Saltillo,
Coah.- Testimonios de jóvenes rescatados del Centro de Rehabilitación que
administraba “papá Polo” y Benito Juárez García, refieren que además de
violentar, éstos, personalmente a los internos, permitían que los internos
adultos también abusaran de los menores.
Gabriel,
jovencito de 15 años que fue internado hace tres meses en la supuesta casa de
rescate, relató para Zócalo que “venía ‘Polo’ y algunos internos, de nosotros
mismos, escogían a los de 12 y 14 años y se los llevaban al cuarto, después de
varias horas, mis compañeros salían llorando”.
“Cuando
uno no hacía caso, te sentaban en un banquito contra la pared y te llenaban de
ceniza y te dejaban por tres días, sin comer y sin dormir”, dice el muchacho
que cayó en las drogas debido a problemas familiares.
ESTABA ‘ENAMORADO’ DE JOVEN VIOLADO
El
amor une a Hipólito Vázquez Pérez con el joven víctima de violación, al menos
eso dijo el propio encargado de los centros de rehabilitación al rendir su
declaración preparatoria ante instancias penales.
Mientras
su cómplice, Benito Juárez García, negó las acusaciones que le imputan.
Durante
las primeras horas de este lunes, “papá Hipólito” y Benito afrontaron los
cuestionamientos del juez primero, ante quien rindieron testimonios diferentes
sobre el expediente que se les sigue desde el fin de semana.
Quien
fuera titular de los cuatro centros de rehabilitación Fundación Jóvenes
Saltillo, buscó defenderse tras manifestar que en ningún momento infringió la
ley, debido a la situación que imperaba entre ellos.
Esto
porque durante el interrogatorio al que fue sometido, aseguró haber actuado sin
mala fe, debido a que sostiene una presunta relación con el adolescente de 17
años, cuyos padres lo acusaron de abuso sexual.
NIEGA TODO
Por
su parte, Benito rechazó los cargos de abuso sexual en su contra. Este hombre
había sido señalado por uno de los internos de ser quien lo violó.
El
arresto de ambos individuos ocurrió durante la semana anterior, cuando una
madre de familia interpuso su denuncia ante la Procuraduría General de Justicia
del Estado (PGJE) en contra el director del centro de rehabilitación ubicado en
la colonia Postal Cerritos, donde presuntamente se les sometía a maltratos y
actos sexuales involuntarios.
Fue
en dos de estos centros que 42 adictos quedaron en libertad, para después ser
algunos de ellos quienes interpusieran denuncias en contra de los encargados.
YA HABÍAN ACTUADO
Días
antes de que autoridades ministeriales clausuraran dos centros de rehabilitación
que dirigía Hipólito Vásquez Pérez, la unidad de atención en Ramos Arizpe de la
Procuraduría de los Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) rescató a una menor de
edad procedente de este municipio, que era retenida en el albergue de la
colonia Postal Cerritos, aunque se dijo que no presentó abuso alguno.
El
responsable de la unidad, Héctor Mario López García, detalló que esto ocurrió
alrededor de 15 días atrás, momento en que acudieron al albergue porque no
querían entregar a la menor a sus padres, y agregó que Hipólito ya estaba bajo
investigación.
“No
la dejaban salir después de que los papás ya lo habían solicitado. Se estaba
cometiendo una privación ilegal de la libertad, por lo que nosotros
intervenimos”, apuntó.
Recordó
que habló con Hipólito y le entregaron a la jovencita, que ahora se encuentra
con su familia.
El
responsable de la Pronnif en Ramos Arizpe señaló que ante lo ocurrido en
Saltillo intensificaron la inspección a este tipo de lugares, donde se atiende
a menores de edad.
ACEPTAN AUTORIDADES FALTA MAYOR ATENCIÓN
Héctor
Mario Zapata de la Garza, secretario de Salud, reconoció que no son suficientes
las verificaciones que realiza la dependencia a su cargo en la revisión de
centros de rehabilitación, por lo que llamó a la sociedad civil a denunciar
cualquier anomalía.
“En
la Secretaria de Salud corresponde vigilar la licencia sanitaria y vigilar que
el centro funcione condiciones adecuadas, pero creo que aquí nos falta un
trabajo más fuerte con ellos para evitar este tipo de situaciones”, señaló
Zapata de la Garza.
Según
la Secretaría de Salud, en Coahuila existen 75 centros de rehabilitación que
albergan una población flotante de casi 2 mil personas que presentan alguna
adicción, a lo largo del estado existen centros que atienden a grupos de 25
hasta 400 personas, como en el caso de Cristo Vive en Saltillo.
Dichos
centros son revisados dos veces al año y en este momento ya fueron verificados
el 50% de éstos.
SIN MAYOR CONOCIMIENTO
Tras
el rescate de jóvenes del centro de rehabilitación Fundación Jóvenes Saltillo, sólo
se practicaron exámenes para conocer su estado de salud, por lo que el sector
Salud desconoce el grado de adicción o recuperación.
“El
centro estaba para atender adicciones como alcoholismo y trastornos de
conducta. Nosotros no realizamos estudios de adicciones, lo único que nos
solicitaron fue el apoyo para una valoración medica”, justificó Eliud Felipe
Aguirre Vázquez, jefe de la Jurisdicción Sanitaria número 8 en Saltillo.
INTERNOS TAMBIÉN ABUSABAN
El
castigo recurrente de “papá Polo” y Benito Juárez García era el “banquito”,
pero no sólo ellos lo aplicaban, sino que los internos de mayor edad también
participaban.
Así
lo relata Gabriel, joven de 15 años internado hace tres meses en la casa de
rescate para sus adicciones.
“Venía
Polo y algunos internos, de nosotros mismos, escogían a los de 12 y 14 años y
se los llevaban al cuarto. Después de varias horas, mis compañeros salían
llorando”, recordó quien fuera internado por su madre, ya que inhalaba
pegamento amarillo.
La
ayuda que ahí les brindaban era en base a juntas, reuniones en donde cada uno
relataba el por qué consumían sustancias ilegales, y explicaban los motivos de
sus adicciones.
RECUENTO DE LOS DAÑOS
“En
las juntas, ‘Polo’ nos platicaba que a él le gustaba tener relaciones sexuales con
los hombres, por eso buscaba a los internos, la edad para él no importaba,
podían ser niños o ya mayores”.
Para
Gabriel, el daño que sufrió durante su estancia es algo que no olvidará. Las
llamadas de atención con palabras altisonantes y castigos severos como el
“banquito” siempre estarán en sus recuerdos.
“Cuando
uno no hacía caso te sentaban en un banquito contra la pared y te llenaban de
ceniza y te dejaban por tres días, sin comer y sin dormir”, dice el muchacho.
Otro
castigo que recuerda era cuando les pegaban con un palo para hacer tortillas.
Los impactos eran en el pecho y la espalda, mientras que en la cabeza sentía
las patadas o rodillazos que hacían tronar el cuerpo; nadie quería sentir esos
castigos y callados acataban las órdenes de “papá Polo” y “Beno”.
Entre
todos realizaban el aseo del lugar, sin embargo, las carencias para llevarlo a
cabo eran muchas, de tal forma que la presencia de chinches era recurrente.
TRATO INHUMANO
Debido
a la mala calidad de los alimentos, los internos presentaban constantes
enfermedades gastrointestinales. La sopa con malos olores debía ser consumida
para evitar el enojo de los encargados.
“Olían
como a los desperdicios de marranos y sabían agrias, tenías que comértelas, por
eso todos los días teníamos diarrea”.
Asegura
que él no fue violado ni tocado, pues un compañero lo protegió durante su
estancia. “Cuando llegué me dijeron que me iban a violar y me quitaron toda la
ropa, pero un amigo me ayudó y siempre me protegió.
“Yo
tenía un amigo que le decían ‘Gordito Jesús’, a él sí le llegaron a tocar sus
partes, yo veía todo eso”.
Su
madre tuvo que reunir 3 mil pesos que exigía Hipólito para rescindir el
contrato que firmó meses atrás, por tal motivo cuando la Policía clausuró el
centro, Gabriel ya no se encontraba allí.
SU ÚNICA SALIDA
La
desesperación llevó a una mujer a internar a su hijo, Gabriel, tras verlo
inmerso en el mundo de las drogas y alcoholismo.
Una
amiga de la colonia Guayulera fue quien le mencionó los centros de apoyo de
“papá Hipólito”., sin saber lo que vendría.
(ZOCALO/
Yadira Leos / Leticia Espinoza / Luis Reyes / Rosendo Zavala/ 23 DE SEPTIEMBRE
2014)
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