La
comercializadora estadounidense Baja Distributors Inc. estaba registrada como
una importadora de bocados mexicanos, como papas fritas con chile y limón. Sin
embargo, para ser una empresa que registró 12 millones de dólares en ventas
anuales, sus oficinas eran extrañamente tranquilas. No había letreros en el
exterior. Su pequeño almacén estaba casi vacío. Nadie respondía los teléfonos.
Los
investigadores dicen que había una razón: el negocio estaba lavando dinero de
los narcotraficantes mexicanos. Baja Distributors — cuyos ejecutivos niegan
haber lavado dinero— registraron ventas de más de 17 millones de dólares de
mercancía mexicana en 18 meses.
No
es nueva la existencia de empresas de fachada para los cárteles, pero los
funcionarios estadounidenses dicen que tomaron un papel más relevante después
que las autoridades financieras de Mexico impusieron en 2010 a las empresas un
límite a los depósitos en efectivo de 7 mil dólares mensuales, antes de
aumentarlo posteriormente a 14 mil dólares.
Como
resultado, dicen, los cárteles buscaron empresas a través de las cuales
depositar el dinero en bancos estadounidenses y luego transferirlo a pesos en
México, con el pretexto del comercio bilateral.
San
Diego, la ciudad más grande de Estados Unidos en la zona fronteriza con México,
se convirtió en un imán para el dinero que entra al país desde México, según un
análisis de AP de las declaraciones aduaneras desde 2009.
El
presidente de México, Enrique Peña Nieto, retiró las restricciones financieras
el mes pasado, alegando que la medida para prevenir el lavado de dinero
perjudicaba a las empresas honestas. Para los funcionarios estadounidenses, la
decisión podría hacer que los cárteles vuelvan a depositar en los bancos
mexicanos sus sacos de dólares contaminados con la droga.
“Si
un día tienes una restricción y al día siguiente ya no existe, se podría pensar
lógicamente que ahora se les hará más fácil”, dijo Joseph Burke, jefe del
Centro Nacional contra el Contrabando de Dinero del Servicio de Inmigración y
Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés).
La
decisión de Peña Nieto se produjo dos días después de que agentes federales de
Estados Unidos lanzaron una redada contra varios comercios del barrio de la
moda en el centro de Los Ángeles, sospechosos de canalizar el dinero de la
droga a México, y se incautaron de 70 millones de dólares en efectivo.
Es
tradicional que los narcotraficantes llenen vehículos con dólares de la venta
de drogas en Estados unidos y los lleven a México sin ser detectados. Eso no ha
cambiado, pero con los bancos mexicanos fuera del escenario en 2010, los
cárteles buscaron otras formas de convertir sus ganancias a pesos para
financiar sus operaciones y lujos.
Servicios
de mensajería llevaban dólares a Estados Unidos y a menudo los declaraban a los
agentes de aduana, como lo requiere cualquier suma de 10 mil dólares o más,
dicen funcionarios estadounidenses. El Departamento del Tesoro impuso
requerimientos adicionales a los servicios de transportes blindados de dinero
en los cruces fronterizos en San Diego en agosto, diciendo que era una
respuesta a regulaciones mexicanas.
Los
inspectores aduaneros estadounidenses no tienen mucha autoridad para frenar el
flujo de dinero, y los cargos de lavado de dinero son difíciles de probar, lo
que lleva a muchos a pensar que el esquema proseguirá incluso sin las
restricciones mexicanas. Investigadores dicen que mover dinero de un lado al
otro de la frontera dificulta su rastreo en los dos países.
Hubo
3 mil 730 millones de dólares declarados en puertos de entrada desde México el
año pasado, comparado con 3 mil 150 en el 2009, el año antes de que entraran en
vigor las regulaciones mexicanas, de acuerdo con un análisis de la AP de
declaraciones de aduana. El dinero declarado procedente de México totalizó 3
mil 960 millones en los primeros ocho meses de este año.
En
el cruce de Otay Mesa, en San Diego, el efectivo declarado subió de 10,6
millones en el 2009 a mil 170 millones en el 2011 y mil 780 millones el año
pasado.
No
se sabe cuánto de eso fue comercio legítimo, pero un grupo en el Senado
estadounidense sobre Control Internacional de Narcóticos reportó el año pasado
que estaba llegando una cantidad “significativa” de dólares del narcotráfico a
Estados Unidos a través de los cruces fronterizos con México.
Baja
Distributors atrajo la atención del agente de aduanas Nick Jones en noviembre
pasado cuando examinaba declaraciones aduanales. Numerosas transacciones
resaltaron, de acuerdo con la orden de allanamiento que vinculó la actividad con
las restricciones bancarias en México.
La
compañía declaró 17,2 millones de dólares en 274 viajes a través del puerto de
entrada de San Ysidro, en San Diego, desde abril del 2012 a septiembre del
2013. Se envió dinero a México desde cuentas bancarias en Estados Unidos.
Jones
pensó que el almacén suburbano de la compañía era demasiado pequeño y tranquilo
para los ingresos que reportaba. Entrevistas con competidores le hicieron
concluir no había razón para traer tantos dólares desde México.
El
fundador de Baja Distributors y dos empleados recibieron sentencias suspendidas
de un año en prisión, que no cumplirán si completan tres años de libertad
condicional. Se declararon culpables en un tribunal estatal de tener un negocio
no autorizado luego que la fiscalía aceptase retirar los cargos de lavado de
dinero y otros.
(AP)
(RIODOCE/
REDACCION/ OCTUBRE 11, 2014)
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