Javier Valdez se preguntaba por qué los
periodistas se quedaron solos en la tragedia. Por qué los asesinatos no
conmueven a la sociedad civil en México, como sucede en otros países.
Un grupo de periodistas tiene algunas
pistas. Froylán Enciso lo dice así: “La prensa en México ha sido un brazo
propagandístico del poder en turno en todos los niveles de Gobierno, y los
dueños de los medios se han acomodado plácidamente a esta relación, que les ha
permitido enriquecerse a costa de regatearle a la sociedad la información”.
Periodistas proyectan en las paredes de
Segob fotos, datos y recuerdos de esta gran tragedia
Ciudad de México, 16 de mayo
(SinEmbargo).– El reportero y escritor Javier Valdez Cárdenas, corresponsal en
Sinaloa del periódico La Jornada y asesinado el lunes, advirtió sobre la
fragilidad en la que en México se ejerce el periodismo: “El buen periodismo,
valiente, digno, responsable, honesto, no tiene sociedad alrededor; está solo,
y eso habla también de nuestra fragilidad”, dijo Valdez Cárdenas en octubre a
la agencia EFE, que lo entrevistó con motivo de último libro.
“Porque significa que, si van
contra nosotros o esos periodistas y les hacen daño, no va a pasar nada”,
agregó entonces el también autor de Narcoperiodismo.
Abandono social que, de
acuerdo con periodistas y académicos, esta profesión en México se ha ganado
luego de décadas en las que, de forma general y tradicional, la relación de
dueños de los medios de comunicación y el Gobierno ha estado marcada por la
corrupción y el intercambio de coberturas favorables a cambio de contratos de
publicidad.
“Puede haber periodistas como
Javier, por los que alguien se atreva a vencer el miedo y salga al a calle;
pero, por el periodismo en abstracto, muy difícilmente va a salir la sociedad
mexicana, porque el periodismo como institución, las grandes instituciones
periodísticas están en el descredito total; todo mundo sabe que, en México, a
los periodistas más valiosos los corren de los grandes medios, de Televisa, porque
todo mundo sabe que el periodismo es ‘chayotero’, que los grandes medios están
cuidando los contratos de publicidad que tanto hemos insistido en que el
Gobierno debe transparentar”, dice el historiador y escritor Froylán Enciso
Higuera, también investigador de la organización internacional Crisis Group.
“La prensa en México ha sido
un brazo propagandístico del poder en turno en todos los niveles de Gobierno, y
los dueños de los medios se han acomodado plácidamente a esta relación, que les
ha permitido enriquecerse a costa de regatearle a la sociedad la información
que requiere, y generar un cuerpo de periodistas que también se acomodaron a un
modus vivendi que no corresponde al ejercicio profesional del periodismo, sino
más bien a un ejercicio corrupto del tráfico de influencias”, coincide Gerardo
Albarrán, periodista y defensor de las audiencias en Radio Educación.
Los últimos trabajos de Javier Valdez
son sobre Dámaso López y los hijos de “El Chapo” Guzmán
Javier Valdez Cárdenas,
considerado uno de los reporteros más experimentados en la cobertura del
narcotráfico, fundador de un periódico independiente en Culiacán (Ríodoce) y
autor de varios libros sobre el crimen organizado, fue asesinado el pasado
lunes alrededor de las 12 horas, cuando cayó abatido por al menos 12 disparos
de arma de fuego.
Se convirtió así en el sexto
periodista en ser asesinado en México, país que, de acuerdo con la organización
Reporteros sin Fronteras, se encuentra sólo detrás de lugares como Siria y
Afganistán en materia de libertad de expresión y respeto a la prensa.
Antes, también este 2017,
fueron sido asesinados los periodistas Cecilio Pineda, de Guerrero; Ricardo
Monlui, de Veracruz; Filiberto Álvarez Landeros, de Morelos; Maximino
Rodríguez, de Baja California Sur, y Miroslava Breach Velducea, de Chihuahua y
también corresponsal de La Jornada.
En total, de acuerdo con el
conteo de la organización Artículo 19, al menos 80 periodistas asesinados desde
2006, un 99.7 de impunidad alrededor de estos crímenes y ninguno, ha dicho
Carlos Lauría, representante del CPJ, resuelto de forma que se aclare el móvil
y, menos, si está relacionado con el trabajo periodístico de la víctima.
“En México los periodistas
hemos pasado de ‘los queremos vivos’ a ‘nos están matando’; de ese tamaño es la
crisis que estamos viviendo”, dice Albarrán en alusión a la consigna generada
en 2010 por el plagio de cuatro reporteros en la región de La Laguna y la
creada a propósito del crimen de Valdez.
En ninguna ocasión, sin
embargo, recuerda el también ex periodista de la revista Proceso, las
manifestaciones organizadas para exigir justicia por estos asesinatos han
contado con el apoyo masivo de la sociedad civil, la cual, insiste, tiene una
idea general del periodismo que no distingue entre el trabajo de los reporteros
comprometidos con el interés público de aquellos que optan por los cobros o el
oficialismo.
Valdez es el sexto periodista asesinado
desde principios de marzo en México, uno de los países más peligrosos del mundo
para el ejercicio del periodismo. Foto: AP
“Lo verdaderamente grave es
que estamos viendo cómo están siendo asesinados un grupo de periodistas, una
generación de periodistas que ha roto su práctica cotidiana con este perverso
círculo vicioso y que han puesto por delante el interés periodístico, el
interés de la sociedad y la necesidad de la sociedad por estar informados y
para tener elementos para comprender su realidad; eso es Regina, eso es Javier,
eso era Miroslava, y muchos más colegas que han sido víctimas”, dice.
“Pero la sociedad no puede
identificarlos, porque son aislados, son pocos, porque no están en las páginas
o frecuencias de los grandes medios masivos, que de por sí ya tampoco la
sociedad los consume; entonces, no hay manera de que podamos en este momento
reclamarle a la sociedad que nos acompañe, creo que es u trabajo que está
apenas iniciando y lo que deberíamos de destacar y aprovechar en esta coyuntura
es visibilizar a este periodismo que sí es necesario a la sociedad”, agrega.
También Alejandro Páez
Varela, escritor, director de contenidos de SinEmbargo y ex subdirector de El
Universal, observa en la corrupción que se presenta entre propietarios de
medios y Gobierno el motivo por el que la sociedad no acompaña el reclamo de
justicia para los periodistas.
“¿Por qué saldría a marchar
por un gremio manchado por la corrupción? El Estado mexicano aporta miles de
millones a la prensa tradicional y por supuesto que puede manipular y someter
la línea editorial. No lo digo yo: lo dicen organismos internacionales y lo
había reconocido Enrique Peña Nieto cuando prometió transparentar la relación
con los medios. No lo hizo”, dice.
“Claro que la gente nos ve de
lejos, y la sociedad civil no participa en las protestas por los asesinatos de
periodistas. Quizá se pregunten quiénes son los buenos y quiénes son los malos.
Hay tanta corrupción en la prensa mexicana que, quizá, alguien vea a un
director de periódico y lo equipare con (el ex Gobernador de Coahuila) Humberto
Moreira, o con César Duarte (ex Gobernador de Chihuahua). Para muchos, creo,
los periodistas somos parte de la misma élite de zánganos que vive de lo que
generan todos los demás”, agrega.
El asesinato de Valdez
congregó esta noche a trabajadores de los medios de comunicación en el exterior
de la Secretaría de Gobernación, donde se realizó una protesta en demanda de
justicia y del cese a la violencia contra la prensa.
Protesta de periodistas frente a la
Segob. Foto: SinEmbargo
Vestidos en su mayoría de
negro , los manifestantes colocaron frente a la puerta de Gobernación veladoras
y fotografías tanto de Valdez como de su compañera Miroslava Breach.
Sobre la entrada de
Gobernación que da a la calle Abraham González, colocaron una enorme bandera de
México que, en lugar de tricolor, era blanca con negro y, en el centro, junto
al águila, manchas simulando sangre.
“Fue un luchador incansable;
un ser humano maravilloso que defendió los derechos de las víctimas”, dijo la
activista Maria Herrera, madre de víctima de desaparición y buscadora.
“Dio su vida por ayudarnos a
adquirir una vida digna; fue el hermano, el amigo que entendió esta lucha”,
agregó.
La periodista Carmen
Aristegui destacó que Valdez daba rostro, nombre y apellido a las víctimas y
que la sociedad, dijo, debería saber que la muerte de un periodista era la
muerte de la sociedad y de los derechos de todos.
De nuevo, sin embargo, la
protesta estuvo integrada casi únicamente por periodistas.
“No me ha extrañado nunca, desde
la primera vez que salimos a la calle, cuando mataron a Regina (Martínez,
corresponsal de Proceso en Veracruz), que sólo estuviéramos nosotros, que la
gente no se juntara a nuestro paso, a marchar por un derecho que les pertenece,
a la propia sociedad”, dice Albarrán.
“No extraña porque la
sociedad no encuentra en los medios nada para ella, porque no están hechos para
ella; ¿cómo vamos a pedirle a la sociedad a poner el pecho por nosotros, si
nosotros, en términos generales, no hemos estado ahí?”, cuestiona.
(SIN EMBARGO.MX/ SANDRA RODRÍGUEZ NIETO/
MAYO 16, 2017, 9:58 PM)
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