Luego de que una empresa
estadunidense de seguridad reveló que China tiene a piratas informáticos
dedicados a atacar objetivos de Estados Unidos, Washington anunció que
quintuplicará el personal dedicado a contrarrestar ese tipo de ataques, incluso
con un “cibercomando”. Expertos en temas militares advierten acerca de los
peligros del ciberterrorismo, aseguran que internet se puede considerar como un
“quinto campo de batalla” y afirman que un ataque cibernético podría ser tan
devastador como el bombardeo a Pearl Harbor en 1941 o el atentado contra el
World Trade Center en 2001.
Adrián Foncillas/Proceso
BEIJING (Proceso).- El pasado 14 de febrero Estados Unidos anunció que
entregará una nueva medalla distinguida de guerra a operadores de drones (aviones
no tripulados), así como a personal que realiza labores cibernéticas.
Así Washington avanza sobre un nuevo escenario bélico en el etéreo
internet, donde los jóvenes con gafas de pasta gruesa relevarán a los forzudos
soldados. Se trata de una guerra fría digital entre Estados Unidos y China.
Esto porque el ejército chino tiene en Shanghái un grupo de piratas
informáticos dedicado a perjudicar intereses de Estados Unidos, reveló un
informe de 60 páginas de Mandiant, empresa estadunidense de seguridad,
publicado el pasado 19 de febrero.
El informe sostiene que desde 2006 un grupo de hackers ha robado
información a 141 empresas e instituciones de Estados Unidos. El diario The
Washington Post añadió que la mayoría de éstas tienen sede en la capital
estadunidense. Entre ellas se encuentran organismos oficiales, centros de
estudio y embajadas extranjeras.
La célula pirata denominada Amenaza Avanzada Persistente 1 fue localizada
luego de rastrear miles de ataques que terminaban en 98% de los casos en un
edificio de 10 pisos en el área de Pudong (Shanghái).
Según Mandiant el inmueble tiene antenas parabólicas y un perímetro de
seguridad. Pertenece a la Unidad 61398 del Ejército de Liberación Popular de
China, lo que demostraría la intervención gubernamental.
Ahí se contrata a personal con “conocimientos de inglés, de redes y de
seguridad informática”, añade el informe.
GLOBALISMO
Pero expertos independientes critican la tendencia a criminalizar a China
por actividades que son de rutina. Según Robert Bigman, exjefe de información
de la CIA, la lista de cibercriminales más tenaces incluye a Rusia, Bulgaria,
Rumania y Ucrania.
Las recientes acometidas contra Facebook, Apple y Twitter llegaron de
Europa del Este. Los últimos ataques sufridos por Michelle Obama, esposa del
presidente estadunidense; Joe Biden, vicepresidente; Eric Holder, fiscal
general; Robert Mueller, director del FBI, o Hillary Clinton, ex secretaria de
Estado, vinieron de Rusia.
El director de la compañía Errata Security, Robert Graham, escribió en su
blog: “Las evidencias sobre la conspiración china son tan endebles que no
convencerían ni a quienes creen en marcianos”.
Por su parte Jeffrey Carr, de la empresa de seguridad Taia Global, comenta
al corresponsal vía correo electrónico: “China es culpable de mucho
ciberespionaje, aunque Mandiant y el gobierno estadunidense le dan demasiado
crédito.
Muchos otros países hacen lo mismo, pero parece que Mandiant sólo ha
atrapado a China. Eso significa dos cosas: O comete un error fundamental de
atribución o los chinos son los peores piratas del mundo”.
Al conocer el informe Beijing argumentó que los ciberataques son un
problema global del que China no está exento.
“El ejército chino nunca ha apoyado
ataques de ese tipo que son trasnacionales y anónimos. No es profesional y
carece de lógica acusar a China sin ninguna evidencia concluyente”, aseguró en
un comunicado el Ministerio de Defensa de ese país.
Días después apoyó su alegato con datos duros. Mencionó que sus dos
principales páginas web militares, una de ellas del Ministerio de Defensa, recibieron
el año pasado un promedio mensual de 144 mil ataques; precisó que 62.9% de
éstos procedían de Estados Unidos.
El ciberespionaje es, ciertamente, un problema global. Cualquier empresa
con un software mínimamente apetecible debe destinar muchos esfuerzos a la
protección cotidiana.
“Cada mes recibimos decenas de ataques. Además del alto costo del
cortafuegos, tengo a dos personas que temporalmente se ocupan sólo de
repelerlos”, sostiene Marius Rossell, fundador de Trilogi, empresa española de
30 trabajadores dedicada al comercio por internet que hace dos años abrió una
sucursal en Beijing.
El empresario explica que llegan más ataques de Rusia que de China. “La
protección absoluta no existe. Si han entrado en el Pentágono pueden hacerlo en
tu casa. Lo único que puedes hacer es dificultarles el trabajo: Colocar un
candado a tu bicicleta para que se roben la del vecino”, asegura.
EL PLAN OBAMA
El pasado 21 de febrero el presidente estadunidense, Barack Obama, anunció
medidas más agresivas (sanciones económicas, por ejemplo) contra los países
involucrados en ataques cibernéticos.
El plan de Obama, quien no mencionó a China para evitar roces diplomáticos,
se dirige a proteger la investigación, el comercio y la actividad empresarial.
Según datos de Washington el robo de secretos comerciales le costó a
Estados Unidos 300 mil millones de dólares el año pasado.
Es un problema delicado para este país, porque su competitividad económica
descansa en la innovación.
De acuerdo con un informe que en febrero pasado presentó James Clapper,
director de la Oficina de Inteligencia Nacional, los ciberataques y el
espionaje informático superaron por primera ocasión al terrorismo internacional
como la primera amenaza para Estados Unidos.
La preocupación evidente es el paso del espionaje al terrorismo, si ello
implica a sectores claves para la seguridad nacional, como el de transportes o
el energético.
“Los mismos cibercriminales que cometen delitos financieros o roban
secretos comerciales serían capaces, en tiempos de guerra, de realizar ataques
ciberterroristas”, confirma Carr.
La inutilización de una red eléctrica podría provocar la caída de los
aviones, accidentes automovilísticos en masa, la explosión de una central
energética o la paralización de la bolsa, advierte.
En octubre pasado el entonces secretario de Defensa, Leon Panetta, comparó
un hipotético ciberataque con el ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de
1941 o la destrucción de las Torres Gemelas en septiembre de 2001.
El pasado enero Washington aprobó quintuplicar su personal destinado a la
ciberseguridad, que pasará de 900 a 4 mil 900 empleados.
Asimismo creó el Comando Cibernético del Pentágono, que comprende 13
unidades de programadores. Su jefe, el general Keith Alexander, explicó en
marzo pasado ante el Congreso que podrán efectuar contraofensivas en el
extranjero si las redes propias son saboteadas.
Es la primera vez que Estados Unidos admite su voluntad ofensiva, ya que
hasta ahora subrayaba su función de defensa en esta materia.
En febrero Obama firmó una orden ejecutiva que le da poderes a ese comando
para defender la seguridad nacional ante ataques cibernéticos. Thomas E.
Donilon, asesor de Seguridad Nacional, se convirtió el pasado 13 de marzo en el
primer miembro del gobierno de Washington que señaló directamente a China y le
pidió que dejara de espiar a empresas estadunidenses.
Fragmento del reportaje
que se publica en la edición 1901 de la revista Proceso, ya en circulación.
(PROCESO/ Adrián
Foncillas/9 de abril de 2013)
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