Roberto Ponce/ Reportaje Especial
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- Ante el aumento en la cifra de infantes desaparecidos en México,
que según el Senado de la República rebasó los 150 mil entre 2007 y 2011, el
ciudadano Marco Antonio Valencia Ramírez recurrió a su inventiva para diseñar
un dispositivo inalámbrico que detecte el extravío, robo y secuestro en sitios
concurridos, hospitales, escuelas, parques o centros comerciales.
Este dispositivo
está diseñado en forma de pulseras para brindar seguridad con señales
auditivas, lumínicas y vibratorias como indicadores de alarmas”, explica
Valencia, cuyo invento incluye dos pulseras dentro del dispositivo, una que porta
el bebé o niño, y otra para el control de los padres, quienes reciben y envían
la información bidireccional desde el brazalete del hijo.
La idea de este
invento surgió “como un sueño” que el modesto empresario capitalino de 40 años
propuso desde 2009 ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual,
donde acaba de obtener el registro de la novedosa patente.
“Me invadió una gran
preocupación por el futuro de la niñez mexicana, así que se me ocurrió crear un
dispositivo accesible a las familias de escasos recursos para proteger a la
infancia de todo nuestro país pues, conforme a datos proporcionados por el
Senado, en México desaparecen de tres a cuatro niños cada hora.”
Cita que, hace medio
año, el gobierno federal formalizó la inclusión de México al proyecto Alerta
Amber, con la finalidad de conformar una red institucional para la búsqueda
temprana y localización de menores desaparecidos. La mayor incidencia de casos
apunta a bebés y chicas adolescentes, conforme indican investigaciones de centros
dedicados a la recuperación de víctimas.
“Una persona que ha
estudiado durante 15 años esta grave situación infantil es María Elena Solís,
fundadora y presidenta de la Asociación de Niños Robados y Desaparecidos, quien
ha declarado que el mayor número de reportes que llegan a su organización
apunta a bebés o niños robados diariamente en hospitales y jovencitas de 12 a
18 años, en diferentes puntos del país.”
Añade Valencia: “Los
dispositivos que en la actualidad ofrecen cierta protección a los infantes son
muy pocos, los más sofisticados, con funcionamiento GPS, no tienen un precio
accesible, dejando así a la mayoría de los ciudadanos sin la posibilidad de
contar con un dispositivo satelital de esa naturaleza. Hay otros de tipo
inalámbrico escondidos en prendas de los chiquillos y nenitas, como gorras,
juguetes de peluche o en forma de collar, pero su alcance está limitado de
cinco a ocho metros radiales”.
El dispositivo
inventado como pulseras o brazaletes por Valencia se activa al momento de
separarse padres e hijos a una distancia de poco más de tres metros y medio, y
abarca hasta 10, “con un color diferente para cada rango de distancia”.
Dependiendo del programa que sea requerido en cada entrada y salida de
clínicas, escuelas, plazas, comercios, etcétera, se coloca una luz destellante
de un color determinado, indicando en cuál de ellos estará detectado el sensor.
“Pondremos una
distancia anticipada pos alarma límite, que servirá como advertencia para
dirigir personal autorizado al lugar de peligro, previniendo la salida,
ausencia, desaparición o robo de la posible víctima infantil. En casos de
siniestro o desgracias naturales, como terremotos, el dispositivo será de
enorme utilidad.”
Detalla Marco Antonio Valencia:
“El brazalete irá
complementado con un sistema de códigos por computadora que se asignará a cada
persona, según el número del niño con el mismo código, que lo hará
independiente de los demás códigos asignados, a centros comerciales, hoteles,
aeropuertos, etcétera, y a quien lo requiera.”
Concluye que “la
utilización del invento podría ser útil también a personas que padecen pérdida
de memoria o enfermedades como el Alzheimer”.
(Proceso/ Roberto Ponce/ Reportaje Especial/ 16 de
enero de 2013)
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