El
presidente Enrique Peña Nieto, está feliz pero no tanto. El domingo 4 de junio,
su partido –suyo, de él— el PRI, salió airoso en el Estado de México y
Coahuila, dos elecciones que pudieron en duda el espíritu democrático de la
contienda.
La
palabra fraude volvió a instalarse como parte de una jerga que refería a una
práctica superada y olvidada.
En
el Edomex, se desplegó una burda y tramposa –no podía ser de otra-- elección de
Estado, en eso coinciden MORENA y el PAN y todo México.
La
estrategia del voto del miedo dirigida a los indecisos como el afirmar que
vamos a convertirnos en otra Venezuela, desempeño su papel.
Allá
en Coahuila, uno de los hermanos Moreira, Humberto, candidato a diputado por el
Partido Joven, señala fraude y acusa al gobernador, su brother. Como para
morirse de risa.
Por
lo pronto las multitudinarias movilizaciones en contra del fraude electoral ya
se hicieron presentes y podrían desbordarse.
En
la cuna del presidente Peña, el PRI obtuvo 57 mil menos votos que el partido de
AMLO. A sus aliados del PVEM, PES y PANAL, les fue tan mal que perdieron su
registro.
Sin
embargo, por cosas de nuestra curiosa democracia la votación de todos dan el
gane a Alfredo del Mazo, quien apenas gobernará con el 33% de los votos
emitidos, o sea con algo así como el 12% del apoyo ciudadano y hasta con un 80%
de la gente en contra. Una raquítica minoría que representa una disminuida
legitimidad.
Una
verdad de a peso es que MORENA y las izquierdas fueron las más votadas por los
mexiquenses, incluso en bastiones priístas y en el llamado corredor azul.
Delfina obtuvo 4 de cada 10 votos emitidos y 7 de cada 10 mexiquenses votaron
en contra del PRI.
El
PAN y el PRD juntos, apenas hubieran llegado al tercer lugar.
Al
ser los votos nulos (176, 168) mayores que la diferencia entre Del Mazo y
Delfina (168, 385), es obligatorio el conteo de voto por voto, casilla por
casilla.
DIVIDE Y VENCERÁS
Fragmentar
el voto y dividir a la izquierda y a la derecha e incentivar las candidaturas
independientes, fueron la clave del triunfo de Alfredo del Mazo el domingo.
Impedir
la declinación del candidato del PRD Juan Zepeda, a favor de Delfina Gómez, fue
otra.
La
candidatura de Josefina Vásquez Mota, inicialmente contemplada por los
operadores presidenciales para bajarle votos a MORENA, se desinfló en el camino
y con ella la figura triunfadora de Ricardo Anaya, del 2016.
Lo
que sí quedó claro es que el dinero y la maquinaria pudieron más que el
hartazgo. Y ahí si calcularon mal los operadores del Peje. El problema, es que
no se sabe por cuánto tiempo.
La
polarización social, es algo que se sabía que existía y ahora quedó más que
evidente.
HACIA LA DEMOCRACIA BONZAI
La
tónica parece ser que de ahora en adelante los candidatos se conformarán con
gobernar con un tercio del pastel. La mayor minoría definirá el gobierno en
turno.
Así
de pobre se ve el futuro en materia de legitimidad de los gobernantes. Esa
debilidad tarde o temprano cobrará su factura. Al tiempo.
A
lo anterior agréguese, que eso le pega directamente a la representación de los
votados, pues la misma será escasa o muy deficitaria.
Y
si a eso le sumamos, la ilegalidad con que se obtienen los votos –no su
conteo--, el tema asume niveles alarmantes.
Pero,
se con ánimo de moler la borrega, añadimos la desconfianza creciente en el
árbitro electoral –el que se encarga de contar los votos--, pues la cosa se
pone del cocol, diría el Tata Arvizu.
Entonces,
nos damos cuenta que nuestra democracia, no es tan de a deveras como se presume
y ni tan sana como se piensa. En esta jornada la democracia mexicana no pasó su
prueba del ácido.
LECCIONES DE LA LECCIÓN: ESQUIZOFRENIA
PURA
Lo
único cierto, es que estas elecciones dejaron como lección que las alianzas
serán importantes en 2018, así sean como revolver el agua y el aceite, como en
el caso de la anunciada entre el PAN y el PRD, como para poner inquieto en su
tumba al filósofo del derecho Norberto Bobbio, autor del libro “Derecha e
izquierda”, quien ante las dudas sobre ellas creía en su real existencia dentro
del espectro político, a pesar de tesis como la Tercera Vía, enarbolada por el
sociólogo Anthony Giddens, destinada a renovar a la socialdemocracia, en una
época en donde el populismo no era usado para etiquetar a los enemigos.
Así
la situación, es previsible es que la carrera por la sucesión –con tapado y
todo— ya inició dentro del PRI, con independencia de cómo queden los resultados
finales, es decir si Peña Nieto, como monarca sexenal (Daniel Cosío Villegas,
dixit) se impondrá sobre el INE y la voluntad de los votantes en el Estado de
México o si Coahuila se entrega al PAN, para asegurar a un aliado natural de la
casa presidencial como “El Cerillo” Ricardo Anaya, sobre cuya yugular ya se
fueron Margarita Zavala, Felipe Calderón y Rafael Moreno Valle, quienes ven en
una posible debacle electoral, el fin de los sueños presidenciales del
presidente panista.
Y
aunque bien posicionados en el ánimo de Peña, por los resultados obtenidos
quedaron Miguel Angel Osorio Chong y Enrique Ochoa Reza, éste y solo éste
tendrá en sus manos los hilos de la candidatura dentro del tricolor y será
quien al final de cuentas elegirá al candidato, ya sin el ritual de la supuesta
consulta a los sectores como la parafernalia de antaño exigía y alguna vez hizo
decir en un acto de telepatía al otrora sempiterno cacique de la CTM, Fidel
Velásquez Sánchez, al presidente cuando le presentó al ungido por el dedo
presidencial a la usanza de los destapes priístas: “Nos leyó el pensamiento, señor
presidente”.
Si
las bases se encaprichan y así lo ve conveniente Peña, como jefe real del PRI,
a más tardar en octubre habrá candidato y quien deberá remar a contracorriente
ante la mala imagen de quien lo escogió, en esas cosas que rayan en la
esquizofrenia.
Quedó
demostrado de paso en esta elección que Andrés Manuel López Obrador, a pesar de
sus años en la farándula vuelve a caer en los mismos errores y de que Peña
Nieto, es un déspota, que usa el aparato de gobierno para provecho de una
camarilla.
Con
la ruta marcada y las estrategias exitosas más que probadas, la segunda vuelta
del 2018, está cantada entre dos tipos de formación priísta de origen y de
dudoso talante de demócratas, que no escuchan…
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/COLUMNA
INVITADA / LA VIÑA DEL SEÑOR/ 07 JUNIO 2017)
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