miércoles, 3 de julio de 2013

FALSO EL RESCATE DE JÓVENES BAILARINAS EN "TABLE"

Reporte Índigo
México, DF.- Las autoridades del DF dicen que era trata de personas. Sin embargo, gran parte de las mujeres que trabajaban en el Cadillac coinciden en que acudieron por su propia voluntad a pedir trabajo

Ante los nulos resultados en el caso de los 12 desaparecidos del After Heaven, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) lanzó una cortina de humo.

Aplicó un operativo para, supuestamente, rescatar del bar Cadillac a un grupo de mujeres mexicanas y extranjeras víctimas de trata de personas.

Con la ayuda de la Policía Federal, la Procuraduría capitalina ingresó al centro nocturno, propiedad de Alejandro Iglesias Rebollo, quien fuera dueño de la discoteca Lobohombo, en donde la madrugada del 20 de octubre del 2000 murieron 22 personas a causa de un incendio.

En el operativo del antro de “El patrón” –como es conocido Iglesias Rebollo–, los elementos federales y locales detuvieron a 86 personas, entre las cuales fueron supuestamente rescatadas 46 mujeres, 27 mexicanas y 19 extranjeras, víctimas de explotación sexual.

“Reporte Índigo” tuvo acceso a la averiguación previa DTP/TP-1/T1/030/13-06. En ésta se encuentra el testimonio de al menos 36 mujeres que trabajaban como bailarinas en el table dance Cadillac, y quienes –con excepción de la venezolana Ninfa Mariela Rojas Pérez– coinciden en que acudieron por su propia voluntad a pedir trabajo al lugar.

De hecho, el lunes, mientras el procurador capitalino Rodolfo Ríos Garza confirmaba el “rescate” de este grupo de mujeres, muchas de ellas acudieron ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) para denunciar que fueron presionadas por el Ministerio Público local para declarar que eran obligadas a prostituirse.

 “Nos llevaron a un cuarto de dicha agencia donde nos hicieron esperar por un lapso de 11 horas para poder declararnos, además al momentos en que nos estaban certificando médicamente, el médico nos dijo que teníamos que desnudarnos por completo, por lo que varias nos negamos a ser revisadas.

“Por otro lado, cuando empezamos a emitir nuestra declaración, personal de la citada Procuraduría comenzó a hostigarnos para que declaráramos que en ese lugar nos obligaban a trabajar y se tenían relaciones sexuales con los clientes, cosa que es falsa y negamos rotundamente”, se lee en la declaración escrita que hicieron Faride del Rosario Oviedo González, Marlenne Solórzano Torres y Claudia García Miramonte ante el visitador adjunto de la CDHDF, Gabriel Antonio Olvera.

Del total de detenidos tan sólo 14 fueron consignados por el delito de trata de personas, mientras que el resto fueron liberados, 26 bajo las reservas de la ley.

LA HISTORIA DE NINFA

La venezolana Ninfa Mariela Rojas Pérez relata su historia:

“Llegué a México por primera vez en el año 2008. Quería buscar una mejor vida, ya que tengo una hija que actualmente tiene 9 años, misma que nació cuando yo tenía 19 y tuve que interrumpir mis estudios para seguir trabajando para poder mantener a mi menor hija”.

Desde Venezuela surgió la idea de trabajar como bailarina y supo que en México pagaban muy bien por esa actividad.

Una amiga de su país le proporcionó el contacto de un hombre que le ayudaría a arreglar la documentación para poder viajar a México y entrar a uno de los clubes.

Dos hombres las recogieron en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y las llevaron a un departamento que se ubica en Mariano Escobedo, en la zona de Polanco.

“Al llegar ahí se encontraban aproximadamente 12 muchachas, todas de nacionalidad venezolana, y desde que llegué a ese departamento los sujetos me dijeron que por los gastos de transportación y por vivir en el departamento yo les debía 15 mil dólares”.

De ahí, la llevaron al Cadillac. En ese lugar tenía que bailar y “fichar”, y con las ganancias tenía que pagar la deuda.

“Yo no me podía regresar a mi país, al igual que mi amiga y las otras chicas, porque estos sujetos tenían nuestros pasaportes, y además nos habían amenazado diciéndonos que ellos sabían dónde vivía nuestra familia”.

Luego de pagar la deuda, Ninfa Mariela recuperó su pasaporte, la dejaron ir y regresó a su país.

Al cabo de un año regresó a México para trabajar otra vez en el Cadillac. Esta vez de manera independiente. Llegó sola a retomar el trabajo. La madrugada del sábado 29 de junio fue detenida.

Con excepción de su relato, las mujeres confesaron ante la CDHDF que el Cadillac había ganado fama de pagar bien a las mujeres que ahí trabajaban, por eso es que acudieron por su propia voluntad a tocar la puerta en busca de una oportunidad. 

Pero ante el Ministerio Público de la PGJDF muchas decidieron presentar su denuncia por el delito de trata de personas.

A pesar de que la denuncia original refería que en ese lugar se explotaba a menores, ninguna de las detenidas durante el operativo del sábado era menor de edad.


TRABAJABAN AHÍ POR GUSTO

Las declaraciones de las mujeres detenidas durante el operativo realizado el sábado 29 de junio en el bar Cadillac, ponen en tela de juicio la operación de “rescate” de las autoridades.

La mayoría aseguró que trabajaban en table dance porque obtenían buenos ingresos y no por ser víctimas de una red de trata de personas.

Muchas de las bailarinas detenidas en ese lugar señalaron que tienen amplia experiencia no sólo en el Distrito Federal, sino también en el Estado de México, Guadalajara y sus lugares de origen en el extranjero.

“No me obligan a nada, yo trabajaba por el dinero que percibía”, declaró María del Pilar Hernández Navarro.

“Yo quería ganar más dinero, por eso entré a Cadillac”, dijo Consuelo Sele Ramírez Chimal.

“Nadie me obliga a trabajar en Cadillac ni me forzan (sic) a tomar o prostituirme”, aseguró Mónica López Solís.

“Nadie me obliga a trabajar como bailarina, nadie me quita mi dinero ni me obligan a trabajar por horarios, sólo tengo necesidad”, refirió Verónica Marisol Garay Oliva.

Los perfiles de las presuntas víctimas rescatadas por la Policía Federal y la Procuraduría capitalina tienen muchas coincidencias: se trata, en su mayoría, de madres solteras, jóvenes con carencias económicas desde su infancia en sus países y comunidades de origen, abandonadas por sus parejas, orilladas a trabajar para solventar gastos de vivienda y manutención propios o de su familia.

En las declaraciones, en poder de “Reporte índigo”, las mujeres hablan de un interés genuino de entrar por ambición a ese mundo de baile y prostitución, debido a que en muy poco tiempo pueden tener altos ingresos.

Las declarantes hablan de ganancias de entre 5 mil y 20 mil pesos diarios, dependiendo de los clientes atendidos, la cantidad de botellas consumidas en el establecimiento y las propinas

El relato de la venezolana Ninfa Mariela Rojas Pérez es el único hace referencia a una red operada por hombres que las contactan en sus países de origen y les prometen trabajo en México como bailarinas o edecanes.

Una vez en tierras mexicanas, las obligan a permanecer bajo custodia en departamentos de Polanco, donde sólo reciben lo mínimo para comer, pues son obligadas a trabajar para pagar una deuda de 15 mil dólares por concepto de gastos de viaje y obtención de pasaporte.

MALA FAMA

El bar Cadillac, donde la madrugada del sábado 29 de junio elementos federales y locales detuvieron a 86 personas, entre las cuales fueron supuestamente rescatadas 46 mujeres, 27 mexicanas y 19 extranjeras, víctimas de explotación sexual, tiene un largo historial de mala fama. 

Se habla incluso de violaciones en su interior. Muchas de las mujeres supuestamente rescatadas por la Policía se dicen dispuestas a revelar los episodios que algunos elementos de la Procuraduría de Justicia han vivido en ese lugar.

Ahí, aseguran, son atendidos como clientes VIP, sólo que esa madrugada del sábado ingresaron como servidores públicos y ostentando una placa.
 
(ZOCALO/  Reporte Índigo / 03/07/2013 - 03:00 AM)

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