Luis Fernando Nájera
Y ahora, según
narcomensajes que aparecieron sobre los cuerpos de los seis jóvenes encontrados
en la periferia de Los Mochis, la Policía de Ahome cobra piso a comerciantes y
puchadores.
ECOS DE TERROR EN FACEBOOK
Cuando la Policía y
el Gobierno de Ahome pensaban que habían controlado las calles, tras casi
acabar con el clan doméstico de Los Mazatlecos, en una lucha de dos años que
llevó a la tumba a 14 policías preventivos y a más de 25 estatales, la
violencia ha vuelto a explotar, ahora atribuida a un grupo cuyo líder se hace
llamar el Dos Letras.
En el mordisco
violento para dejar su firma con sangre y declarar abiertas las hostilidades
contra el jefe de la Policía Municipal, Jesús Carrasco Ruiz, a su subdirector
“N” Medina y a su coordinador del Grupo de Operaciones Tácticas Especiales “N”
Piña, este grupo, que se autodenomina La Mochomera, abandonó en la zona
industrial sur de la ciudad una camioneta Cherokee color negro, modelo 1999,
con placas para circular VMV 7231 del estado de Sinaloa, la cual fue robada con
lujo de violencia el lunes 8 de abril en calle 13 entre Sabino y Maquicoba, en
Juan José Ríos, Guasave.
A bordo de la
unidad, seis cuerpos fueron apilados. Eran los cadáveres de Luis Rey Ramírez
Guerrero, el Pili, de 33 años de edad, Jesús Osorio Valenzuela, el Chuy Poros,
de 44, ambos de Juan José Ríos; Arturo Andalón Miranda, el Wico, de 33 años;
Leonard Romero Aguilar, de 22 años, el Leonard, y el de Sergio Valenzuela Aquí,
el Checo, de 19 años, estos últimos de Mochicahui.
El sexto cuerpo no
ha sido reclamado, según la Subprocuraduría Regional de Justicia. Todos ellos
fueron asesinados con balazos en la cabeza, luego de haber sido sacados de sus
casas por un comando que vestía de camuflaje y que los privó de la libertad.
Los cuerpos no
fueron el único hallazgo la mañana del sábado 20 de abril, pues también había
un mensaje para el director interino de la Policía Municipal, Jesús Carrasco
Ruiz, escrito sobre cartulinas blancas y con la firma: “El Dos Letras”, quien
se proclamaba dueño de la plaza.
El mensaje aclaraba
que los seis habían sido asesinados por “chapulines” al servicio de Carrasco y
compañía.
“Síganle haciendo
caso, que la plaza no tiene dueño”, amenaza el escrito.
Un alto funcionario
de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) confirmó que la
cartulina sí fue encontrada sobre los cuerpos, pero negó que hayan sido varias.
En las mismas fotografías tomadas a los cuerpos todavía sobre la camioneta se
aprecia el mensaje.
Tras encontrarse la
camioneta y los cuerpos, la PGJE trasladó en vilo y a bordo de una grúa la
unidad. Las periciales fueron realizadas a puerta cerrada.
Es mismo día, según
los registros de Facebook, se abrió una cuenta en esa red social, con el nombre
de Mochomera Mochis, donde se estuvieron publicando arengas contra los jefes
policiacos de Ahome y contra Aguilar Íñiguez.
El mismo sábado,
cuando encontraron los cuerpos, apareció, según los mismos registros, una
fotografía donde se aprecian los cuerpos apilados en la camioneta y encima de
ellos una cartulina.
El miércoles 24, los
administradores de la dirección subieron fotografías donde los seis jóvenes
estaban vivos, pero inmovilizados, aparentemente en el monte. En los textos que
acompañan las imágenes, se adelantó quiénes eran los muertos y sus domicilios.
Se lee en uno de los
textos: “Aquí están los 6 que les deje
en la camioneta de concheros pa que agarren el royo y vean que no es cura si están
con carrasco están mal con dios y dios es mi compañero asi que plebada de Los Mochis
agarren el royo y pongansen las pilas por que va pa’delante el apoyo ya esta a
qui… atte 2 letras” (sic).
En la misma página
se advierte que Los Mazatlecos ya no son los encargados de la plaza, sino gente
del Dos Letras.
Que este, a su vez,
pertenece al cártel Beltrán Leyva, “fieles” a Alfredo Beltrán Leyva, el Mochomo,
de quien tomaron nombre para autodenominarse La Mochomera, grupo que
inicialmente arrebató la venta de drogas a narcomenudistas independientes,
entre el 2009 y 2010.
Por las
implicaciones del mensaje, el mismo funcionario estatal consultado por Ríodoce
dijo que no se había enviado duplicado a la Procuraduría General de la
República para una investigación federal, pues se centraban en el homicidio
sumario y no en el contexto de este.
Funcionarios
federales entrevistados al respecto afirmaron que de los nexos de la policía
local y sus jefes con narcomenudistas domésticos se supo cuatro semanas antes
de la matanza, por boca de puchadores capturados en operativos antidrogas,
quienes afirmaban trabajar para Carrasco (Jesús) y para otro al que mencionaban
como el Chuy Varillas.
El Chuy Varillas
dijo llamarse César Jesús Pérez Montes y vivir en el fraccionamiento Las
Huertas, en una declaración por posesión de drogas con fines de venta. Fue detenido
a finales de febrero pasado con una pistola calibre .45 y 38 dosis de cristal y
metanfetaminas.
Este personaje ya
era conocido por el actual jefe de la Policía Municipal, pues en funciones de
Policía Ministerial del Estado, bajo el mando del comandante Carlos Héctor
Ochoa Polanco, lo aprehendió a mediados de enero del 2007, un año después de
que presuntamente asaltó (expediente 12/2006) la empresa Servicios de
Protección, llevándose 36 millones de pesos, junto con el guardia Guillermo
Cárdenas Olivas.
Aunque les
incautaron dólares, euros y moneda nacional, presuntamente producto del
millonario robo, la participación de ambos no fue acreditada en los juicios
penales, debido a la tortura aplicada para obtener la confesión.
“El Chuy Varillas
salió libre por un amparo y Cárdenas, meses después, por una resolución similar
emitida por el juez penal Ramón Armenta.
Tras el hallazgo de
los seis cuerpos y el narcomensaje sobre estos, el procurador general de
Justicia, Marco Antonio Higuera Gómez, ordenó una reunión emergente en esta
ciudad. A ella arribó el jefe de Jesús Carrasco, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez
y mandos militares. Nadie comentó respecto de los narcomensajes, y tras dar
evasivas y justificar los operativos, continuaron en su cónclave.
Días después, el
alcalde Zenén Aarón Xóchihua Enciso modificó su discurso, y de dar espaldarazo
al jefe Carrasco, ahora afirma “no estar casado con nadie”, y que, dependiendo
del resultado, lo apoyaría o buscarían nuevas estrategias de seguridad, “como
ya ocurre”.
Esa nueva estrategia
de seguridad implica, también, la integridad personal, pues en la sesión de
Cabildo número 84 de este fin de semana pidió a regidores aprobar la custodia
hasta por tres años posteriores a dejar el cargo de alcalde, jefe de Policía y
para el secretario, toda vez que el rumbo que están tomando los acontecimientos
en seguridad pública, y en el cual el asesinato del excomandante Nicolás
Galaviz Vázquez encendió los focos de alerta.
VIEJAS COMPLICIDADES
El cáncer de la
confabulación de las policías con presuntos delincuentes ha sido una constante
en los gobiernos de Mario López Valdez. El primer hecho fue revelado en el
trienio 2002-2004, cuando su jefe de Policía, Genaro García Castro, y
comandantes de sectores fueron indiciados por vender protección a
narcotienditas. Nadie fue castigado.
Ya como gobernador,
el jefe de la Policía en Ahome, León Horacio Reyes, y su administrador, Germán
Carrillo Ochoa, son procesados por fomento de narcomenudeo, en un proceso en
donde 39 policías han salido absueltos, pero terminaron despedidos. Y,
finalmente, el impuesto jefe preventivo, relevo de Horacio, es considerado como
jefe de un grupo de narcomenudistas opositor al cártel Beltrán Leyva, liderado
ahora por quien se autodenomina el Dos Letras.
(RIODOCE.COM.MX/ Abril 28, 2013 / Luis Fernando
Nájera)
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