Un menor de
dos años fue asesinado por dos homicidas que delinquen para Javier Beltrán
Cabrera “El R4”, operador criminal de José Soto “El Tigre”. Fueron detenidos
por miembros del crimen organizado y entregados a la Procuraduría
Los homicidas de un
niño de 2 años en Tijuana no fueron detenidos por elementos de alguna
corporación.
Jóvenes que operan
para el crimen organizado, los rastrearon, y después de poco más de 30 horas
cometido el crimen, los ubicaron, los interrogaron. Y alrededor de las cuatro
de la tarde del jueves 10 de julio de 2014,
los entregaron a elementos de la Procuraduría del Estado.
Detuvieron a tres y
los entregaron, uno de ellos previamente identificado por la autoridad como uno
de los presuntos responsables, Antonio León Quintero “El Güero”, al otro en la
calle lo apodan “La Chilindrina”, y del tercero no se tiene información. La
versión facilitada por los captores a las autoridades, fue que los homicidas y
sus cómplices son delincuentes al servicio de “El Lupe” y /o “El R4” y su
primo, “El Pedrito”.
Estos apodos están
contemplados en el mapa criminal en poder del Consejo Estatal de Seguridad,
bajo los nombres de Javier Beltrán Cabrera, el primero que opera en Tijuana, e
Isaac Chávez Cabrera, el segundo que opera en Mexicali. Ambos al servicio de
José Antonio Soto Gastélum “El Tigre”, quien ha traficado lo mismo con el
Cártel de Sinaloa, que con Fernando Sánchez “El Ingeniero” o Eduardo García Simental
“El Teo”.
Del motivo del
asesinato del menor, “pleitos por globitos iban por el padre y le dispararon a
todo”.
La madrugada del
miércoles 9 de julio de 2014, Juan Carlos Cruz Ramos, un bebé de dos años,
estaba sobre la improvisada cama de sus padres, aún usaba pañales y vestía una
camiseta con ajuste en la entrepierna, cuando a su casa llegaron los
narcomenudistas Luis Antonio León Quintero “El Güero” y Jesús Atilano Jiménez
Martínez “El Guacho” y le dispararon, lo mismo a su madre.
El padre de esa
familia que sobrevivió al ataque, los identificó como sus atacantes ante las
autoridades.
El reporte pericial
indica que el pequeño cuerpo del infante recibió dos tiros: orificio producido
al parecer por proyectil de arma de fuego en región nasal, y orificio producido
al parecer por proyectil de arma de fuego en región parietal occipital sobre la
línea media; así como orificio producido al parecer por proyectil de arma de
fuego en cara anterior de muslo izquierdo, y orificio producido al parecer por
proyectil de arma de fuego en cara interna de pierna izquierda. Podría ser, dos
balas con entrada y salida.
Ambos sujetos,
señalados como presuntos responsables, ya tenían órdenes de aprehensión
dictadas en 2013 precisamente por homicidios cometidos el año pasado, período
en que conforme a informes de las áreas de inteligencia, presuntamente
pertenecían al grupo de matones al servicio de Alfonso y René Arzate García,
encabezado en aquel entonces por Rogelio
Alonso Castillo González, alias “Raúl Miranda Ordaz”, “El 300” (asesinado en
marzo de 2014) y Felizardo Arturo Campos
Benavidez “El Seven” (acribillado en octubre 2013). Homicidas que después se
escindieron del grupo, para convertirse en matones a sueldo que delinquían para
quien los contratara.
Ésa es la historia
dada por el padre, Eligio Martínez, quien fue localizado herido.
La balacera fue
escuchada por los vecinos, pero nadie reportó a los números de emergencia,
según la versión de la autoridad.
Los primeros
uniformados en llegar a la escena del crimen no daban crédito ante la vileza
del asesinato del infante, “…creímos que podía haber sido una esquirla,
perdigones, que brincaron de los balazos propinados a la madre”, pero no fue
así.
En la Procuraduría
del Estado confirmaron: “Le pegaron directo al niño, tiene un tiro en la cara”,
indicó el subprocurador contra la Delincuencia Organizada, José María González
Martínez.
Incluso en términos
de la pugna por narcomenudeo, las áreas de inteligencia confirman que el modus
operandi es que todos los homicidios, sean aprobados, y en este caso la
impunidad que gozan los llevó a palomear el asesinato de un bebé de dos años.
De los 430
homicidios dolosos registrados por la Procuraduría del Estado, el 80 por ciento
están relacionados con narcomenudeo, del total de asesinatos la fiscalía
resuelve y consigna el 19 .6 por ciento, en su mayoría se trata de los crímenes
pasionales o entre familia, estos números describen que por lo menos en ocho o
nueve de cada 10 asesinatos, los traficantes de droga matan sin tener castigo.
Los homicidios del
niño y su madre, se cometieron antes de las 2:30 de la madrugada del miércoles
9 de julio, en una casa habitación mal armada de madera, de apenas seis metros
cuadrados, ubicada en la calle Prolongación Francisco Mújica sin número de la
colonia Obrera tercera sección, Delegación San Antonio de los Buenos en
Tijuana.
LA VERSIÓN DEL SOBREVIVIENTE
Como ha sucedido en
fechas recientes, en el tema de los homicidios no hubo un reporte ciudadano,
los uniformados municipales informaron a sus superiores que Eligio Martínez fue
localizado en la calle, herido, mientras huía a pie con dificultad. Le
preguntaron qué había pasado, no respondía de dónde venía. No pudo o no quiso explicar,
le cuestionaron por qué estaba desnudo y herido, creyeron que un marido celoso
lo había encontrado con la mujer equivocada, pero se negaba a dar detalles. Los
oficiales debieron seguir el rastro de sangre para llegar a la casa con el
implicado.
Una escena de
basura, suciedad y sangre enmarcaba el cuerpo desnudo y ensangrentado de la
mujer de Eligio, Saraí Ramos, y el de su pequeño hijo.
Entonces explicó,
que “antes” era vendedor de droga al menudeo, y que el martes 8 de julio de
2014, por la tarde, salió de su casa a comprar un globito de droga a un
distribuidor de la colonia a quien identificó como “El Mayel”, y este sujeto le
preguntó cuándo volvería a vender droga para ellos; cuando le respondió que ya
no quería vender recibió una amenaza.
“Okey, entonces yo
le digo al patrón -El Moy- para que te mande a la gente”.
Los indicios indican
que la pareja tenía relaciones cuando
Luis Antonio León Quintero “El Güero” y Jesús Atilano Jiménez Martínez
“El Guacho” tumbaron la puerta de la casa y entraron al domicilio.
La víctima asegura
que a él -quien era el supuesto objetivo de los criminales y de la amenaza- lo
tomaron con fuerza, lo golpearon, lo sacaron de los colchones y aventaron
contra el piso. Quedó desubicado, hasta que escuchó un ruido muy fuerte, como
si cortaran cartucho con la escopeta, entonces oyó a su pareja suplicar por la
vida del menor: “…tírenme a mí, no al niño”, la mujer estaba desnuda a menos de
un metro de distancia del bebé, no lo tenía en los brazos y existía el espacio
suficiente como para no lastimarlo, porque sus homicidas estaban de pie frente
a ella.
En el cadáver de la
mujer, el médico forense encontró siete
heridas de bala: en el pecho, el antebrazo izquierdo, brazo derecho, el codo
derecho, los glúteos, el cóccix. Y dos heridas producidas con objeto
punzocortante en el pie derecho y el dorso.
Las autoridades no
han definido a quien mataron primero, y el sobreviviente tampoco supo decirlo.
En el reporte
pericial publicado por la Procuraduría del Estado, los ministeriales indicaron
que recibieron el llamado de la Policía a las 02:50 horas, en el lugar
localizaron nueve casquillos calibre 30, siete casquillos de escopeta calibre
12, y que a su llegada, Eligio Martínez ya había sido trasladado al Hospital
General.
Lo que no ha
aclarado la víctima identificada como Eligio, es por qué si el ataque era en su
contra, lo dejaron vivo y se aseguraron de asesinar a su familia. El hombre
recibió dos balazos y ninguno puso en peligro su vida. Las autoridades
platicaron con él, pero al cierre de esta edición, aún no hacía su declaración
ministerial.
Conforme a los
trabajos de inteligencia del Consejo Estatal de Seguridad, las colonias Obrera,
Francisco Villa, Guerrero, Independencia y Zona Centro en Tijuana, son espacios
que desde el año 2013, se han estado diputando criminalmente “Los Chamulas”, operadores
de la familia Osuna Abarca; y matones bajo órdenes de José Luis Mendoza Uriarte
“El Güero Chompas” y su pariente, Francisco Javier Mendoza Uriarte “El
Chapito”.
(SEMANARIO ZETA/ INVESTIGACIONES ZETA/ 14 DE JULIO DEL
2014 A LAS 12:00:01)
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