Un rancho entre decenas que existen en
la colonia Colorado III, en los alrededores del Ejido El Choropo, se volvió por
unos días el foco de la represión que atrajo la atención de todo el país,
exhibiendo a las autoridades bajacalifornianas. Desde el Rancho Mena, la
protesta social se mantiene en lo que parece ser el último refugio de la lucha
por el agua en Mexicali. Mientras los detenidos el 16 de enero, han sido
liberados
Desde el martes 16 de enero
no ha dejado de exhibirse la incapacidad gubernamental en todos sus frentes; no
solo provocaron una batalla campal que dejó varios lesionados entre policías y
manifestantes, sino que todas las personas detenidas por golpear a uniformados
quedaron en libertad, tres de ellas por errores terribles en la integración del
expediente.
Pese a ello, la Procuraduría
General de Justicia del Estado (PGJE) buscará impugnar la decisión de los
jueces y emprender acciones legales contra otros líderes del movimiento social,
a quienes desde hace semanas persigue y acosa, según sus mismos líderes.
Para el diputado Luis Moreno,
lo ocurrido desde el día del enfrentamiento es la evidencia de un gobierno
débil que requiere usar la fuerza bruta para cumplir con sus fines, además de
no tener el respaldo de la ciudadanía, por lo que analizan emprender acciones
legales de carácter político en el Congreso.
LA NOCHE DESDE EL RANCHO MENA
Solo una llama prevalece
entre la penumbra que impera todas las noches en los alrededores del Rancho
Mena en la colonia Colorado III, desde donde integrantes de La Resistencia
mantienen su campamento desde hace siete semanas.
Para llegar se cruza un
camino de terracería de 100 metros que se origina desde la carretera
Mexicali-San Felipe. La entrada es custodiada en todo momento por una unidad de
la Policía Municipal que supervisa el flujo de automóviles.
Metros antes del campamento
-el único que permanece desde el inicio de las protestas de Mexicali Resiste
contra la construcción de la planta de Constellation Brands-, diez uniformados
rodean una fogata para mitigar el intenso frío; ellos también pasarán la noche
ahí.
“Nos vamos a ir hasta el 23…
pero el 23 Ayuntamiento”, bromea un oficial que desencadena carcajadas de sus
compañeros, luego de cuestionarlos por su estancia.
Cruzas el pequeño puente que
conecta los lados del dren y llegas al destino. Un terreno de 50 metros de
largo por 30 de ancho, con construcciones de adobe, cuyo nombre surgió del
propietario, Salvador Mena, quien participa activamente en las protestas.
En la limítrofe del rancho se
vislumbra el fuego, al cual protegen como al agua, pues saben que de terminarse
quedarían a merced de las bajas temperaturas. Desde ese punto ya se escucha el
murmullo, nadie te increpa al ingresar, pues acostumbran a ver caras nuevas de
simpatizantes.
Junto al grupo hay una mesa
donde cuentan con frituras, café, platos desechables, sodas y otros productos
propiedad del que tenga algún antojo.
“Lo que hay aquí es de
todos”, asevera Salvador Mena, quien invita un vaso de café a cualquiera que
ingresa al círculo, que para Benjamín -otro manifestante de unos 40 años de
edad- es su nueva familia.
La política es el tema
central en todo momento, aprovechan cada minuto para informarse sobre noticias
que “captan” en internet sobre el manejo del dinero público y la corrupción,
tanto del Gobierno Federal, como del estatal y municipal.
“No se ocupan (sic) mil para
iniciar una revolución”, refiere Benjamín con un envalentonado tono.
Salvador Mena se despide en
reiteradas ocasiones, pero no se va, le gusta conversar con sus compañeros de
lucha, por lo que finalmente cede y se sienta nuevamente a conversar.
“Nadie nos está pagando, lo
que hay aquí es de nuestro dinero y del apoyo de la gente”, señala a pregunta
directa. Sus compañeros refieren que con frecuencia son vinculados con
Movimiento Regeneración Nacional (Morena), pero negaron recibir dinero
directamente de ese partido. Sin embargo, reconocieron que han sostenido
acercamientos con el senador Marco Antonio Blásquez.
Mena sostiene que son los
ciudadanos comunes, agricultores y hasta empleados de gobierno los que llevan
comida, frutas, agua y artículos de higiene, aunque admitieron que hay días en
los que invierten recursos propios.
Ana López, mejor conocida
como “La Generala”, es ex empleada de la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social, dijo que el año pasado fue despedida como represalia por formar parte
del movimiento. Actualmente es pensionada del Instituto Mexicano del Seguro
Social por un padecimiento que le impide laborar, además, se dedica a la renta
de rockolas y artículos para eventos.
Entre pláticas habló de
Filiberto Sánchez “Don Fili”, el cual trabajaba en el área de seguridad de
Skyworks, pero que tras integrarse al movimiento tuvo que abandonarlo, por lo
que ahora labora en una empresa de jardinería propiedad de su hermano.
Afirmó que los más activos en
la lucha son personas jubiladas, muchos de ellos profesores, y por ello tienen
la posibilidad de permanecer en los campamentos e incluso de proporcionar
dinero.
Sin embargo, no todos se
sostienen de sus años de esfuerzo. El joven ensenadense Ilich Velasco, opera su
propio taller de carrocería en su municipio natal, el cual cerró de manera
temporal tras enterarse del enfrentamiento, tomó todo el dinero que pudo y
viajó a Mexicali, donde pretende permanecer por unos días.
Ilich -cuyo nombre fue
inspirado en el revolucionario ruso Lenin- comentó que formó parte de los
movimientos de resistencia en Ensenada durante el estallido social ocurrido en
Baja California el año pasado, a causa del incremento al precio de los
combustibles, donde incluso participó en la toma de casetas.
Los músculos se endurecían en
la medida que avanzaba la noche y el frío ganaba terreno, por lo que una
pequeña comitiva salió a buscar leña para mantener vivo el único medio de
calor. En ese momento se acercó una unidad de la Policía Municipal frente al
campamento con las torretas encendidas.
“Así están toda la noche”,
dijo don “Chava”, quien tomó una lámpara de mano y respondió con luz.
Alrededor de las diez de la
noche llegaron “refuerzos”, algunos de ellos presentándose, ya que no se
conocían, pero eso no impidió que se integraran y charlaran como viejos amigos;
el grupo ya era de quince simpatizantes, quienes cerraban filas ante el fuego
para mitigar el frío.
Entre los nuevos integrantes
estaba Alicia Espino, madre soltera de unos 30 años, quien dejó a sus hijos con
su familia y emprendió el viaje a Mexicali desde Tijuana; también formó parte
de las protestas de enero de 2017 en aquel municipio.
Profesora de danza en una
escuela particular, pidió permiso de ausentarse e integrarse a la lucha. Para
Alicia es especialmente difícil, ya que es vegetariana y la mayoría de la ayuda
que llega para abastecerlos es comida chatarra, carnes o cualquier tipo de
producto animal.
Entre charlas, la atención es
robada por “La Gringa” una de las mascotas del movimiento que está “entrenada”
para detectar la presencia policíaca, según bromean algunos presentes, quienes
afirman que si los uniformados los atacan con perros, ellos responderán de la
misma forma.
Las horas pasaron como brisa
y llegó el momento de cenar. El menú del día comprende tortillas y una pequeña
olla de frijoles. Nadie reclama, nadie se preocupa, todos se acercan y
calientan tacos “a la leña”.
Al campamento se unió también
Daniel González, propietario con su familia de una tienda de abarrotes y de una
estética; formó parte de la lista de detenidos del martes 16.
Risueño y ocurrente al
momento de expresarse, recordó que fue
detenido de manera injusta y “paseado” en la patrulla durante dos horas. “No
sabían que hacer conmigo, pedían instrucciones por el radio”, reclamó con un
tono irónico.
Comentó que se encontraba
junto a los oficiales cuando estos intentaron detener a un joven de 18 años de
edad, argumentando que agredió a un oficial. Los manifestantes lograron
rescatar al muchacho, hijo del señor Mena, pero en la confusión, otro agente lo
tomó del cuello por la espalda hasta que perdió el conocimiento; al despertar
ya estaba esposado en la parte trasera del vehículo policial, alejándose del
rancho.
Fue llevado a la Agencia del
Ministerio Público de Oriente, luego a la Subcomandancia de la Policía
Municipal, en Palaco, y finalmente al penal, donde permaneció hasta la noche
del viernes, cuando fue presentado ante el juez que ordenó su salida.
Ahí convivió por unos días
con José Pozos y Francisco Guillén, compañeros de lucha y de celda, a quienes
tuvo que dejar cuando fue liberado. “Me quería quedar al ver que se quedaban
solos”, exclamó nostálgico.
Entre charlas aseveró que no
fue víctima de maltrato por parte de los custodios, aunque pasó momentos
bochornosos como cuando lo desnudaron y obligaron a hacer sentadillas mientras
tosían, frente a varios agentes.
Alrededor de la una de la
mañana, los primeros comienzan a ceder al sueño, por lo que preguntan quiénes
los acompañarán. “Vamos a hacer calor”, afirma Alicia, invitando a dormir en la
misma casa de campaña para reducir el intenso frío que a esas horas había
bajado a los 7 grados centígrados, con la promesa de seguir bajando.
Además de cinco casas de
campaña, los manifestantes habilitaron una raca algodonera -una especie de
plataforma de carga la cual cubrieron con tablas y lonas-, convirtiéndola así
en una casa rodante, donde caben varias personas.
Los grupos se preparan para
dormir, quedando solo tres personas de guardia, a quienes les entregan ropa
extra y cobijas, para poder soportar la madrugada.
Entre los guardianes está el
joven “Charlie”, quien narra cómo vivió el enfrentamiento donde también resultó
lesionado de la nuca debido a una roca lanzada por un agente policíaco; presume
las puntadas.
“Charlie” pregunta mucho,
pero es reservado; no dice a qué se dedica o si estudia, pues teme represalias
como la que sufrió Mauricio, un compañero que perdió parte de su casa luego de
ser víctima de un incendio provocado y que por cómo ocurrieron los hechos,
sospechan de un acto de intimidación.
Ilich, “Charlie” y otro
joven, cuya intervención en la charla era escasa, pretendían vigilar por
algunas horas, pero esperaban dormir un poco, ya que tenían una cita a la
mañana siguiente en la audiencia de vinculación a proceso de sus compañeros
encerrados.
Recordaron cómo ingresaron a
la lucha y cómo varios integrantes valiosos se retiraron del grupo, debido a la
inexperiencia que tenían organizándose.
Pese a sus intervenciones,
“Charlie” nunca dejó de observar el fuego, intentando evocar el inicio de la
lucha y de lo que sentía al enfrentar a la autoridad al lado de personas que
jamás había visto.
Ya no había risas, poco a
poco los silencios intermitentes comenzaron a apoderarse del ambiente hasta que
finalmente decidieron ir a descansar.
PIFIAS DE LA PGJE ABSUELVEN A MANIFESTANTES
Para las 10:30 am, la calle
Sur de la colonia Bella Vista, donde se ubica uno de los Centros de Justicia
Alternativa, tenía una guardia de más de 25 personas que exigían la liberación
de José Pozos y Francisco Guillén, presos desde el martes pasado, acusados de
lesiones calificadas, delitos contra funcionarios públicos y ultrajes a la
autoridad.
El ridículo que hizo su
defensa en la audiencia de control de detención y formulación de imputación,
provocó que no adquirieran medidas cautelares holgadas y permanecieran en
prisión hasta la vinculación a proceso.
Ese martes, cinco abogados
conformaron la defensa de los detenidos, cuyo líder era José Manuel Zúñiga
Galván, a sugerencia aparentemente del senador Marco Antonio Blásquez, quien
durante las primeras horas acompañó a los manifestantes.
A la defensa también se unieron
Juan Manuel Molina, Fernando Rosales, Jesús Rodolfo Cruz Sandoval y Víctor Hugo
Medina, quienes en un primer movimiento impidieron que el Ministerio Público
anexara un video como evidencia, argumentando que al desconocer su contenido,
dejarían en indefensión a los acusados. La juez Dora Leticia Contreras impidió
anexarlos después de un análisis, indicando que el plazo de 144 horas es para
que la defensa recabe pruebas, no para la fiscalía.
Luego que el Ministerio
Público expusiera el caso, sustentado principalmente en el Informe Policíal
Homologado (IPH) y testimonios de las víctimas de policías Melquiades Jiménez
Angulo y Virginia García Díaz, el defensor presentó un video donde se aprecia
la agresión que sufrió José Pozos al ser detenido.
La cinta de un minuto de
duración exhibe los golpes innecesarios de policías contra un manifestante ya
sometido.
Además, el jurista Zuñiga
Galván evidenció que los uniformados encargados de la aprehensión no coincidían
con los que firmaron el IPH, por lo que dicha prueba estaba viciada. Agregó que
en todo momento, los agentes llevaban rocas en sus manos, por lo que se
demostraba la actitud agresiva de los mismos.
La fiscalía alegó que dicho
video no fue certificado debidamente por la defensa, pues el mismo reconoció que
lo obtuvo tras una investigación a través de redes sociales, por lo que no se
tenía certeza de la fuente y debía ser retirado. Sin embargo, la juzgadora
afirmó que se encontraban en la etapa de antecedentes de investigación, por lo
que era permitido.
Luego de nueve horas de
audiencia y de múltiples recesos se determinó la no vinculación, al considerar
que no existían elementos para una probable responsabilidad, recobrando así su
libertad.
José Pozos y Francisco
Guillén volvieron a las calles alrededor de la medianoche del miércoles 24 de
enero; a las afueras esperaban familiares de sangre y de lucha.
“Esto no nos va a detener”,
afirmó Pozos al salir del Centro de Reinserción Social de Mexicali, por lo que
prometieron nuevas movilizaciones en cuanto definan las próximas acciones a
tomar.
Mientras tanto, Tania
Gallaga, una de las líderes del movimiento, convocó un boicot contra todos los
productos de la empresa cervecera Constellation Brands con la intención de
afectar sus finanzas, y pretenden continuar con los plantones en las oficinas
administrativas de la empresa y en la misma planta.
Por su parte, el
subprocurador Fernando Ramírez Amador se dijo inconforme por el resultado de la
audiencia y analizan la posibilidad de impugnar el resultado, pues consideran
que los tres agentes del Ministerio Público y el asesor jurídico de la
fiscalía, mostraron suficientes pruebas para demostrar la probable
responsabilidad en los crímenes.
Aseveró que citarían
nuevamente a los acusados cuando obtengan más pruebas. Mientras tanto,
integrarán el resto de las carpetas de ese día, donde destaca el homicidio en
grado de tentativa en contra de León Fierro, luego que abordara su automóvil e
intentara usarlo para bloquear el acceso. Policías se enquerellaron
argumentando que pretendía arrollarlos con su auto
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / EDUARDO VILLA LUGO/
LUNES, 29 ENERO, 2018 12:00 PM)
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