive en Culiacán,
cada determinado tiempo viaja a Guadalajara a comprar dos o tres kilos de cocaína
que a su vez manda a Tijuana, y una vez allá, vende al Cártel de Sinaloa.
Por cada transacción, José
Juan, llega a ganar hasta 6 mil dólares.
“Son jales que uno hace cada
tres semanas, más o menos, en lo que compras la coca o la mota, la envías (a Tijuana),
y te la pagan”, explica.
Aunque los compradores son
gente del Cártel de Sinaloa, José Juan asegura no ser parte de ellos, sino que
es “independiente”, aunque para ello deba pagar “derecho de piso” a gente de
Joaquín el Chapo Guzmán o de Ismael el Mayo Zambada, que son quienes controlan
los territorios por donde él trafica la droga.
“Ah, no pagas y te carga la
chingada; primero te la sentencian; te agarran de nuevo (traficando por tu
cuenta), te ponen unos madrazos, y a la tercera te matan”, indica.
De unos años a la fecha, sin
embargo, José Juan dice haber dejado de traficar con cocaína y mariguana porque
ha resurgido un narcótico cuyo consumo tiene años a la alza en Estados Unidos:
la heroína.
“La Chiva (heroína) la están
comprando mucho allá por Nueva York, Chicago, Washington DC, y la ganancia es
más alta”, explica el nuevo gomero (en referencia a la goma de opio).
La información ofrecida por
José Juan, nombre ficticio, confirma datos recientemente publicados por la
Oficina Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), que
precisa cómo el consumo de heroína en las principales ciudades
estadunidenses, efectivamente, sigue en
aumento.
“En parte porque es más fácil
de conseguir que otros productos opiáceos que se obtienen mediante recetas
médicas, pero también porque la nueva heroína que se vende en el mercado negro
de Estados Unidos está cortada con otras sustancias que la hacen más potente”,
precisa un reporte de la DEA, al cual Ríodoce tuvo acceso.
Según el documento de 12
páginas, titulado Heroína, la nueva amenaza nacional, precisa que mientras en
2008, sólo el ocho por ciento de los consumidores de cualquier droga dijeron
usar heroína, una nueva encuesta en 2015 reveló que el 38 por ciento del total
de los drogadictos en Estados Unidos dijeron haber cambiado a heroína como su
droga favorita, es decir, en un lapso de siete años el número de heroinómanos
se cuadriplicó.
“Lo peor es que la cantidad
de muertes por sobredosis de heroína aumentó de poco más de 3 mil en 2008, a 8
mil 620 reportadas por el Departamento de Salud de Estados Unidos en 2013”,
detalla el documento, recientemente desclasificado por el Departamento de
Justicia de Estados Unidos (USDOJ).
Al narcotraficante José Juan
no parece impresionarle mucho el dato: “Desde el 2010 para acá, piden más chiva
que mota y perico juntos, y pues es chiva que va directo a Nueva York,
Baltimore, Chicago; todas esas partes”.
Precisamente es en esas
ciudades donde se ha detectado el mayor número de consumidores de heroína,
aclara el documento de la DEA, pero además, son esos municipios en donde el
número de arrestos de traficantes de heroína duplicaron al número de arrestos
de traficantes de mariguana; es decir, por cada traficante de mariguana que en
2014 se arrestó, las autoridades arrestaban a dos traficantes de heroína, lo
que habla de un cambio en los patrones.
“Es la primera vez en la
historia del narcotráfico que esta situación ocurre en Estados Unidos, más
narcotráfico de heroína que de mariguana, lo cual habla de la gravedad del
problema”, señala el documento.
DE VUELTA A LA AMAPOLA
En la sierra de Sinaloa,
principalmente en comunidades como Huixiopa, Bacacoragua, San José del Llano, y
Surutato, los antiguos campesinos de mariguana han dejado de producir ese
enervante para emigrar a la amapola.
El motivo principal, según
ellos mismos dicen, es la alta demanda de goma de opio que han tenido en los
últimos cinco años, aunado a que la mariguana ya no se las compran como antes,
y más aún, que los precios del cannabis bajaron: de mil 200 que vendían el kilo
de mota hace dos años en la sierra, ahora la compran a 400 pesos, y “ya no es
negocio”.
Don Manuel, también nombre
ficticio, un campesino de los alrededores de Bacacoragua, detalla cómo la baja
demanda de la mariguana ha sido el principal detonante para que ellos como
campesinos estén emigrando a la siembra de amapola, de la que extraen la goma
de opio, la cual venden a los gomeros que suben de Culiacán, y la compran para
posteriormente llevarla a que la procesen en heroína.
“El precio de la mota bajó
mucho, no sabemos por qué; en cambio el kilo de goma lo pagan a 2 mil pesos,
con treinta kilos que le saques a una parcelita ya vale la pena, y finalmente
es el mismo riesgo si siembras mota o adormidera”, explicó Manuel, quien a
diferencia de su padre, que todo su vida sembró amapola, él siempre sembró
mariguana.
El caso de don Manuel se
repite por toda la sierra; sea en Huixiopa, San José del Llano, Surutato,
Santiago los Caballeros; de ser regiones entregadas completamente a la siembra
de la mariguana, en cinco años cambiaron a amapola, como en los tiempos de don
Eduardo Lalo Fernández, el pionero de los gomeros de Sinaloa.
LA NUEVA MINA DE ORO
Chalío es un cocinero. Así
llaman a quienes procesan la goma de opio y la convierten en heroína, y para
ello se vale del calor y otros químicos para tener la droga ya preparada. Se
necesitan diez kilos de goma para procesar un kilo de heroína, la cual se vende
aquí en Culiacán hasta en 9 mil dólares, pero una vez puesta en Tijuana su
precio sube hasta en 15 mil.
Por cada kilo procesado,
Chalío cobra 200 dólares, y dice que ha llegado a cocinar hasta 10 kilos en una
noche.
“Hay más jale ahora que
antes, pero también el gobierno anda más duro, y uno tiene que estarse moviendo
constantemente”, dijo el cocinero, quien también solicitó evitar su verdadero
nombre y cualquier tipo de fotografía o vídeo.
Para llegar a él, Ríodoce tuvo
que viajar hasta una cabaña oculta en medio del monte, en las inmediaciones de
Pericos, municipio de Mocorito, Sinaloa, y justo a punto de llegar al sitio, en
compañía del guía que negociaba el acceso al laboratorio, se recibió una
llamada:
“¿Son ustedes los de la
camioneta negra?, le preguntaron al guía por teléfono.
Era la muestra de la
vigilancia operada por halcones o punteros, que ya habían visto el vehículo en
que viajaban los reporteros, desde un cerro.
Así se aseguraban que, de
acercarse Marinos, Militares, Federales, o simplemente grupos enemigos, los
cocineros se movilizarían de inmediato.
“Hasta el número de placas
habían investigado”, dijo más tarde uno de ellos.
Hasta ese sitio llegaban la
goma, y el resto de los ingredientes, que incluía cloruro de amonio, hidróxido
de calcio (cal apagada), óxido de calcio (cal viva), acuosa de amoniaco, ácido
tartárico, carbonato de sodio, y solventes como la acetona, éter etílico, y
etanol, y el último ingrediente, el llamado “diablito”, o Fentanyl, como lo
conocen en Estados Unidos.
Bárbara Carreno, vocera de la
DEA, explicó que el Fentanyl es una sustancia muy peligrosa con la cual cortan
la heroína que cocineros como Chalío preparan, pero a diferencia de otras
sustancias con que cortan droga, el Fentanyl es muy potente, incluso, es el
principal ingrediente que está matando a adictos en Estados Unidos.
“La información que tenemos
es que el Cártel de Sinaloa está adquiriendo mucho Fentanyl, el cual sabemos
trae ingredientes que son transportados desde China a Sinaloa, donde preparan
el Fentanyl”, explicó Carreno.
Un kilo de Fentanyl en
Sinaloa, según explicó Juan José, tiene un costo de 2 mil dólares en Culiacán,
pero es suficiente para rebajar cuatro kilos de heroína. En Nueva York, cada
kilo de heroína ya cortada con Fentanyl, llega a tener un costo de hasta 50 mil
dólares, y ese sería el asesino silencioso de los drogadictos.
—¿No sientes remordimiento
que la mercancía que comercializas mata gente en Estados Unidos?, se le
pregunta a José Juan.
—No siento remordimiento
—dijo un tanto confundido José Juan, tal vez porque no esperaba la pregunta.
Pero entonces, como tratando de convencerse de sus propias palabras, el
narcotraficante agregó: “Yo sé que la droga es mala, pero sí no soy yo, otro va
a llevarla y va a revenderla… A los drogos no le ponen una pistola para que
consuman chiva; esto es un negocio”, observó José Juan, sin ganas ya de agregar
nada más.
La misma respuesta habría
dado el Chapo Guzmán en el vídeo que filtrara la revista Rolling Stone, justo
después de su arresto, sólo que el capo agregó una frase que bien podría
hundirlo en una corte estadunidense: “No hay nadie que meta más heroína que yo
a Estados Unidos”.
(RIODOCE/ Miguel Ángel Vega / 31 enero,
2016)
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