Gabriela Soto
Durante el homenaje
a los cinco agentes del Grupo Élite, de los siete muertos totales que fueron
acorralados por las ráfagas de la delincuencia organizada en marzo de 2011,
Malova se comprometió a otorgar un apoyo por un millón de pesos para el
establecimiento de su propio negocio, un incentivo adicional de lo que reciben
los familiares de un policía muerto. Pero la ayuda no llegó
Viudas de policías
Le gustaba portar
armas, disfrutaba la adrenalina que se disparaba en su cuerpo cuando
participaba en los operativos de la fiscalía estatal, presumía su placa
policiaca. Carlos Humberto Villegas Burgos dedicó 14 años de su vida a servir a
las fuerzas investigadoras. En su ejercicio libró varias emboscadas de los
grupos delictivos.
A partir de su
ingreso a las filas del Grupo de Policías de Élite, en febrero de 2011, supo
del peligro al que se exponía y su mayor temor se cumplió: murió sin graduarse
de la licenciatura en Derecho y sin poseer un patrimonio para heredar a sus
tres hijos y esposa. Fue asesinado por el grupo de delincuencia organizada que
opera en Guasave, aquella tarde del domingo 6 de marzo de 2011, cuando los
delincuentes acorralaron con una tromba de balas a los policías que trasladaban
a dos detenidos. Ahí quedó su cuerpo junto a otros seis de sus compañeros.
Ante el fracaso del
“grupo de fuerzas especiales” frente al crimen organizado, el gobernador Mario
López Valdez se comprometió a apoyar a cada una de las viudas, con becas para
los hijos, con una pensión y un apoyo económico por un millón de pesos para
emprender su propio negocio, en aquel homenaje-sepelio que se preparó para los policías
caídos y que los dolientes aprovecharon para denunciar: “Señor gobernador,
usted tiene gente que está con el narco”.
Pero la ayuda no
llegó. A casi dos años del terrible enfrentamiento, cuatro madres de familia
afectadas recorren los pasillos del Palacio de Gobierno intentando descifrar en
qué dependencia se perdieron los proyectos entregados, en qué archivo se trabó
el apoyo, quién falló.
Proyectos empresariales truncos
Nancy Nevárez aún no
se resignaba a la muerte de su esposo, Carlos Humberto: aún lloraba sin parar y
su único pensamiento era él. Con el dolor aquejando el corazón, las viudas
fueron presionadas a tomar un curso inmediato de capacitación empresarial por
aproximadamente tres meses en Empreser, un programa de la Secretaría de Desarrollo
Económico.
Nevárez recuerda que
el director de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, Guillermo Prieto, emplazó a
las cuatro mujeres a definir el proyecto en que invertirían el dinero que
supuestamente otorgaría el Gobierno estatal. Ella decidió producir caña junto a
dos viudas más.
“El emprendedor
Nancy Rafaela Nevárez ha planteado el desarrollo del proyecto denominado
‘Cañeros’. La empresa se dedicará a sembrar superficie de caña; que buscando
siempre la calidad, productividad y aumentando superficie, así como rendimiento
año tras año. El surgimiento de este proyecto está basado con la finalidad de
promover la producción de la materia prima; caña de azúcar, bajo los parámetros
de calidad logrando los más altos niveles de productividad”, detalla el
proyecto entregado a la Sedeco.
El proyecto
empresarial agrícola de las tres viudas, al parecer se perdió entre la falta de
coordinación entre las dependencias y la insuficiencia de compromiso por el
Gobierno estatal. Aunque existen documentos que avalan la entrega del plan de
negocios, la Sedeco afirmó que lo remitió primero a la Secretaría de Seguridad
Pública y luego a la Procuraduría General de Justicia del Estado. Estas dos
últimas dependencias justifican que jamás fueron entregados.
“Se entregaron. En
su momento nos dijeron llévalos a la Secretaría de Seguridad Pública, y luego
nos dijeron ¿sabes qué?, como eran ministeriales, (se remitieron) a la
Procuraduría. Entonces, ahí ya no es ámbito de nuestra competencia, digamos
donde iba a quedar eso. A mí me pidieron armar los proyectos con ellas, los
terminamos y ahí está”, defendió Guillermo Prieto.
En una carta
dirigida al gobernador por la deudo María Candelaria Soto Valdez, pareja del
policía Ernesto Félix Rubio, con fecha de recibo el 14 de julio de 2011, le
recuerda su deuda con la familia.
“He decidido que el
proyecto familiar que nos fue sugerido por su gobierno, consiste en la compra
de cinco hectáreas de riego localizadas en el ejido San Diego, sindicatura
Eldorado, municipio de Culiacán. Lo anterior, constituye el millón de pesos que
usted se comprometió a entregar a los familiares de los agentes recibidos”,
específica el documento.
Hay más oficios con
fechas posteriores y dirigidas al titular de la Sedeco, Eduardo Ortiz
Hernández. Ninguno tuvo respuesta.
“Decidimos juntarnos
lo que éramos María Candelaria, Lilian y yo. Como ahí andaban vendiendo unas
tierras pues, ahí donde viven ellas, en Eldorado, decidimos juntarnos para
comprarlas y trabajarlas juntas, fue por eso que yo decidía hacer eso. Ahora ya
no me interesaría hacer eso, porque a mí me interesaría poner algo así, una
papelería pues… porque ya esas tierras que vendían ya, ya pasó mucho tiempo,
esas tierras ya no las venden. Este proyecto que hicimos ya no sirve”,
manifestó Nevárez.
Pese al bombardeo de
documentos con reclamos y de visitas estériles, el Gobierno estatal cerró sus
puertas a las otras víctimas.
“Pensamos muy mal
del señor gobernador porque por parte de él mandó un representante, Guillermo
Prieto, porque ese dinero que nos prometió fue para un negocio a futuro, para
nuestros hijos. Y ahora que nos digan que no, pues yo tengo mis hijos en la
universidad, los dos, y ya es más gasto. Ahorita ni beca ni nada, el seguro de
vida se está terminando. Y yo trabajo y aun así no alcanza”, reclamó María
Yáñez Delgado, ex pareja de Martín Velázquez Gutiérrez.
Becas irregulares
La entrega de becas
prometidas para los hijos de los agentes policiacos muertos aquella cruenta
tarde de marzo de 2011 es irregular, acusan las viudas. Candelaria Soto nunca
obtuvo el apoyo de mil 500 pesos mensuales prometidos para la continuación de
los estudios de sus hijos.
“Ha sido bastante
difícil, bastante batalloso, porque no alcanza el dinero. Yo soy una de las
personas que no me llegó la beca de los niños, de ninguno de los dos. Y tengo
un niño de preescolar, ese niño no tiene ni beca ni nada”, afirmó.
Por su parte,
Nevárez acusó que solo dos de sus hijos fueron becados pero por el programa
Becasin, cuyo apoyo es de 200 pesos mensuales, y recientemente uno de ellos
dejó de percibirlo, sin alguna explicación.
La viuda del policía
Raymundo Torres Díaz, Lilian Izábal González, señaló que también le retiraron
el apoyo.
“Nos dan una beca
que nos pagan a destiempo. Y que este año no llegó, al menos a mis hijos no les
llegó”, dijo.
Las madres de
familia tampoco han recibido una respuesta sobre tal irregularidad. Ahora
buscan desesperadamente la ayuda de los diputados del Congreso local para
obtener una audiencia con Malova y sacar adelante sus proyectos.
Las cifras de caídos
En los dos primeros
años del Gobierno de Mario López Valdez han muerto 133 policías. De ese total,
37 pertenecían a la Policía Estatal, 32 eran ministeriales, y los 64 restantes
militaban en las fuerzas municipales, de acuerdo con datos proporcionados por
la SSP y PGJE.
Las parejas de los
agentes preventivos estatales caídos pueden solicitar créditos para establecer
un negocio propio, cuyo monto oscile desde los cinco hasta 200 mil pesos. Desde
2011 que empezó a funcionar este programa solamente se han entregado tres,
detalló el subsecretario de Estudios, Proyectos y Desarrollo de la SSP.
Sadol Osorio Porras
estimó que se han entregado 200 créditos a viudas, policías y ex internos con
un monto aproximado de siete millones de pesos. Son las ex parejas de los
policías quienes menos solicitan estos empréstitos. En tanto, la PGJE no tiene
un área de apoyo a los familiares de los agentes muertos.
(RIODOCE.COM.MX/ Gabriela Soto /Domingo 20 de enero de 2013)
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