La realidad rompió el
blindaje. El informe final del Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes divulgado el domingo pasado, que cuestiona el trabajo del jefe
de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Tomás Zerón, anuló la
protección que durante casi dos años le dio el consejero jurídico de la
Presidencia, Humberto Castillejos, quien logró mantenerlo en el cargo cuando el
equipo de Jesús Murillo Karam se colapsó tras el desgaste por la desaparición
de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Zerón, que jugó un papel
central en las investigaciones que llevaron a la versión oficial del Gobierno,
conocida como “la verdad histórica”, nunca estuvo expuesto a la crítica pública
hasta esta semana, que lo obligó a responder por su trabajo. Lo hizo el miércoles,
en una aparición desafortunada.
Zerón le respondió al GIEI
sobre un video periodístico grabado durante un peritaje fechado el 28 de
octubre de 2014 en el río San Juan donde, según el expediente del caso
Ayotzinapa, se había recolectado la evidencia de que las cenizas de normalistas
presuntamente incinerados en el basurero de Cocula, habían sido arrojados en
sus aguas en ocho bolsas. Muchos dimes y diretes cruzaron Zerón y el GIEI sobre
el video difundido el domingo, pero la conclusión legal es la admisión del jefe
de la Policía Ministerial de que sí hubo un error en ese peritaje, no en
contenido, sino en la fecha. La perito, reveló, se equivocó al anotar la fecha.
No se realizó el 28, sino el 29, dijo Zerón, con lo cual buscó zanjar esa
discrepancia de fondo entre las dos partes. La realidad es que profundizó su
crisis.
Con la admisión, Zerón no
modifica el resultado del peritaje, pero al establecerse la posibilidad de
dolo, imprudencia o descuido, comentaron expertos en el tema, se configura una responsabilidad
de carácter administrativo. Los peritajes en el río San Juan y el basurero de
Cocula han sido cuestionados por expertos independientes, con lo cual ese error
de la perito, bajo la supervisión de Zerón, contribuirá a la sospecha de que el
jefe de criminalística sembró pruebas para fortalecer “la verdad histórica”.
Zerón dijo que su proceder
ese día no fue ilegal, porque no realizaba ningún peritaje, sino realizaba una
verificación de lo que un día antes había declarado ante el agente del Ministerio
Público, Agustín García Reyes, detenido junto con otros dos integrantes de
Guerreros Unidos, que admitió –tras ser torturado– haber participado en el
crimen e incineración de los normalistas.
Para probar sus actuaciones,
Zerón mostró un video realizado por la PGR ese día en el río San Juan, en donde
aparece García Reyes custodiado por un policía con el arma semiautomática en su
espalda, mostrándole los lugares donde se supone que tiraron las bolsas con las
cenizas de los normalistas. Esas escenas son las que liquidan a Zerón, quien al
mostrarlas por primera vez –no fue integrado en el expediente del caso– no sólo mostró una flagrante ilegalidad
en el proceso, sino que abrió la puerta para que García Reyes pueda recuperar
su libertad y ser exonerado del delito por el que se le acusa. Si eso sucede
–un camino de la defensa del presunto criminal–, la versión oficial del
Gobierno mexicano sobre lo que sucedió con los normalistas será sepultada.
Lo que demostró el video de
Zerón es una flagrante violación de la ley. Si la presencia del jefe de la AIC
no es ilegal, como lo hizo, sí lo fue la de García Reyes, quien salió de la
Subprocuraduría Especializada de Investigaciones sobre la Delincuencia
Organizada, sin ser registrada en el expediente. Es decir, fue una salida
ilegal que al mantenerse en secreto, como fue el caso hasta el miércoles, no
podía ser tomada como una prueba de
violación del debido proceso.
El imputado, García Reyes, no
fue asistido en esa diligencia, por lo cual se violaron sus derechos humanos y
conlleva, dijo un experto, a la nulidad de las actuaciones. En paralelo, el
Ministerio Público, en calidad de garante de la constitucionalidad y la
legalidad, añadió el experto, tiene la responsabilidad de proteger y asegurar
la eficacia plena de los derechos de las personas que se encuentran a su
disposición. Ese día en el río San Juan
no había agentes del MP, sólo policías y peritos. Zerón, quien no es abogado
–lo cual es también una limitación legal–, no es agente del Ministerio Público,
sino auxiliar de la representación social.
Nunca como ahora el caso
Ayotzinapa estuvo en mayor riesgo de caerse. Las críticas de expertos como el
GIEI o el Equipo Antropológico Forense Argentino, respondidas con
descalificaciones sistemáticas en algunos medios al servicio del poder, fueron
un antecedente que contribuyó, sin embargo, a que varios gobiernos en el mundo
cuestionaran la investigación y demandaran el estado de derecho y la aplicación
del debido proceso en el caso Ayotzinapa.
El video de Zerón demuestra
que todas las críticas apuntaban en la dirección correcta y que la PGR, bajo la
gestión de Murillo Karam, quien comenzó las investigaciones, estaban en lo
correcto. No queda claro si se trató sólo de incompetencia –como se ha
insistido en este espacio– o encubrimiento, como se piensa en muchos sectores.
Lo que sí queda claro es que el tiempo de Zerón en la PGR se acabó. Tiene que salir
porque se convirtió en un lastre para el Gobierno y es el mejor ejemplo de que
su investigación criminal se tergiversó y se engañó a la nación.
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE
PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 04 DE MAYO 2016)
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