Redacción/ Proceso
MÉXICO, D.F.
(apro).- La incorporación de las empresas Nestlé y PepsiCo a la Cruzada contra
el Hambre impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto, evidencian hacia el
exterior que “México está vendido a las empresas trasnacionales”, advirtió
Patti Rundall, líder de la Coalición Internacional contra el Conflicto de
Interés.
Peor aún, sostuvo
que permitir a estas empresas colaborar en el diseño y aplicación de políticas
públicas representa un “riesgo” para la salud de las personas.
“A ellos sólo les
interesa ampliar su participación en el mercado aunque digan que están
preocupados por la salud y por ayudar al gobierno. Eso es mentira”, afirmó la
activista en rueda de prensa.
Rundall recordó que
ese esquema ya se ha aplicado en otros países como en Brasil, pero que se
suspendió por las protestas de organizaciones sociales que denunciaron el daño
que causa a los niños el consumo de productos de Nestlé, por sus altos
contenidos de azúcar y sal.
En Brasil se
introdujeron los programas Hambre Cero y Bolsa de Familia durante el gobierno
de Luiz Inácio Lula da Silva.
Nestlé participó en
los programas y se reportó que las mujeres encargadas de ser guías
nutricionales, en vez de inculcar buenos hábitos alimenticios, se volvieron
promotoras de productos de la empresa.
“No deben cambiar la
comida tradicional por la que las compañías quieren dar, ya que por lo general
son altas en azúcar, grasas, aditivos y demás ingredientes dañinos para la
salud, así que ¿por qué pensar que la solución está en las empresas y no en las
personas?”, abundó Rundall.
El hambre, añadió,
no se puede acabar ni se debe paliar con alimentos chatarra, “las personas son
las que deben y pueden influir en las decisiones”, por lo que consideró que lo
único que se necesita es informar a la gente y ésta actuará en consecuencia.
Como en el caso de
Brasil, la también directora de la ONG Baby Milk Action señaló que México
podría evitar que suceda lo mismo si se sacude la intromisión de empresas, algo
que también pueda representar un conflicto de intereses.
Por su parte,
Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, cuestionó el que la
Cruzada contra el Hambre iniciara sin haber creado el comité científico que
debería avalar las acciones y, en cambio, sí hay prisa por formalizar el
acuerdo de colaboración con la industria de alimentos y bebidas.
Eso sin mencionar
que las empresas inmiscuidas en el proyecto, PepsiCo y Nestlé, representan un
conflicto de interés, pues “no se puede hacer política pública con la principal
industria causante de la obesidad”.
Calvillo infirió
que, si como en Brasil, el sector privado pusiera a la venta sus productos en
las 25 mil distribuidoras de Diconsa, en vez de hambre habría obesidad, y con
ella aumentarían las enfermedades relacionadas a esa condición, como
hipertensión y diabetes, principalmente.
Álvaro Urretra
comerciante en la Central de Abastos y productor de nopal, comentó que la
incursión de empresas en el programa estelar de la Secretaría de Desarrollo
Social (Sedesol) sería el comienzo de la destrucción de las tradiciones
nutrimentales y de las formas de sustento de muchas familias.
Apenas arranca la
Cruzada y ya hay, abundó, una disminución en la compra de productos agrícolas,
además de una reorientación del consumo de alimentos, debido a que los supermercados,
con sus concesionarias, destruyen los mercados populares y las tiendas de
barrios.
Los especialistas
consideraron que se debe hacer énfasis en la concientización de la ciudadanía
respecto de lo que consume, y en exigir al Estado la declaración patrimonial de
cada uno de los implicados en la Cruzada Contra el Hambre, con la finalidad de
evitar que trabajen en ella personas o empresas que puedan entorpecer ese
programa social.
TAMBIÉN LA UNAM
La secretaria de
Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, sumó a la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) a la Cruzada Nacional contra el Hambre.
En un acto realizado
en la institución, el rector José Narro y la titular de la Sedesol firmaron dos
convenios de colaboración. El primero, para la realización de distintos
proyectos, programas y trabajos
conjuntos.
El segundo, signado
entre la Dirección General de Orientación y Servicios Educativos (DGOSE) de la
UNAM y la Subsecretaría de Desarrollo Comunitario y Participación Social de
Sedesol, estará exclusivamente enfocado a instrumentar la Cruzada Nacional
contra el Hambre, a través de un programa de servicio social bajo el Modelo de
Atención Integral Comunitario (MAIC) de la Universidad.
Dicho modelo,
explicó Luis Raúl González Pérez, abogado general de la UNAM, contribuirá a la
identificación y solución de problemas en zonas de alta marginación, con
procesos de autogestión que permitan la participación de las comunidades.
A través de éste
convenio también se realizarán diagnósticos socio-comunitarios y se promoverá
el empoderamiento de diferentes grupos sociales.
Para ello, la UNAM
promoverá y difundirá el programa de servicio social en apoyo a la Cruzada
Nacional Contra el Hambre. Asimismo, diseñará en coordinación con la Sedesol,
los instrumentos para la integración del diagnóstico, y dará seguimiento,
supervisará y evaluará las labores de campo de los equipos multidisciplinarios.
Por su parte,
la Sedesol aportará los recursos
económicos para el desarrollo del programa; apoyará la capacitación de las
escuadras de trabajo, y participará en el proceso de seguimiento y
acompañamiento de las estrategias aplicadas, entre otras acciones.
María Elisa Celis,
titular de la DGOSE, comentó que en el marco de este convenio de colaboración
ya se convocó a 100 prestadores de servicio social para conformar equipos
multidisciplinarios que acudan a municipios altamente marginados en Puebla,
Tlaxcala, Estado de México y algunas delegaciones del Distrito Federal, a fin
de aplicar en una primera etapa el MAIC.
El rector José Narro
Robles, señaló que en el marco de estos pactos, la Universidad abrirá un programa
con una estrategia “desarrollada, probada, validada y que convoca a muchos
jóvenes interesados en participar, de manera multidisciplinaria, alrededor de
pendientes identificados, en los que además se puede conjuntar la voluntad, la
capacidad y el esfuerzo de la política pública”, añadió Narro Robles.
Por su parte Robles
Berlanga consideró que al sumar y
multiplicar esfuerzos, se podrá aminorar la situación de pobreza en que viven
52 millones de mexicanos.
“Es inaceptable que
en pleno siglo XXI existan conciudadanos que padezcan hambre y desnutrición,
que derivan en bajo rendimiento escolar y productividad laboral, factores que
aumentan la vulnerabilidad social y la pobreza”, dijo.
La funcionaria
federal sostuvo que la UNAM está llamada a desempeñar un papel importante en la
estrategia para erradicar el hambre a través de sus hombres y mujeres “con
vocación de servicio a la sociedad”.
“Nos interesa que
los universitarios nos acompañen en las acciones de la primera etapa de la
Cruzada Nacional Contra el Hambre en los 400 municipios seleccionados, con
trabajo de campo”, apuntó.
El convenio firmado
con la UNAM se suma a los que ya firmó Robles Berlanga con PepsiCo Corporation,
el Instituto Politécnico Nacional IPN y Nestlé, para “combatir la desnutrición
“y restaurar el servicio social comunitario.
(PROCESO/ Redacción/ 9 de abril de 2013)
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