Levántate y mira la montaña de donde viene el viento,
el sol y el agua, tú que manejas el curso de los ríos, tú que sembraste el
vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos para crecer estréchala a
tu hermano, juntos iremos unidos en la sangre hoy es el tiempo que puede ser
mañana
Víctor Jara
Rubén Duarte
Rodríguez / Dossier Politico
Al general Francisco
Arellano Noblecía, Jefe del Estado Mayor Policial con el gobierno perredista de
Marcelo Ebrard, comandante de la Policía Federal Preventiva (PFP) con el
presidente Vicente Fox, entre muchos otros cargos que ha desempeñado, se le
acusa de ser el responsable directo de la masacre de siete campesinos
sonorenses conocidos como los mártires de San Ignacio Río Muerto.
El crimen, que fue
cometido el 23 de octubre de 1975, ocasionó la caída fulminante del gobernador
Carlos Armando Biebrich y encendió la mecha de las grandes movilizaciones
campesinas que desembocaron al año siguiente en el decreto presidencial de Luis
Echeverría, mediante el cual se expropiaron 100 mil hectáreas en los valles del
Yaqui y del Mayo para entregarlas a los campesinos de los grupos solicitantes
de tierra, en el que, a la postre, sería el último acto significativo de la
malograda reforma agraria.
En su libro
“Biebrich, crónica de una infamia”, publicado a finales de 1978, el periodista
Jesús Blancornelas relata que, una madrugada, la dirigente campesina Rosa Delia
Amaya le avisó por teléfono los planes para la invasión de las tierras en San
Ignacio Río Muerto.
“Rosa Delia encabezó
uno de los grupos –muy numerosos por cierto- que entre la noche del 19 de
octubre y la madrugada del 20 invadieron grandes, muy grandes extensiones
agrícolas propiedad de los hombres pudientes de Cajeme... Otro de los líderes
en la invasión fue Juan de Dios Terán, quien además había sido el enlace entre
Celestino (Salcedo Monteón, líder de la CNC) y los estudiantes normalistas de
El Quinto, famosos en aquel entonces por su radical línea izquierdista que
llegaba a los linderos de la guerrilla” , escribió entonces el co-director del
semanario Zeta de Tijuana.
La obra, escrita por encargo para probar la
inocencia del ex gobernador Carlos Armando Biebrich frente a la matanza que
finalmente lo obligó a “renunciar” a su puesto, es rica en detalles que acusan
directamente a Arellano Noblecía como el principal orquestador y ejecutor de
ese crimen.
Blancornelas nos
cuenta que el gobernador, presionado por los organismos de agricultores, dio
instrucciones al Procurador de Justicia del Estado, Miguel Ángel Cortés, para organizar el desalojo y la aprehensión
de los campesinos invasores.
“Luego Biebrich
llamó a su jefe de la Policía Judicial, el joven teniente coronel Francisco
Arellano Noblecía... (que) partió hasta San Ignacio Río Muerto acompañado de
unos setenta agentes judiciales a los que se sumaron otros tantos militares al
mando del coronel de caballería Juan de Dios Calleros Aviña” , prosigue el
relato.
El desalojo se
inició a las cinco de la mañana y al llegar los policías y soldados al Block
717, Arellano Noblecía amenazó a los dirigentes del movimiento Juan de Dios
Terán Enríquez y a Heriberto García Leyva, que representaban a unos trescientos
solicitantes de tierra y quienes acudieron desarmados a parlamentar.
-Traigo una orden de
aprehensión para ustedes y también para que desalojen estos terrenos- fue la
orden del jefe judicial.
-¡No señor, de aquí
no saldremos!- le respondió García Leyva
-¡No, de aquí no
salimos!- se le unieron en coro los demás campesinos.
Blancornelas cita
una nota del periódico Excélsior de la ciudad de México, firmada por el
reportero Guillermo Mora Tavares, que incluye declaraciones del campesino
sobreviviente Miguel Ángel Robles, que le dijo a Arellano: “No queremos pleito,
estamos desarmados. Lo que queremos es la tierra, pero si quieren matarnos, si
vienen a eso, aquí estamos, mátenos como perros. Se alejaron un poquito y
empezaron a disparar... Juan de Dios Terán alzó los brazos en señal de
rendición y se acercó hacia el coronel Arellano Noblecía a expresarle que
abandonaría el predio para no exponer a la gente. Pero no lo dejó hablar. Lo
acribilló”.
La balacera duró dos
minutos. Los muertos y heridos cayeron de un solo lado, acribillados por balas
disparadas por rifles M-1, arma reglamentaria del ejército. Los muertos fueron
Juan de Dios Terán, Rafael López Vizcarra, Gildardo Gil Ochoa, Miguel Gutiérrez,
Rogelio Robles Ruiz, Benjamín Robles Ruiz y Enrique Félix Félix.
“Unos recibieron el disparo en la nuca, cuando
los tenían hincados. Otros en la sien. A Manuel Gutiérrez en el costado
izquierdo, a la altura de la cintura. A Rogelio Robles Ruiz en la cabeza, de
arriba hacia abajo. Le salió poco arriba de la nuca. Otro en el pecho, también
de arriba a abajo” , detalla Blancornelas de acuerdo con los certificados de
autopsia emitidos por los doctores Gustavo Ayala Leyva y Eduardo Escalante, del
Cuerpo Médico Legista de Ciudad Obregón.
“Adolfo Hernández,
otro de los invasores, narró cómo Juan de Dios Terán, líder del grupo y de 27
años, fue ametrallado cuando estaba rendido con las manos en alto. A los otros
los ametrallaron por la espalda. A Benjamín Robles lo tiraron como un perro. Lo
dejaron desangrarse hasta que murió” , consigna el reportaje citado.
Blancornelas asegura
que el gobernador le ordenó a Arellano el desalojo y la aprehensión de los
dirigentes de la invasión advirtiéndole que no utilizara la violencia y no
respondiera a las agresiones. Culpa entonces al general de División
Hermenegildo Cuenca Díaz, en ese tiempo secretario de la Defensa Nacional,
quien supuestamente ordenó al jefe de la Zona Militar, General Juan Belmonte
Aguilar, la evacuación “a como diera lugar”. En apoyo a estas afirmaciones
asegura que tanto Arellano como Belmonte le confesaron “bajo presión” a
Biebrich haber recibido esas órdenes del general Cuenca Díaz. Otro argumento
que presenta como prueba de sus aseveraciones, es que al día siguiente, sin
haber renunciado a la jefatura de la PJE, Arellano fue dado de alta en las
Guardias Presidenciales. En esta misma línea, el periodista menciona a Augusto
Gómez Villanueva, entonces Secretario de la Reforma Agraria (SRA); a Celestino
Salcedo Monteón, Alfonso Garzón,
Humberto Serrano y Juan Rodríguez, quienes formaban parte del llamado “Pacto de
Ocampo”, y al subsecretario de la SRA, Félix Barra García. A todos ellos los
consideró parte de la conspiración que fraguó la matanza con el único objetivo
de quitar a Biebrich de la gubernatura.
Los testimonios
coinciden en que Arellano Noblecía asesinó a traición a Juan de Dios Terán y
que, como jefe del operativo, fue también el que dio la orden a los policías y
soldados de disparar sobre los campesinos inermes. Pero ¿a quién obedecía
Arellano Noblecía? ¿No eran acaso sus jefes el gobernador Carlos Armando
Biebrich y el procurador de justicia del estado Miguel Ángel Cortés?
¿Los asesinatos de
los campesinos de San Ignacio Río Muerto no fueron acaso la continuación de la
misma política de mano dura de Biebrich que condujo en febrero de 1974 a los
asesinatos de los estudiantes José Shepperd y Andrés Peña?
El general VS
El Imparcial
Un reportaje de Juan
Ruiz Healy[1] publicado en noviembre de 2001 señalaba que el diario La Crónica
de Hoy publicó una entrevista con el comisario general y coordinador de las
Fuerzas Federales de Apoyo de la Policía Federal Preventiva (en el sexenio de
Fox), el general Arellano Noblecía, en la que éste último acusó al periódico El
Imparcial de Sonora de haber recibido dos cheques girados por el
narcotraficante Rafael Caro Quintero, a nombre de Impresora S.A. de C.V., razón
social del diario, por 66.6 millones de pesos y 2.6 millones de dólares, en
1981 y 1983, respectivamente. Al día siguiente, José Santiago Healy Loera,
declaró que la acusación era "una burda maniobra del general que pretende
desviar la atención de un hecho histórico aún no esclarecido". Se refería
ni más ni menos que a la matanza de San Ignacio Río Muerto. El Imparcial hizo
una serie de investigaciones sobre la participación de Arellano en ese hecho
sangriento; según Healy Loera, esa fue la razón por la que decidió arremeter
contra la cadena periodística de la que entonces era presidente y director
general.
Arellano Noblecía
argumentó en la entrevista de La Crónica de Hoy que el trabajo del diario
sonorense es parte de una campaña orquestada por el narco en contra suya. En
entrevista le preguntaron al general:
-¿Por qué sólo
murieron campesinos y ningún agente resultó herido (en la masacre de San
Ignacio)?
-Porque los
campesinos saben arar la tierra, no combatir, y nuestra gente estaba
preparada-respondió.
-¿Quién se lo
ordenó?
-El gobernador
(Carlos Armando Biebrich), y el procurador Miguel Ángel Cortés Ibarra, que
ahorita es procurador otra vez (en el sexenio del gobernador Armado López
Nogales.
-¿Qué pasó después
de las muertes?
-Nada, si lo que
querían era que cayera Biebrich.
Dice Ruiz Healy que
el caso de los campesinos asesinados en San Ignacio Río Muerto llegó a Los
Pinos, cuando el entonces secretario particular del presidente Vicente Fox,
Alfonso Durazo Montaño, recibió a una comitiva de familiares y testigos que le
exigieron se castigue a los culpables de la masacre, y obtuvieron la promesa de
que habría solución justa para los que murieron en San Ignacio, pero
especialmente, que no habría impunidad.
Por su parte, el
general declaró que le "llamaron personajes muy importantes del Congreso
de la Unión para proponerme que me reúna con los señores (de El Imparcial),
pero no veo para qué, ya dijeron de mí lo que quisieron en sus periódicos… ni
modo que vayamos a hablar como cuates, con un apretón de mano y un abrazo y que
cada quien se quede con sus golpes."
Lo cierto es que un
jefe policiaco con la trayectoria criminal y represiva de Arellano Noblecía lo
mismo ha servido a gobiernos priistas, panistas y perredista.
Prueba de ello fue
su participación en el diseño de la estrategia del operativo represivo del 1°
de diciembre de 2012, ejecutado con lujo e violencia en la toma de posesión de
Enrique Peña Nieto como presidente de la
República (1DMX).
Lo cierto es que un jefe policiaco con la
trayectoria criminal y represiva de Arellano Noblecía lo mismo ha servido a
gobiernos priistas, panistas y perredistas, y lo ha hecho por más de 45 años en
la más completa impunidad, durante los cuales ha sido Coordinador General de
las Fuerzas Federales de Apoyo y Comisario General de la Policía Federal, Jefe
del Estado Mayor Policial de la SSPDF, agregado militar en las Embajadas de
México en Argelia, Siria e Irak. De hecho el general fue el formador de las
primeras Fuerzas Federales de Apoyo en la extinta Policía Federal Preventiva,
que en su momento estuvo integrada por militares y marinos.
Entre los operativos
en que Arellano estuvo al frente de las Fuerzas Federales de Apoyo destacan la
recuperación de las instalaciones de la UNAM en el 2000; la reunión del Foro
Económico Mundial en el 2001 y la reunión de la Organización Mundial del
Comercio en el 2003 –ambas en Cancún–, y la Cumbre de las Américas que se
realizó en Monterrey en el 2004.
http://www.veinformativo.org/revelan-que-dario-chacon-y-luis-rosales-gamboa-eran-los-mandos-del-operativo-del-1d/
(DOSSIER
POLÍTICO/ Rubén Duarte Rodríguez / 2013-06-10)
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