Se hacen iniciativas como #UnDíaSinPeriodismo
y se dice que ‘ni una más’, se alza la voz en las calles y en las redes
sociales, pero la impunidad en México y la violencia que se vive en el país
siguen permitiendo que se asesinen a periodistas, mujeres y otros inocentes
“Ser periodista en México parece más una
sentencia de muerte que una profesión”
Tania Reneaum
Directora en México de Amnistía
Internacional
6 Periodistas han sido asesinados en lo
que va de 2017
58 Privaciones de la libertad se
registraron en México el año pasado
105 Periodistas han sido asesinados en
México desde el año
2000 Ya basta. ¿Qué se tiene que hacer
en un país como México para que ejercer una profesión –y pasión– como el
periodismo no sea una sentencia de muerte?
¿Qué solución hay para que la libertad
de expresión no sea una quimera y los reportajes no se firmen con sangre?
Es muy común leer titulares
que señalan que hubo “otra víctima más”, “otro periodista asesinado”, “otra
mujer víctima”, “un feminicidio más”, “otro menor fallecido”. Y los encabezados
abundan.
Esta semana asesinaron al
periodista Javier Valdez Cárdenas en Sinaloa (quien fuera corresponsal de La
Jornada), y a Jonathan Rodríguez, hijo de Sonia Córdova, directora comercial
del semanario El Costeño. Aunque Sonia sobrevivió al atentado sucedido en
Autlán, Jalisco, está delicada de salud.
El fallecimiento de Javier
Valdez Cárdenas fue el segundo homicidio contra un corresponsal de La Jornada
en lo que va de 2017, en marzo fue ejecutada Miroslava Breach en Chihuahua. Y
es el sexto periodista asesinado este año.
Como dice Tania Reneaum,
directora en México de Amnistía Internacional, “ningún periodista, sin importar
el alcance de su medio, está a salvo”. Es un hecho. “Ser periodista en México
parece más una sentencia de muerte que una profesión”, citando a Reneaum.
El deceso de Javier Valdez –y
de todos los demás– despertó ira, coraje, enojo, tristeza e impotencia y así lo
reflejaron protestas en la Ciudad de México, en las que se destacaron lemas
como “En México nos están matando”, “No
al silencio” y “Ni uno más”.
Y es que, por inútiles que
parezcan, las protestas y la indignación logran lo que las víctimas de la
sangre y la censura no han podido: dar a conocer la verdad. Si bien la acción
requiere más que hashtags, cuando la sociedad sabe la verdad alza la voz y
llega el cambio. Llega la paz y muere la impunidad.
En lugar de limitarse a
publicar las fotografías crudas, los medios se solidarizaron con la indignación
hacia hechos como el homicidio de Javier Valdez y en lugar de publicar su
información, lanzaron listones de luto acompañados por emblemas como #UnDíaSinPeriodismo.
Algo similar a “Un día sin migrantes”.
Personalidades del periodismo
a nivel nacional, figuras públicas, ciudadanos, todos se unieron en este
#DíaSinPeriodismo.
Ejemplo de ello fueron medios
y portales que entraron “en paro”, tales como Vice, la revista Nexos,
Sopitas.com, Zona Franca, El Siglo de Durango, Horizontal, Cultura Colectiva
News, El Popular de Puebla, Contraseña, Kaja Negra, Tercera Vía, entre otros.
Tener campañas y movimientos
en línea es sólo un reflejo de lo que se podría dar en las calles y de ellas
puede nacer una alternativa que detenga la masacre contra la verdad y contra
los inocentes cuyos nombres se suman a las listas de víctimas del narcotráfico,
la corrupción, la violencia y la impunidad en México.
De acuerdo a Reporteros Sin
Fronteras y Artículo 19, 105 periodistas han sido asesinados en México desde el
año 2000. Y en 2016, este país ocupó el tercer lugar mundial con el número más
elevado de muertes de comunicadores, después de Siria y Afganistán.
El cambio también va más allá
de eliminar la impunidad y hacerle frente a las autoridades. El cambio también
está en que la ciudadanía dimensione la magnitud del problema. Los periodistas
tienen familiares y la verdad llega a la pantalla de los celulares de
cualquiera gracias al valor y al arduo trabajo de reporteros.
Y NADIE HACE NADA
Lo peor del caso es que
México invierte muy poco en la protección de los informadores. A pesar de que
este año se asignaran recursos al Mecanismo de Protección para Personas
Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, los reporteros siguen a la merced
de la censura y al borde de la muerte.
“Actualmente se utilizan
remanentes de años anteriores”, señaló el mes pasado la Comisión de Nacional
Derechos Humanos (CNDH).
¿Cuál será la consecuencia?
Que para finales de este año, “se terminen los recursos y exista imposibilidad
de continuar financiando las medidas de protección”, subrayó la CNDH.
No sólo eso, a la Fiscalía
Especial para Atender los Delitos contra la Libertad de Expresión, creada en
2010, se le ha ido recortando el presupuesto. En 2013 era de 38 millones de
pesos y este año sólo se le asignaron 18.4 millones de pesos.
“Es una situación bastante
lamentable”, declaró Balbina Flores, corresponsal en México de la organización
Artículo 19. “Las autoridades tienen que poner una voluntad que se exprese en
hechos concretos”.
Ana Cristina Ruelas,
directora de la mencionada ONG, indicó que “si no tiene presupuesto la
fiscalía, si no tiene presupuesto el mecanismo, es porque para el Estado (el
asesinato de periodistas) no es un problema público y ahora tiene que serlo”.
Si la acción se queda en los
hashtags cada vez que matan a un periodista, que se golpea o asesina a una
mujer en el Estado de México (en donde aumentaron 33 por ciento los
feminicidios a pesar de que se activó la Alerta de Violencia de Género, AVG) y
que un niño migrante muere porque queda en tierra de nadie, la impunidad se
seguirá alimentando.
Si la ciudadanía no exige que
se destine el presupuesto adecuado para la protección de periodistas, si una
mujer agredida no denuncia, si los medios censuran y si las autoridades se
“duermen”, los periodistas, las mujeres, los estudiantes y los niños… seguirán
siendo grupos vulnerables por dar a conocer la verdad, por haber nacido hombre,
por los altos índices de violencia, corrupción e impunidad que hay en México y,
claro, por las crisis migratorias como las que se han vivido en los últimos
años en la frontera con Estados Unidos.
Por eso, vale la pena repetir
lo siguiente: ¡Ya basta!
Y DE MUJERES NI SE DIGA
No sólo los periodistas en
México son víctima de crímenes impunes, violencia y asesinatos a la orden del
día. Las mujeres también son un blanco.
En el país, hubo siete
feminicidios entre 2013 y 2015, y se han contabilizado 40 mil muertas hasta
2014. Además, en cuatro años ha aumentado la desaparición de mujeres 974 por
ciento.
(REPORTE
INDIGO/ MARÍA ALESANDRA PÁMANES/ Miércoles 17 de mayo de 2017)
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