La
moneda nacional está en su peor nivel frente al dólar de los últimos 7 meses.
El mal desempeño económico se debe a diferentes factores, como la esperada alza
de tasas de la Reserva Federal de EU y el reacomodo que vivió Wall Street tras
la renuncia de Bill Gross en la firma Pimco
El
último anuncio de política monetaria del Banco de México, publicado a inicios
de septiembre, establece que la institución se encuentra particularmente atenta
a la ‘evolución de postura monetaria relativa de México frente a la de Estados
Unidos’
El
peso mexicano está en problemas y sobran los factores que han presionado a la
economía nacional.
Al
cierre de la jornada de ayer el tipo de cambio cerró en 13.4991 pesos por
dólar, lo que significó el peor desempeño en los últimos siete meses. En el
último trimestre, la moneda perdió 3.9 por ciento de su valor frente al dólar.
De
manera similar, los bonos mexicanos también tuvieron un mal desempeño al
registrar pérdidas trimestrales por primera vez desde el segundo trimestre del
2013.
En
términos de dólares, el bono mexicano tuvo una baja del 0.05 por ciento de su
valor entre junio y el final de septiembre.
La
economía mexicana está atravesando por un proceso de ajuste. Esto forma parte
de una tendencia global, donde los agentes económicos están a la espera del
alza de tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Las
implicaciones del proceso incluyen una depreciación pronunciada del peso
mexicano, así como una revaluación a la baja de los bonos de deuda soberana de
largo plazo.
La
causa más citada entre los analistas es la eventual subida de tipos de interés
por parte de la autoridad monetaria de Estados Unidos.
Esto
volvería más atractivo el rendimiento y precio de los bonos estadounidenses en
términos relativos. Por lo tanto, el capital flotante de los inversionistas se
movería desde los instrumentos de deuda de los mercados emergentes hacia los
bonos del tesoro de Estados Unidos, considerados el activo más seguro del
mundo.
La
salidas de capital implican necesariamente un ajuste a la baja en el valor del
peso mexicano y un alza en el rendimiento de los bonos de deuda soberana.
La
nueva coyuntura mexicana demuestra las acciones adelantadas del mercado ante
una eminente alza de tasas.
Una
encuesta del diario The Wall Street Journal hecha a especialistas en economía
del sector privado muestra que la mayoría de los analistas espera que la
Reserva Federal suba los tipos de interés a mediados de 2015.
El
último anuncio de política monetaria del Banco de México, publicado a inicios
de septiembre, establece que la institución se encuentra particularmente atenta
a la “evolución de postura monetaria relativa de México frente a la de Estados
Unidos” .
Dada
la interdependencia de la economía mexicana en relación a la estadounidense,
una postura monetaria divergente de Banco de México respecto de la decisión de
la Reserva Federal tendría implicaciones negativas para la estabilidad
macroeconómica de largo plazo.
Analistas
esperan que la autoridad monetaria nacional eleve su tasa de interés de
referencia (3 por ciento actualmente) inmediatamente después de que la Reserva
Federal haga lo propio.
A
pesar de la tendencia de transferencia de capital desde los mercados emergentes
hacia Estados Unidos, la moneda mexicana ha tenido un peor desempeño que sus
pares de otros países en desarrollo.
El
índice de divisas emergentes de Bank of America mostró un incremento marginal
de 0.3 por ciento.
La
razón de este fenómeno es explicada por el alto grado de vulnerabilidad de
México a los cambios de política monetaria en Estados Unidos.
A
mediados de 2013 se presentaron los primeros indicios de una posible alza de
tasas por parte de la Reserva Federal.
Esto
provocó una venta masiva de instrumentos de deuda de los mercados emergentes,
por lo que se registraron severas depreciaciones en los principales países de
la periferia.
El
índice de mercados emergentes de Morgan Stanley cayó 5 por ciento ese año. La
lira turca, el real brasileño y la rupia india perdieron alrededor del 15 por
ciento de su valor.
Ernesto
O’Farril, director de Análisis y Estrategia de Actinver Casa de Bolsa, atribuye
esta nueva coyuntura de la economía mexicana a un proceso volátil y gradual de
normalización después de cinco años de bajas tasas de interés alrededor del
globo.
EL FACTOR PIMCO
Pacific
Investment Management Corp (Pimco) es el administrador de bonos más grande del
mundo. En este sentido, la firma se
erige como el mayor tenedor de bonos mexicano que se vencen en 2031, y el
tercer mayor tenedor de bonos nacionales que vencen en 2023.
El
Fondo “Total Return”, activo emblema de Pimco, duplicó su tenencia de deuda
mexicana en julio. La participación de los instrumentos de renta fija mexicana
pasaron de representar 0.49 por ciento del total de activos del fondo a 0.93
por ciento.
Actualmente
la administración de Pimco está enfrentando una reestructuración en su
administración.
Bill
Gross, fundador y director general, renunció a la firma en medio de una
investigación de la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas
en inglés). Los reguladores alegan que el Fondo “Total Return” presentó
valuaciones artificiales.
La
sorpresiva salida de Gross, quien en febrero del 2013 elogió al peso mexicano
como “una gran divisa” , provocó fugas de capital en el Fondo “Total
Return” por 10.9 millones de dólares.
La
nueva situación de Pimco, marcada por incertidumbre corporativa y salidas de
capital, obliga a un rebalanceo de portafolios que podría incidir en el
comportamiento de los bonos mexicanos.
(REPORTE
INDIGO/ RODRIGO CARBAJAL/ Martes 30 de septiembre de 2014)
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