La falta de voluntad del presidente municipal de Culiacán, Aarón
Rivas Loaiza, y del director de Instituto Municipal de Vivienda, Jorge
Alberto Estrada Álvarez, no ha permitido que la segunda etapa de
construcción y entrega de casas del fraccionamiento Valle de Encino se
lleve a cabo tal y como se había planeado para el primer trimestre de
este año, dicen algunos vecinos que serían beneficiadas con este
proyecto.
Valle de Encino nació como un proyecto en el que tanto el Gobierno
federal y municipal apoyarían a personas de bajos recursos económicos
para que pudieran adquirir una casa con un anticipo de 10 mil 700 pesos,
y por la que pagarían alrededor de 120 mil pesos en un plazo de seis
años como máximo, esto después de que un grupo de personas invadiera el
terreno donde hoy se encuentra el fraccionamiento Valle de Encino, al
sur de la ciudad de Culiacán.
El proyecto inició en el año 2009 bajo la administración del ex
presidente municipal Jesús Vizcarra Calderón, quien les asignó a los
invasores un terreno justo a un lado del fraccionamiento San Isidro,
para que ahí se instalaran formalmente. Ahí se realizó el trazo del
terreno y de redes de alumbrado, agua potable, drenaje y pavimentación.
Posteriormente llega Héctor Melesio Cuen Ojeda a la presidencia y
gestiona la construcción de la primera de tres etapas de casas que
contempla el proyecto Valle de Encino a cargo de la constructora Imuvic y
Cumbres del Sur de Consorcio Hogar.
En marzo de 2012 fueron entregadas 211 casas por Aarón Rivas Loaiza,
actual presidente municipal de Culiacán; estas pasaron por un estudio
realizado por la constructora a cargo del proyecto y a decir de los
beneficiarios, a la fecha no han tenido defecto alguno, más que la
inseguridad.
Uno de los inscritos en el proyecto para ser beneficiado, argumenta
que pagó el enganche de su casa en mayo de 2011, mismo por el que se le
asignó un número de cuenta Banorte.
Este ha sido el único pago que él y
el resto de los miembros han hecho y desde entonces acude cada sábado a
las juntas que realiza el líder de colonos, Alfredo Juárez Cuadras,
mismas en las que a cada uno de los beneficiarios se les cobra una cuota
de 40 pesos.
Él, su esposa e hijos, al igual que alrededor de ochenta familias
más, están en la espera y zozobra, ninguno de ellos sabe en qué
concluirá su caso y con ilusiones esperan las llaves de su casa, pero a
la fecha lo único que ha recibido son falsas esperanzas y mentiras a las
que cada semana les dan vuelta.
Menciona que en repetidas ocasiones han realizado marchas y plantones
en el Instituto de Vivienda Municipal sin obtener una respuesta
favorable, lo único que se les dice, argumentan, es que el proyecto
continuará cuando haya recursos y que las casas se entregarán, sí,
“cuando a ellos se les pegue la gana”. Esto es lo que dicen las familias
en espera.
Juárez Cuadras cataloga la lentitud del proyecto como falta de
voluntad por parte de las autoridades competentes, “es una tristeza y
una lástima que se le ignore a la clase pobre, ya nos da vergüenza
confiar en el Ayuntamiento”, mencionó Cuadras. Su obligación es cubrir
necesidades y cumplir con las demandas de la sociedad, es servirle al
pueblo, dice Alfredo Juárez.
Los miembros del proyecto mencionan que han visto pasar cinco
administraciones municipales por el Ayuntamiento y nadie los ayuda,
dicen sentirse olvidados, rezagados y utilizados, dicen recordar que el
máximo apoyo que han recibido fue de Martha Robles, ex delegada del IMV;
del Ingeniero Efraín Leyva y del maestro Cuen, con quien se reunieron
en diciembre del año pasado y en agradecimiento decidieron apoyarlo con
su partido PAS, mientras él se comprometió a seguirlos apoyando con la
construcción de la segunda etapa.
Alfredo Juárez denuncia a Ríodoce que ha recibido amenazas de
los miembros del proyecto que se sienten defraudados, incluso de las
autoridades, amenazas que involucran levantones y otras, hasta de muerte.
Dice comprender la desesperación de los afectados, “yo solo soy un
intermediario entre esas personas y el Ayuntamiento”, menciona.
Bajo la lluvia de amenazas que Cuadras ha recibido, decidió no
realizar más marchas ni plantones, con el fin de no exponer a las
familias que confían en él y con la intención de que el Gobierno no los
etiquete.
Cuadras decidió solicitar una cita con el presidente municipal, y
después de dos meses de insistencia la consiguió. Ahí tuvo la
oportunidad de exponerle el caso y solicitar su oportuna intervención,
pero desilusionado menciona que Aarón Rivas se resumió a responderle:
“¿Y qué quieres que yo haga?”.
El predio en el que se construirá la segunda etapa del
fraccionamiento se encuentra enmontado, es un tiradero de animales
muertos y basura.
Dicen vecinos de este fraccionamiento que no solo eso, sino que
también las casas que se encuentran deshabitadas funcionan como casas de
tortura por parte de diferentes corporaciones policiacas, y otras por
defecto no han sido habitadas nunca, aun bajo el compromiso que hicieron
las familias que las adquirieron en el sentido de que “las casas no
serán vendidas, no serán rentadas y no permanecerían más de dos semanas
deshabitadas”.
Ahora se avecina un nuevo cambio de administración, se vienen encima
las campañas políticas y los proyectos sociales hacen pausa, pero los
afectados esperan respuestas, esperan su casa, quieren acciones, piden
soluciones al problema.
Necesitan responder a su incertidumbre de qué
pasará con su dinero, qué les depara esta avalancha de negligencia,
necesitan quitarse ese estrés que en más de uno ya ha causado estragos
de salud.
Los inconformes dicen: “No hay recursos para nuestras viviendas, pero
hay recursos para grandes campañas políticas. ¿Y por nosotros quién
responde?”.
(RIODOCE.COM.MX/ Karen Magallanes/ junio 9, 2013)
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