Redacción/ Reportaje Especial
MÉXICO, D.F.
(apro).- México se ha convertido en el país con más cesáreas en el mundo, pero
también la nación con más baja lactancia materna en América Latina, denunció la
organización civil El Poder del Consumidor.
Mientras en países
del primer mundo los partos naturales y la lactancia recobran fuerza, México
camina en sentido contrario, debido a que las cesáreas y la venta de leche en
polvo para lactantes representan un negocio redondo, señaló el organismo.
Alejandro Calvillo,
director de EPC; Xaviera Cabada, coordinadora del área de salud alimentaria, y
Katia García, nutrióloga e investigadora alimentaria de la agrupación,
afirmaron que en México se ha favorecido a las empresas que producen leche en
polvo y también a los prestadores de servicios médicos que perciben más
ingresos por una cirugía que por partos naturales.
Indicaron que en el
año 2000 había un porcentaje de 29.9 nacimientos por cesárea en mujeres de
entre 20 y 49 años de edad, pero en 2012 el porcentaje de elevó a 45.2%.
Según Cabada,
actualmente “poco menos de un millón” de los nacimientos anuales podrían
estarse dando por medio de intervención quirúrgica”, o sea casi la mitad.
Al respecto, cifras
del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) división México señalan
que en 2010 nacieron dos millones 217 mil niños.
Katia García sostuvo
que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, “no existe
justificación para que el porcentaje de cesáreas en un país sea superior a 15%
del total”.
Además, destacó que
mientras las naciones desarrolladas disminuyen su número de cesáreas, México
camina en sentido contrario por la falta de una política eficaz en la materia.
Peor aún es el caso
de la lactancia materna, debido a que 85.6% de mujeres no amantan a sus hijos,
lo que significa que sólo 14.4% lo hace de forma exclusiva durante los primeros
seis meses de vida. Hace seis años el porcentaje de mujeres que lactaba era de
22.3%.
Esta tendencia,
lamentó García, no es exclusiva de las zonas urbanas. En zonas rurales la
lactancia materna ha tenido un “descenso brutal”, dado que las mujeres también
prefieren las fórmulas lácteas para sus hijos.
Ese fenómeno,
añadieron los activistas, se ha convertido en una de las causas de la epidemia
de la obesidad.
La ausencia de
lactancia materna y las cesáreas, subrayaron, inciden en la ganancia de peso en
los niños y la imposibilidad de las madres para recuperar su peso anterior al
embarazo, y corresponde a las nuevas autoridades sanitarias a revertir la
tendencia, apuntaron.
(PROCESO/ Redacción/23 de enero de 2013)
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