domingo, 28 de septiembre de 2014

LOS QUEMA VIVOS POR UN ENGAÑO


Una supuesta infidelidad de Brenda pudo provocar que su pareja planeara victimarla junto con su hijo. Ella fue estrangulada y el niño presentaba una contusión de cráneo; ambos fueron quemados vivos.

La casa ubicada en la Colonia Floridos Bosques de Nogalar, en Monterrey era revisada por peritos de la Procuraduría y agentes ministeriales.

Ahí, se presume, Brenda Esmeralda Sandoval, de 25 años, y su hijo Carlos Eduardo Jáuregui, de 7, fueron atacados a golpes en julio pasado.

Peritos entraban y salían y desde el exterior se podían observar lámparas que iluminaban particularmente la sala de la casa donde vivían Brenda, Carlitos, su pareja, el policía de San Nicolás, Víctor Hugo Díaz Hernández, y la bebé de ambos.

Una supuesta infidelidad de Sandoval Velasco pudo provocar que su pareja planeara victimarla junto con su hijo Carlos Eduardo, de 7 años, y producto de una relación anterior.

El principal sospechoso del doble crimen es precisamente Díaz Hernández, quien se incapacitó por lesionarse fuera del trabajo y regresaría a laborar.

En el lugar donde la familia vivía trascendió que el oficial habría sido capturado y llevaba con él a su hija de 1 año de edad.

Aparentemente, encontró a su mujer con otro hombre dentro del domicilio ubicado en la calle Chihuahua.

Testigos coincidieron en que Díaz Hernández salió lesionado de la vivienda y luego ya ningún integrante de la familia fue visto, lo que presume que en el interior se inició una riña entre los involucrados.

Tampoco Brenda regresó a su trabajo desde ese día, en una paletería, donde se informó, se habría apoderado del dinero de la venta de varios días y tenía una denuncia en su contra.

La casa donde vivía Sandoval Velasco es propiedad del dueño de ese negocio y al parecer tiene parentesco con la víctima.

Vecinos señalaron que la pareja tenía por lo menos 5 años viviendo en el domicilio y nunca fueron vistos tener un pleito.

“Saludaban y ya, no eran muy sociales, pero tampoco se peleaban, se veía que se llevaban bien, eran de Jalisco creo. El hombre es policía, pero no lo hemos visto después de todo esto”, dijo una vecina.

Por el doble crimen habían sido detenidas varias personas, pero aunque no se confirmó, extraoficialmente, trascendió que entre éstos estaba Díaz Hernández.

LLORAN A MENOR CALCINADO

Don Clemente Peña no paraba de llorar, no podía creer que a quien consideraba su nieto, con el que jugaba todos los días había sido víctima de un crimen sin piedad.

Hablaba de Carlitos, quien junto a su madre fue quemado vivo, presuntamente por su padrastro, el policía Víctor Hugo Díaz Hernández.

Sentado en su silla, el hombre de 72 años hablaba:“Era un niño hermoso, bonito el condenado, llegaba a jugar conmigo, con mis nietos, aquí andaba dando lata.

“Mi nieto lo correteaba y lo cuidaba. Aquí los cuidaba y era muy travieso, me daba patadas jugando y le corría, no debieron hacerle eso a este niño, me da mucha tristeza, me duele mucho este niño a  mí”, dijo sin parar de llorar.

Junto a él estaba su esposa y otros vecinos que recordaban al menor. Todos coincidían en sentir tristeza al enterarse del caso. Carlitos y su madre fueron localizados muertos al ser calcinados detrás de unas bodegas en Apodaca.

Pruebas periciales determinaron que la mujer presentaba huellas de estrangulamiento y el niño una contusión profunda de cráneo, pero ambos fueron quemados vivos.


(TABASCO HOY/ Redacción/Hernán Iván Mata/ Agencia Reforma/ 28 DE SEPTIEMBRE 2014)

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