Empezó con un decomiso y terminó en una revuelta de
reos.
Más de cien presos comenzaron la sublevación, cinco
personas, entre reos y custodios, están siendo investigadas. Figura el nombre
de Ricardo Flores Salazar, presunto destinatario de los estupefacientes y
considerado lugarteniente del “Rey de la Droga” dentro de las penitenciarías
del estado, identificado como Manuel Salvador Murillo Agúndez “El Profe” o “El
Piochas”
Investigaciones ZETA
San José del Cabo,
Baja California Sur.- En la disputa registrada el 7 de febrero en el interior
del Centro de Reinserción Social (CERESO) de San José del Cabo, al cierre de
esta edición destacaban tres hechos:
1. No fue un motín
originado por el supuesto retraso en la entrega de alimentos a los internos;
tampoco la presunta y constante falta de comida en el área de cocina de la
penitenciaría.
2. Los participantes
fueron más de cien reos que comenzaron la revuelta dentro de la cocina, quienes
al verse acorralados por marinos y militares, corrieron hacia los dormitorios
del área de procesados y sentenciados.
3. Los custodios
evidenciaron que no están preparados para sofocar un incidente de este tipo,
pues cuando menos uno de ellos fue tomado como rehén en medio de la trifulca
que intentaba ser controlada por las Fuerzas Armadas, en virtud de que es un
penal de mediana seguridad.
La versión del
secretario de Gobierno y de Seguridad, Armando Martínez Vega, de que “la
revuelta fue ocasionada por un supuesto malestar por el retraso en el reparto
de la alimentación de los reos”, quedó evidenciada como falsedad, cuando las
primeras investigaciones arrojaron que la principal causa del amotinamiento fue
el reciente decomiso de un cargamento de droga que no logró llegar a su
destino.
El decomiso de 47
dosis de cristal y dos de cocaína, que iban dentro de un queso de cuatro kilos
-ocurrido el martes 5 de febrero-, fue el comienzo de una larga disputa que
terminó con la crisis del amotinamiento.
La del jueves negro,
fue una agresión directa en contra de los custodios, ya que responsabilizaron a
un grupo de ellos de haber detenido el cargamento en la aduana, cuando en un
movimiento inesperado, los celadores que comúnmente dejaban pasar la droga
fueron cambiados; y entonces sobrevino la incautación del cargamento que no era
más que el modus operandi para ingresar droga al penal.
Actualmente cinco
personas, entre reos y custodios, están siendo investigadas. Figura el nombre
de Ricardo Flores Salazar, presunto destinatario de la droga y considerado
lugarteniente del llamado “Rey de la Droga” dentro de las penitenciarías del
estado, identificado como Manuel Salvador Murillo Agúndez “El Profe” o “El
Piochas”.
Flores forma parte
de los 28 reos que el 9 de octubre de 2012 fueron transferidos del CERESO de La
Paz, al de San José del Cabo, tras haber protagonizado en la penitenciaria de
la capital un conato de motín en un pleito por el control de la droga con el
recientemente liberado Adelaido Soto Aguilar o Eduardo Salas Martínez “El Güero
Layo”.
La reyerta dentro
del penal comenzó aproximadamente a la 1:30 pm del jueves 7 de febrero, y al
cierre de esta edición (6:00 pm), un grupo de marinos y soldados se encontraba
dentro del penal, en un intento por sofocar el motín.
Datos recabados por
ZETA dan cuenta que el problema se había agravado porque los reos tenía cuando
menos a un custodio como reo y se negaban a entregarlo, hasta en tanto,
pudieran ingresar visitadores de la Comisión Estatal y Nacional de los Derechos
Humanos, pues trascendió que pretendían exponer las constantes violaciones a
las que son sujetos.
Cuando todo empezó,
personal del área de administración y de los Juzgados fueron inmediatamente
desalojados, así como el acceso principal, cerrado. La información fluía a
cuentagotas porque la calle que lleva al CERESO fue clausurada, los medios de
comunicación, simplemente no pudieron pasar, ya que era celosamente resguardada
por policías municipales, ministeriales y estatales.
No obstante, algunos
testigos expusieron a este Semanario que en el área de la cocina, había vidrios
esparcidos por todos lados, así como sillas y mesas volteadas y reventadas.
La disputa empezó en
la cocina, para expandirse a los talleres y área de dormitorios, donde conviven
590 reos del fuero común y 20 del fuero federal, quienes juntos hacen una
población total de 610 internos.
En el CERESO de San
José del Cabo, considerado de mediana seguridad, actualmente no está recluida
ninguna mujer, solo radican 296 reos procesados y 288 sentenciados del fuero
común, así como 6 procesados y 14 sentenciados del fuero federal.
(ZETA Baja California Sur/ febrero 11, 2013)
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