Con la complicidad del gobierno y el narco, robo y venta de combustible
Todos lo saben, menos las autorices civiles, policiacas y militares.
La gasolina robada está a la venta en las esquinas, a la vuelta de las
casas de las colonias y comunidades, en el changarro del barrio y en el
negocio que vende insumos para la actividad agrícola en las parcelas.
Este es uno de los nuevos negocios del crimen organizado, que cuenta
con la complicidad de empresarios del giro de las gasolineras y de
transporte de carga, pero también con la omisión y colusión de los
diferentes niveles de gobierno, incluido, por supuesto, Petróleos
Mexicanos.
La gasolina se vende entre seis y siete pesos, y puede llegar a los
10 pesos, en lugar de los 12 pesos por litro del combustible en las
gasolineras establecidas. En algunas regiones la importancia de la
actividad es tal, que la ordeña, distribución y venta ilegal de gasolina
Magna o Premium, o de diesel, es el principal aditivo para la economía
regional.
En Guamúchil, por ejemplo, una buena parte de la población se dedica a
este negocio ilegal. El involucramiento va desde la extracción, también
llamada toma clandestina —directamente de los ductos de Pemex—, hasta
la venta en colonias. En Culiacán el panorama no es menos grave, solo
que la ciudad capital es más grande y los casos no son tan conocidos o
públicos como en ciudades pequeñas.
Culiacán, arriba
Datos de dependencias federales indican que del primer día de enero
al 30 de junio de este año se han iniciado 258 averiguaciones previas
por ordeña ilegal de combustible en ductos de Petróleos Mexicanos, de
las cuales 97, la cifra más alta, corresponden a Culiacán, la capital
del estado.
En segundo lugar está Mocorito, con 86 expedientes en manos del Ministerio Público, y enseguida Salvador Alvarado, con 52 casos.
Mazatlán suma seis averiguaciones previas, Ahome y Guasave están empatados con cuatro casos cada uno, tres más están radicados en Navolato y Angostura, dos en Badiraguato, y uno en El Rosario.
De acuerdo con reportes de las diferentes corporaciones y de todos
los niveles gubernamentales correspondiente a este mismo periodo, es el
área de Seguridad Física de PEMEX la autoridad que puso más casos a
disposición de la fiscalía federal, un total de 148.
La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) puso a disposición 81
expedientes, la Policía Estatal Preventiva 11, la Policía Federal seis,
la Policía Ministerial del Estado (PME) cinco, Secretaría de Marina
(SEMAR) tres, las policías municipales dos, y dos más como consecuencia
de denuncias anónimas.
Aseguramientos
De enero a junio han sido asegurados alrededor de 528 mil 275 litros
de gasolina y cerca de 163 mil 80 litros de diesel. Otros 56 mil 700
litros de combustible “revuelto”. Además, en los operativos han
decomisado 150 vehículos de diferente tipo y dos inmuebles.
Los reportes emitidos por todas las corporaciones y dependencias
gubernamentales indican que 42 personas fueron aprehendidas y remitidas
al Ministerio Público Federal, de las cuales 31 han sido consignadas
ante las instancias judiciales del fuero federal y local.
Todos están metidos.
Todos están metidos.
“¿Quién cuantifica el monto de lo robado?”, se preguntó un empresario
culichi que vende gasolina en esta ciudad capital. Y se responde: ellos
mismos, pero son ellos, los servidores públicos, los que también están
metidos en la ordeña de combustible, avisan a quienes se dedican a este
delito y luego reciben ganancias por la venta de gasolina o diesel.
“La gasolina se vende a un menor precio. Antes estaba en algunas
comunidades, en zonas alejadas de la ciudad. Ahora le ofrecen a uno en
las colonias, en la esquina, a la vuelta, en cualquier lado, y hasta
surten las gasolineras ya establecidas… y claro, todo a menor precio.
Incluso a mitad del precio oficial del litro de gasolina”, manifestó.
Reacio a dar su nombre, por temor a represalias, afirmó que al menos
en Sinaloa, están en el negocio de la extracción clandestina,
distribución y venta de combustible muchos empresarios de gasolineras,
funcionarios de Petróleos Mexicanos, y de otras dependencias federales y
locales encargadas de perseguir y castigar este delito, pero también el
narcotráfico.
También están implicados dueños de camiones de carga, operadores de
maquinaria para el campo y del servicio de transporte urbano, al menos
en Culiacán.
Versiones extraoficiales señalaron que es el Cártel de Sinaloa, al
menos en el caso de esta entidad, el que además del trasiego de drogas,
está avocado a la ordeña de gasoductos de Pemex y por supuesto, a su
venta y distribución. Las fuentes no oficiales indican que es el grupo
delictivo que dirigía Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, jefe de esta
organización criminal, la que ha fortalecido este giro delictivo, a
través de diferentes células.
Guzmán está ahora preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México.
“El robo no puede realizarse sin la colaboración de Pemex. Pero su
distribución, su venta, la impunidad, la libertad con que operan, el
poderío que tienen, no puede explicarse sin la presencia del
narcotráfico, así de sencillo”, sostuvo.
En las operaciones de surtido a gasolineras establecidas, agregó, el
narco usa camiones clonados, con logotipo y números, que tienen
apariencia de oficiales, pero que son propiedad de criminales.
Dijo que anteriormente era Alejandro Aponte Gómez, un ex militar que
era jefe de seguridad de Guzmán Loera y que fue muerto a balazos en
abril, en Culiacán, quien tenía la responsabilidad de la extracción
clandestina y distribución de combustible, al menos en esta capital.
“El narco usa el combustible para pagar a los sicarios, a los
punteros, pero también para surtir a gasolineras y a otras empresas,
porque estamos hablando de un negocio redondo, muy redituable, tanto o
más que el de las drogas”, comentó.
La mayoría de los detenidos, aseguró, son los peones, los obreros, la
gente “de abajo”, que le entran a la vida delictiva porque no hay
empleo y están desesperados, pero “nunca detienen a los pesados, a los
jefes, esos que reciben el pitazo de noche o madrugada, que en tal
momento, a tales horas, iban a soltar gasolina por los gasoductos, y
entonces pueden conectarse y robarla. Porque, obviamente, alguien de
dentro de Pemex les echa el pitazo, les avisa ‘ahí va’, para que
agarren”.
Mercado negro
El gobernador Mario López Valdez reconoció que hay un mercado negro
de la gasolina en Sinaloa. La declaración la hizo luego de que a
mediados de junio, agentes de la Policía Municipal encontraron un camión
de carga surtiendo combustible a una gasolinera ubicada frente a la
glorieta Cuauhtémoc, en bulevar Madero e Insurgentes.
“Rechazo totalmente que el gobierno esté fomentan do, que el gobierno
esté in volucrado en este mercado negro de la venta clandes tina de
combustible robado. Ése es un delito que no sola mente se da aquí en
Sinaloa, se da lamentablemente en todos los estados donde hay ductos, y
donde participa el crimen organizado de ma nera mayoritaria”, dijo el
mandatario.
Fue el 27 de junio cuando los policías municipales encontraron el
camión surtiendo combustible y cargado con cerca de 15 mil litros de
gasolina robada, en el establecimiento Servicios Zabel.
Empresarios gasolineros de Mocorito y Salvador Alva rado, agremiados
en la Organización Nacional de Expende dores de Petróleo (Onexpo),
denunciaron —de acuerdo con una nota publicada en el diario Noroeste—
que el mercado negro es causado por grupos delictivos que los
extorsionan y amenazan para obligarlos a realizar la venta del
combustible ilegal.
Mocorito, Guamúchil…
“¡Aquí la venta de gasolina ilegal es de tal tamaño que cuando hay
para vender se reactiva la economía regional!”, manifestó un ciudadano
de Guamúchil, cabecera municipal de Salvador Alvarado.
En la región no hay empleos y buena parte de la economía depende no
de la agricultura o la ganadería, sino del comercio. Cerca de la
comunidad de Tultita, pegada a la ciudad de Guamúchil, había una de
estas tomas clandestinas a mediados de junio: en el lugar, alrededor de
40 camiones de carga y camionetas hacían fila para surtirse de gasolina o
diesel, y luego venderla.
El litro se vende a seis pesos, aunque puede llegar a los 8.50 pesos,
y los puntos de venta están distribuidos por toda la ciudad.
“Es fácil, pregúntale a cualquiera que necesitas gasolina robada y te
van a decir ‘aquí, a la vuelta, a dos cuadras’, porque mucha gente está
metida en esto, porque no hay trabajo, es la verdad. Y la mayoría de
los involucrados son jóvenes que ya no estudiaron, que buscan trabajo
pero como te digo, no hay”.
Es cuestión de que haya gasolina extraída ilegalmente, para que se
vea movimiento en la ciudad y “se reactive la economía. Luego luego se
ve que hay producto y que la gente trae dinero, de otra manera esto se
deprime y no hay alternativas. No las hay”.
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