Más allá de los números, cuentan más las circunstancias. Nunca en
Sinaloa una elección había presentado tantos ángulos para el análisis,
ni la que ocurrió hace tres años, cuando Mario López Valdez ganó la
gubernatura desde una coalición opositora al PRI.
Las elecciones que acaban de ocurrir, sin embargo, están siendo
escenario de dos fenómenos. Uno, el surgimiento de un partido regional,
sinaloense, el PAS, que desde su primera prueba en las urnas muestra su
capacidad de organización, de penetración y de convencimiento, más allá
de sus formas.
El otro, sin duda, es el rompimiento de ese corazón
multicolor que simbolizó la coalición en 2010 y que, para estos
comicios, no fue más que una forzada caricatura.
Por una razón sencilla
que algunos protagonistas no quisieron aceptar: Malova, desde
mucho antes de la definición de candidaturas, ya se había escindido de
los partidos que lo llevaron al poder y había regresado al establo
priista.
Por ello, la recuperación de seis alcaldías y seis diputaciones
de mayoría que el PRI había perdido en 2010, es obra, también, del
gobernador.
El desgajamiento de la otrora pujante coalición se fue evidenciando a
partir de enero de este año, cuando funcionarios malovistas empiezan a
renunciar a sus cargos para contender en los procesos internos de los
partidos. Tal vez el caso más decente fue el de Eduardo Ortiz, pues
sabía que, de competir, no contaría con el apoyo del gobernador a pesar
de haber colaborado en su gobierno más de dos años al frente de la
Secretaría de Desarrollo Económico, pues las querencias de Malova ya eran claras por el lado de Sergio Torres y los intereses que este representa.
Pero de ahí pal real la mayoría de los que salieron del Gobierno y se
colocaron como candidatos llevaban el respaldo del gobernador, por una
coalición o por otra. Y aunque el apoyo a sus candidatos, como al Kory
Leyson o a Carlos Felton en Mazatlán no molestó a los panistas, sí
terminó conflictuando la relación que en Ahome se haya cargado con toda
la estructura estatal, dinero y recursos materiales y humanos.
Fue evidente el bandazo de Mario López Valdez a partir de que Enrique
Peña Nieto ganó la gubernatura y fueron comidilla en los mentideros las
negociaciones que el gobernador hizo con el PRI y con Gobernación para
desbancar a Jesús Burgos Pinto de la dirigencia estatal de ese partido,
pues le estorbaba en sus planes de retorno al tricolor.
Desde ahí ya no hubo dudas de que el gobernador regresaba al redil
priista, como dijo el líder de la Liga de Comunidades Agrarias cuando
vino a Sinaloa Enrique Peña Nieto, “alineadito”. Y los únicos que no se
dieron cuenta, porque no les convenía, eran los dirigentes y cuadros de
los partidos que conformaron la otra coalición, la del cambio, pues la mayoría vivían ya del presupuesto.
Lo dijo Heriberto Arias cuando le cuestionaron hace días si ellos también, los perredistas, estaban dispuestos a romper con Malova.
Es un asunto de conveniencias, respondió. Y es verdad, es de
conveniencias, pero debe saberse qué es lo que está en juego en la
disyuntiva, si el futuro de los partidos o el de los vividores de los
partidos.
Es evidente, con los resultados de esta elección, que sobre todo el
PAN se encuentra en el umbral de una grave crisis interna. Ya hay voces
que reclaman una revisión profunda de la alianza con Malova y la
redefinición de derroteros y estrategias, habida cuenta el extravío que
muestra el partido. En todo caso, no es nada distinto a lo que ocurre a
nivel nacional, pero esto lo tendrán que resolver los panistas de aquí
bajo una certeza indiscutible: Malova los entregó.
No se puede calificar de traición lo que hizo Malova hace tres
años al salirse del PRI. El partido no le dio la oportunidad de
contender internamente y optó por jugarse hasta la vida en un proyecto
alternativo. Eso es plausible. Lo que ha hecho ahora no, y tiene un
calificativo que los propios panistas gritan hasta desgarrarse. Y tienen
razón.
Bola y cadena
EL PAS ES EL OTRO FENÓMENO, pero su encumbramiento en la política
sinaloense significa, al mismo tiempo, el debilitamiento de la UAS como
una institución educativa, pues, si antes del 7 de julio no pudo
detenerse el uso de sus estructuras para los fines de este partido —al
grado de suspender la conformación del nuevo gabinete—, con los
resultados obtenidos esto será imposible, en detrimento, claro, de los
derroteros sustantivos de la máxima casa de estudios.
Sentido contrario
EL HOYO NEGRO QUE PREPRESENTAN los resultados de la elección para el
PAN no solo significa que este partido quedó sin una plataforma de
lanzamiento sólida para las elecciones de 2016, sino que también pierde
dos de sus prospectos más importantes. Uno, el Diablo Higuera,
que fue derrotado en su distrito y no entra ni como pluri al Congreso a
menos que Maribel Chollet gane en los tribunales. El otro es Heriberto
Félix Guerra, pues un escenario así es su mejor pretexto para seguirse
dedicando a los negocios en el Distrito Federal.
Humo negro
POR EL LADO DEL PRI, avanzó el alcalde Aarón Rivas, el principal
operador de Sergio Torres en la capital del estado, pero no solo por
eso, sino porque no dejó ir la oportunidad de apoyar económicamente a
algunos candidatos de su partido en varios municipios y distritos,
obviamente con miras a lo que viene dentro de tres años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario