MÉXICO,
D.F. (apro).- A pesar de las cámaras de video, de la seguridad
interna, de la asignación de trenes especiales y de los programas
preventivos, las mujeres siguen siendo víctimas de todo tipo de
agresiones sexuales dentro de las instalaciones del Sistema de
Transporte Colectivo (Metro).
En el primer trimestre del año, la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) inició 46
averiguaciones previas por abuso sexual contra mujeres en ese popular
medio de transporte.
De acuerdo con esa dependencia, el
incremento en las denuncias con respecto al año anterior es de 0.2%, lo
que equivale actualmente a 15.3 indagatorias mensuales en promedio.
Una
investigación realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) señala por su lado que siete de cada 10 delitos que se registran
en las instalaciones del STC –vagones, andenes, escaleras, entradas y
salidas– son por abuso sexual.
La mitad de las agresiones ocurren
dentro de los vagones; el 24% en los andenes; 11% en pasillos; 9% en
accesos, y 4 % en vestíbulos, precisa el informe.
En poco más de
cuatro años, el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal y el
Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, registraron mil 473 faltas
cometidas en el Metro.
De éstas, mil 242 fueron por abuso sexual:
mil 155 por tocamientos, 26 por eyaculación o masturbación y dos por
observación no voluntaria del acto sexual.
Otros 40 casos fueron por acoso sexual y 36 violaciones afuera del Metro.
El
número de delitos sexuales en el STC podría ser mayor, a no ser que por
la prisa, el temor, el pudor, el tiempo, la burocracia en los
ministerios públicos, entre otras razones, muchas mujeres prefieren no
denunciar las agresiones.
Es el caso de Ana, quien diariamente se
traslada a su trabajo en la línea 3 del Metro que circula de Indios
Verdes a Universidad. Hace un par de meses, cuando se dirigía a su
trabajo, un sujeto se acercó a ella cuando el tren iba de la estación
Juárez a Balderas.
Por las prisas, se subió al primer vagón que
tuvo enfrente y no al reservado para las mujeres. A pesar de la hora
–las 09:00 de la mañana– el vagón no iba saturado y había suficiente
espacio para poder viajar tranquila.
Recuerda Ana:
“Venía de
pie, pegada a la puerta, cuando un tipo se me acercó demasiado y me
‘atrapó’. Ya sabes puso sus dos brazos para que yo no me escapara, a
pesar de que había mucho espacio en el vagón. El tipo se acercó con una
tremenda erección y empezó a sobarse frente a mí, no me tocó ni nada
pero yo me quedé inmóvil”.
El sujeto, dice, iba de traje, un “típico Godínez, hasta guapo, un tipo bien… pero ¡un cerdo!”.
Fue
un mal rato, apenas un minuto que es casi lo que dura el traslado de
Juárez a Balderas, pero a Ana se le hizo eterno porque se sentía
acorralada, ni siquiera pensó en gritar o denunciar. “No hice nada :/ ni
grite ni me moví ni nada… me paralizó el miedo”.
Además, la mayoría de los pasajeros eran hombres y, dice, hubiera corrido el riesgo de que la culparan de lo sucedido.
A
partir de ese día y aunque se le haga tarde para ir al trabajo, Ana
utiliza los vagones exclusivos para mujeres, niños y adultos mayores en
la Línea 3.
Sin embargo, en el STC todavía hay tres de las 12
líneas que no tienen vagones reservados para el sector femenil de la
población. Se trata de las líneas 4, 5 y 6.
En el resto de las
líneas, que sí cuentan con los vagones y andenes reservados, sólo 125
elementos policiacos vigilan el correcto funcionamiento de este programa
llamado Vagón seguro.
La diputada local del PT, Miriam Saldaña,
presentó este miércoles un punto de acuerdo en la Comisión Permanente de
la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para exhortar al
director del Metro, Joel Ortega Cuevas, a ampliar el programa el
programa a todo el sistema.
Sin embargo, las medidas de protección dispuestas hasta ahora no bastan porque hay usuarios que no las respetan.
Hace
un par de semanas Nayeli abordó uno de los vagones exclusivos para
mujeres niños y adultos mayores en la estación La Raza de la Línea 3.
Eran las 7:00 horas y tuvo que esperar a que pasaran un par de trenes
para poder abordar.
Cuando por fin logró subir a un tren, se
percató que entre las decenas de mujeres que, muy apretadas, iban en el
vagón había dos hombres.
“De momento ambos quedaron retirados de
mí, sin embargo, con el avanzar de las estaciones fue abordando cada vez
más gente, lo que provocó que pronto tuviese a uno muy cerca.
“Observé
que él estaba con una mano doblada a la altura de su cintura con una
chamarra que no permitía ver su mano, pero pude percatarme que pronto
ésta estaba encima de las pompas de una mujer que tenía a mi lado.
“Por
la entrada y salida de las personas el hombre quedó justo enfrente de
mí y llevó de inmediato su mano a mi vientre, justo en ese momento supe
que no venía con la otra joven y que era un acosador”, cuenta.
Nayeli
le gritó que no se atreviera a tocarla y el sujeto, sin mediar palabra,
se bajó en la siguiente estación como pudo. La otra joven agredida,
apenada y asustada, siguió su camino, sin denunciar, a pesar de que el
acoso dentro del vagón constituye un agravante porque la víctima no
tiene manera de escapar.
En 2010 la PGJDF inició 160
averiguaciones previas por abuso sexual en el Metro, mismas que
disminuyeron a 132 en el año 2011, mientras que en 2012 hubo un aumento
sustancial al registrarse 182 denuncias. El primer trimestre de este
año, la cifra se elevó 0.2% con respecto al mismo periodo del año pasado
y la tendencia va en aumento.
De acuerdo con la PGJDF, las
estaciones donde se registra el mayor número de casos son Balderas,
Zócalo, Hidalgo, Pino Suárez y Bellas Artes, las cuales se caracterizan
por ser de transbordo.
Para denunciar éste y otros ilícitos, la
Procuraduría capitalina tiene instaladas cuatro agencias del Ministerio
Público en la red del STC, las cuales están ubicadas en las estaciones
Observatorio, Pantitlán e Hidalgo y otra en la esquina de Zarco y
Violeta, en la colonia Guerrero.
En el Metro cada día se efectúan
casi 21 millones de viajes y 55% de éstos son realizados por mujeres que
en algunos casos son agredidas a bordo de los vagones, andenes y
escaleras.
Autoridades de la PGJDF afirman que un gran número de
casos no son denunciados, lo que ocasiona que este tipo de conductas se
repitan de manera cotidiana en agravio de jóvenes y mujeres adultas.
/19 de junio de 2013)
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