Álvaro Delgado/ Proceso
MÉXICO, D.F.
(apro).- Enrique Peña Nieto se ahorró la promesa de “investigar hasta sus
últimas consecuencias” y “caiga quien caiga” la red de funcionarios confesos de
delinquir con los programas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en
Veracruz. Su aval fueron cuatro palabras: “Rosario, no te preocupes”.
En medio del
audioescándalo por el uso ilegal de programas a la población más pobre para
favorecer electoralmente al PRI en Veracruz, su partido, Peña dio un respaldo a
la ex perredista Robles, frente al expresidente de Brasil Luiz Inacio da Silva,
conocido como “Lula”, en el lanzamiento de la Cruzada Nacional contra el
Hambre, en Zinacantán, Chiapas.
“Rosario, no te
preocupes, hay que aguantar porque han empezado las críticas, las
descalificaciones de aquellos a quienes ocupa y preocupa la política y las
elecciones. Pero a nosotros, a este gobierno, que tenemos un objetivo claro,
una tarea con los mexicanos, que es acabar con el hambre. Que sigan aquellos
criticando las acciones, a nosotros nos ocupa y nos compromete acabar con el
hambre de México”.
Hasta los
obsequiosos Gustavo Madero y Jesús Zambrano captaron que Peña con ese aval a
Rosario Robles decretó la impunidad para la compra de votos y que será ese el
sello de su gestión, que es en realidad su origen.
Lo contrario –la
honradez– sería lo extraordinario.
Las más de 13 horas
de grabaciones con la descripción que hacen funcionarios federales, estatales y
municipales del plan para comprar votos constituyen parte del repertorio del
“mapachismo” electoral que practica el PRI en las elecciones –y que nunca ha
dejado de hacerlo–, con mayor razón si ostenta el poder público federal.
Con todo cinismo,
amparados en la naturaleza clandestina de sus cenáculos, los funcionarios
federales y locales alardean de cómo adulterar elecciones con dádivas a los
pobres. “Así se ha hecho siempre en nuestro partido, de darles las cosas”,
confiesa, por ejemplo, Pablo Anaya Rivera, secretario de Salud en Veracruz
hasta hace unos días.
Se ha querido
desautorizar la vasta información que ya está en poder de la Procuraduría
General de la República (PGR) sólo porque fue obtenida por el clan de los
Yunes, pero eso es lo de menos. Hay evidencias de la comisión de delitos que si
van a quedar impunes, porque esa es la instrucción presidencial, por lo menos
que se sepa.
Tal como se publica
en el semanario Proceso, en el número en circulación, los funcionarios del
gobierno de Javier Duarte –que ya admitió tácitamente el plan que él jefatura–
y los federales que encabeza Robles cuentan también con la complicidad de
mandos del Instituto Federal Electoral (IFE) y del Instituto Electoral
Veracruzano (IEV).
Según la denuncia
ante la PGR, presentada el martes 16 por el diputado federal Alonso Morelli, el
vocal ejecutivo del Registro Federal de Electores (RFE) en Veracruz, Sergio
Vera Olvera, Mariana Sánchez “y los encargados de los módulos” del IFE están
coludidos para facilitar gestiones con la credencial de elector, aun en contra
de la normatividad.
La captura priista
del IFE y de su presidente, Leonardo Valdés, no hace susceptible de confianza
al órgano electoral, que ha sido solícito en el ocultamiento del entramado
financiero que llevó a Peña a la Presidencia de la República y que, justo un
día antes de estallar el escándalo de Veracruz, se trató de finiquitar a la
comisión Monex en la Cámara de Diputados.
El carpetazo a las
investigaciones legislativas sobre el financiamiento presuntamente ilegal de la
campaña de Peña se hubiera materializado si queda como presidente de esa
comisión el priista José Rangel, famoso por haberle puesto a su automóvil
Mercedes Benz una charola como matrícula.
La conducta
prepotente y patrimonialista del PRI, como en los funcionarios de Veracruz, se
exhibe también con el diputado Rangel, quien finalmente no logró su propósito,
no sólo de presidir la comisión, sino de encubrir a su jefe:
“Soy representante
de este Congreso: Primero, de los priistas de mi distrito, de los priistas y
simpatizantes que votaron por mí, incluyendo al ciudadano Enrique Peña Nieto,
porque él vota en el distrito que yo represento: Atlacomulco”.
delgado@proceso.com.mx
y Twitter: @alvaro_delgado
(PROCESO/ Álvaro Delgado/ 22 de abril de 2013)
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