domingo, 28 de septiembre de 2014

POLICIAS FEDERALES DISPARARON CONTRA EL AUTOBÚS A PESAR DE LAS ADVERTENCIAS DE QUE ERAN NIÑOS FUTBOLISTAS


*Policías federales que llegaron al lugar se negaron a trasladar al menor David García al hospital, a pesar de las heridas que tenía. Los agresores pretendieron entrar al camión, pero no pudieron porque la puerta quedó bloqueada al caer el vehículo a un barranco

Chilpancingo / Iguala.- Un niño de 15 años jugador de futbol y el chofer del autobús del equipo Los Avispones de Chilpancingo, murieron asesinados en el ataque a balazos la noche del viernes en Iguala, donde también resultó herido el entrenador Pedro Rentería Memije y 12 menores más.

La noche del viernes, cuando los integrantes del equipo de la tercera división del futbol profesional iban saliendo de Iguala después de un partido, un grupo armado, que no pudo ser identificado, rafagueó dos veces el autobús donde viajaban 23 jugadores, dejando como saldo al niño y al chofer muertos.

En el autobús rentado a la empresa capitalina Castro Tours iban 29 personas, 23 jugadores menores de edad, cinco integrantes del cuerpo técnico y el chofer.

A las 12 de la noche un grupo armado que no pudo ser identificado por los tripulantes del autobús, disparó contra el vehículo en dos ocasiones, la primera del lado izquierdo, donde una bala logró herir de muerte al conductor Manuel Lugo Ortiz.

El director de Cultura y Deporte de Chilpancingo, Facundo Serrano Urióstegui, que viajaba con el equipo, relató que llegaron una hora y media antes a su partido, el cual estaba programado a las 8:30 de la noche, donde vencieron 3-1 al equipo de casa, en la Unidad Deportiva de Iguala.

El funcionario vestía un pantalón de mezclilla con una playera verde de la selección mexicana, la que estaba manchada con sangre en la espalda, el costado derecho y se podían ver heridas en su cuello y orejas.

Explicó que el partido terminó a las 10:30 de la noche, pero tuvieron que esperar a que los árbitros terminaran el papeleo de la cédula del partido, por lo que planeaban cenar en Iguala antes de irse a Chilpancingo.

Agregó que ante el rumor de que algo había pasado en la ciudad –pues ya había ocurrido el primer ataque a los normalistas de Ayotzinapa– decidieron mejor regresarse a la capital, pero después de avanzar por 15 minutos rumbo a la salida de la ciudad, justo sobre el crucero conocido como Santa Teresa, recibieron la primera ráfaga de balas.

“Nos habían dicho que Iguala no era confiable para andar de noche, y que había habido problemas, pero no nos especificaron qué había pasado, por eso decidimos regresarnos y no pasar a cenar”, contó.

“Nosotros siempre cerramos las cortinas, ponemos la película para los niños, no vimos  absolutamente  nada, sólo empezaron las detonaciones, empezaron a caer heridos los compañeros y otros nos tiramos en el piso, el autobús se salió de la carretera porque hirieron de gravedad al chofer”, agregó.

Relató que primero fueron atacados por el lado izquierdo del autobús, donde resultó asesinado el chofer, mientras que el niño David Josué García Evangelista, de 15 años, recibió disparos en su tórax, igual que el entrenador Pedro Rentería Memije, quien resultó con dos disparos en el tórax y uno de ellos le atravesó el hígado.

“No se escuchó nada, ni nos marcaron alto, nada más empezaron las detonaciones e inmediatamente se salió el camión de la carpeta asfáltica”, agregó.

“Tírense al pasillo, les dije, todos los compañeros del cuerpo técnico aventamos a los muchachos al suelo y nosotros igual nos agachamos pero nos tocaron esquirlas”, indicó.

El directivo agregó que el autobús se salió de la  carretera y cayó en una pequeña barranca, lo que no permitía que se abriera la puerta para poder salir.

Entonces los hombres armados les exigieron a los pasajeros que abrieran la puerta del autobús, y el entrenador les gritó que eran niños que habían ido a jugar futbol.

Pese a esta advertencia, los hombres armados volvieron a disparar, pero ahora del lado derecho.

Los vidrios del autobús quedaron astillados, y en el lugar del ataque se pudieron contabilizar más de 200 casquillos, según el director.

Después del segundo ataque esperaron durante más de 15 minutos para salir del vehículo.

El funcionario y acompañante de los menores explicó que la ambulancia tardó en llegar al lugar más de una hora y media, y primero llegaron policías federales, quienes se negaron a trasladar al menor al hospital, a pesar de las heridas graves que tenía.

“Nosotros les dimos los primeros auxilios, nos comunicamos con los médicos para que nos dieran instrucciones”, agregó.

Recordó que de manera casi inmediata se comunicó con el alcalde Mario Moreno Arcos para notificarle sobre lo sucedido y que serían trasladados al hospital general de Iguala, mientras que otros fueron trasladados a hospitales privados.

“EL PROFE PEDRO LES GRITÓ QUE ÉRAMOS UN EQUIPO DE FUTBOL”

“Todo lo que hicimos fue agacharnos, el profe Pedro les gritó que éramos un equipo de futbol… Avispones, que veníamos de jugar, él les gritó todo eso para evitar que entraran al autobús pero no hicieron caso  y volvieron a disparar”, relató uno de los jugadores.

Un joven de 16 años, con los ojos llorosos y ojeras visiblemente marcadas, relató que el entrenador fue “valiente”, ya que durante el ataque les gritó a los agresores que no dispararan porque eran futbolistas y había niños en el autobús.


“Estaba sentado a mi lado, estaba herido de su estómago, pero casi no podía hablar después de que se fueron”, comentó.

“Me abracé de mi compañero y nos tiramos al piso, puse mi maleta en nuestras cabezas y sólo sentimos los rozones de las balas”, comentó.

El alcalde Moreno Arcos, quien estuvo enterado de la agresión desde la noche del viernes, envió una camioneta para recoger a los niños y miembros del cuerpo técnico que podían viajar.

A las 11:02 de la mañana del sábado llegaron 11 niños a la capital del estado escoltados por tres camionetas de la policía estatal, después de pasar la noche en la Agencia del Ministerio Público  de Iguala y otros cuantos en el hospital.

El punto de reunión donde fueron entregados los niños a sus familiares fue el Palacio Municipal, donde el alcalde condenó los hechos y aseguró que le pidió al gobernador Ángel Aguirre Rivero que éstos se esclarezcan.

Agregó que el Ayuntamiento prestará el servicio médico a todos los lesionados, así como atención psicológica para poder enfrentar el hecho traumático del que fueron víctimas.

Durante el discurso una madre que a acompañaba a los menores aclaró que el ataque no fue directo, sino que los agresores habían rafagueado a seis carros más, donde también resultó asesinada una señora que viajaba en un taxi.

“Balacearon a seis carros, a todos ellos nos tocó, me parece que se maneja otra versión”, agregó.

Otro joven de 17 años mientras abrazaba a su madre en el vestíbulo del Palacio Municipal, comentó que no pudieron identificar a los agresores, y que primero se escucharon disparos al aire.

“Cuando sentimos los rozones y los vidrios no nos queríamos levantar, nos apoyábamos para no pararnos”, agregó.

A su llegada al Palacio Municipal, los jóvenes se mostraban asustados y nerviosos, mientras buscaban a sus familiares que se reunieron allí desde las 10 de la mañana.

La mayoría de ellos se abrazaban entre sí para darse fuerza, y parecían desconcertados ante lo sufrido. Asimismo evitaban hablar de su compañero David García Evangelista, ya que en cuanto escuchaban su nombre lloraban.

Los jóvenes mostraron sus heridas a los reporteros que se encontraban en el lugar: rozones de bala, esquirlas de vidrios en todo el cuerpo, brazos lastimados, moretones, tobillos torcidos.

Doña Aleida Huerta Estrada dijo que es algo que no se tiene previsto y que no se lo desea a nadie, y hasta que vio nuevamente a su hijo que no resultó con ninguna lesión se dio cuenta de la magnitud de los hechos.

“Yo no culpo a nadie, porque no sabes cómo reaccionar, lo mucho o poco que los atendieron estuvo bien”, agregó.
Relató que a la una de la mañana se comunicó al celular de su hijo, ya que no sabía nada de él.

“Le pregunté que dónde estaba y me dijo que en la Ministerial de Iguala, y sólo me dijo ‘mamá no dejaban de disparar, nunca se contuvieron’”, describió.

Explicó que su hijo junto con los demás menores presentó su declaración en el Ministerio Público durante la madrugada de este sábado, y después se les avisó a los padres que serian escoltados hasta el zócalo capitalino.

“Mi hijo está muy afectado por el profe Rentería, porque nunca los dejó solos hasta que llegó la ambulancia”, explicó.

“EL ATAQUE DURÓ UNA ETERNIDAD”

Uno de los adolescentes que sobrevivió al ataque relató que las ráfagas se escucharon como cohetes y los agresores trataron de entrar a la unidad sin poder lograrlo.

El adolescente que aún portaba la playera, el short y los tenis del juego afirmó que minutos después de las 11 de la noche, cuando el autobús donde viajaban llegó al punto conocido como rancho El Cura, municipio de Tepecoacuilco y el entronque Santa Teresa, de la nada escucharon disparos.

El jugador de 17 años dijo que tras el ataque que duró “una eternidad”, sus compañeros y él salieron por las ventanas del autobús y corrieron hacia un sembradío de maíz, donde estuvieron escondidos alrededor de una hora.

Más tarde se enteró de la muerte de su compañero de 15 años David García Evangelista y el chofer de la unidad Víctor Manuel Lugo Ortiz.

Dijo que al igual que otros compañeros iba dormido, pero las ráfagas ensordecedoras que parecían cohetes lo despertaron e inmediatamente se acostó en el piso del autobús.

“Los vidrios de las ventanas nos caían encima y se oía cómo las balas pegaban al carro”, dijo.

“No sé qué pasó en el momento, pero de repente el carro se fue de lado y caímos a una barranca, todos nos golpeamos”, abundó el jugador.

Con sus ojos a punto de las lágrimas dijo que luego de que pararon los disparos los agresores se acercaron al autobús y “nos gritaron que abriéramos la puerta, pero nadie dijo nada, todos estábamos callados”.

Indicó que el acceso quedó sellado porque la unidad cayó de lado al barranco de unos tres metros de profundo.
“Luego se oyó que la gente se fue, me levanté y como pude salí por una de las ventanas con mis otros compañeros. Corrimos hacia unas milpas y ahí estuvimos como una hora”, recordó.

Platicó que una hora después salieron de los lugares donde estaban escondidos, una vez que escucharon las ambulancias en el lugar.

Mientras el adolescente platicó los hechos, algunos de sus compañeros, que se encontraban declarando en el Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Estado de la región norte, portaban aún la ropa y calzado manchado de lodo y tierra.


(EL SUR DE ACAPULCO/ Anarsis Pacheco v Jacob Morales Antonio/28 DE SEPTIEMBRE 2014)

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