Abel Barajas
Distrito Federal— La
Procuraduría General de la República (PGR) investiga a fiscales de la SEIDO por
el presunto abuso de autoridad en agravio de un empresario joyero al que
mantuvieron arraigado durante casi medio año, le robaron pertenencias en un
cateo y trataron de vincularlo con el terrorismo por su origen étnico.
La Visitaduría
General de la PGR abrió la averiguación previa 865/AP/DGDCSPI/12 contra unos
cinco funcionarios de la SEIDO, luego de que fueran denunciados por Kamal
Boughader Muscharrafilly, un mexicano de origen libanés que pertenece a la
congregación drussa.
“Yo no soy ningún
terrorista y nunca fui combatiente en el Líbano, eso es un invento de quienes
me acusaron.
“La gente que me
investigó era tan ignorante que no sabían que los drusos son un grupo
religioso, pero ellos pensaban que eran terroristas libaneses ligados a Los
Zetas y yo les pregunté que de dónde sacaban esas tonterías, ellos me dijeron
‘de Internet’.
“Esto resulta muy
ofensivo para las creencias de la gente. Sé que cuando a mí me detuvieron en
2008 el embajador de Líbano en México era drusso y que éstas cosas le
molestaron”, dice Kamal en entrevista con Reforma.
Kamal tiene un
récord de abusos que difícilmente podrá ser empatado: la PGR lo arraigó 160
días, sin un juicio penal de por medio y pidió en siete ocasiones la orden de
aprehensión en su contra por delitos graves, sin que procediera una sola.
Le congelaron las
cuentas bancarias de toda su familia, incluidos su cuñado, su hermana y su
madre, y le robaron bienes cuando le catearon su casa del Edomex, de la cual
fue lanzado por no tener dinero para pagar la renta.
Hoy duerme en un
hotel y dice que ha sido desacreditado ante socios y clientes, además de que se
le han caído los dientes y tiene un estado precario de salud, con conmociones
que le hacen perder la memoria inmediata.
Este hombre de 40
años habla árabe, inglés, alemán y español, porque ha vivido en cinco países
desde que su familia se fue del Líbano, por la guerra. Casi todo el tiempo se
ha dedicado a la venta de oro y su familia además tiene seis restaurantes de
comida libanesa en Tijuana.
Sus problemas
iniciaron cuando le robaron una caja de seguridad en una sucursal del
Scotiabank de la colonia Álamos, del DF, y en el banco le dijeron que no le
iban a pagar las pérdidas.
Kamal hizo una
campaña publicitaria de espectaculares y volantes contra el banco, y ante la
negativa del Scotiabank, amagó con dañar sus instalaciones. El banco lo
denunció en la SEIDO porque asegura que amagó con atacarlos con bazooka, la que
les dijo que sabía usar desde la última guerra del Líbano.
(DIARIO DE JUAREZ/ Abel Barajas /Agencia Reforma |
2013-01-27 | 22:45)
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