Cataluña se revuelve entre
los vientos separatistas y la rebelión incipiente. Un referéndum ilegal, según
los tribunales españoles, por ignorar la indivisibilidad de esa comunidad
autonómica de España, provocó una crisis constitucional y actos de represión
contra los catalanes que votaron por la autodeterminación de lo que consideran
su nación. El espíritu separatista español no es cosa nueva. Es un sueño desde
que se fundó el movimiento político Estat Catalá en 1922 y que se enfrentó a Francisco
Franco durante sus 36 años de dictadura.
Franco nunca pisó Cataluña,
la única región española cuyo activismo impidió una visita del dictador, donde
la política y la cultura se nutrieron entre la desobediencia y el desafío
permanente a la Guardia Civil, que alcanzaba su mejor expresión cuando miles de
catalanes asistían a los conciertos clandestinos de Lluís Llach. La resistencia
no usaba la violencia de ETA en el País Vasco -donde vacacionaba Franco todos
los veranos-, por lo que la guerrilla de Terra Lliure, nunca fue una opción
para la independencia.
Lo que vive Cataluña estos
días anima a muchos en el mundo, que ven en su lucha por autodeterminación el
quiebre de las monarquías trasnochadas. Para otros, la separación de España no
se mide en términos de régimen político, sino ideológicos. La discusión es
compleja porque ambas partes tienen sus razones, pero se llena de ansiedades
cuando se incorpora la variable económica: ¿qué sucedería con una Cataluña
independiente? Si ello sucediera, España entraría en una crisis, Cataluña como
consecuencia y no menos la Unión Europea, al entrar en un periodo de
turbulencia económica y desestabilización. El enredado tema podría ilustrarse a
través de lo que enfrentaría el Futbol Club Barcelona, que no es sólo uno de
los grandes equipos del mundo, sino de los de mayor valor.
De acuerdo con Forbes, es el
segundo equipo con mayor valor en el mundo. Su valor estimado es de 3 mil 635
millones de dólares. Ocupa el cuarto lugar general en las franquicias más
valiosas, detrás de los Dallas Cowboys, los Yankees de Nueva York y el
Manchester United, el gran equipo del futbol inglés. Y como marca, un estudio
del Global Intangible Financial Tracker en 2016 lo ubicó en el tercer lugar del
mundo, con un valor de 993 millones de dólares, sólo superado por el Real
Madrid y por el Manchester United.
El Barça obtiene por derechos
de transmisión de sus juegos mil 69 millones de dólares, y por la venta de las
camisetas de sus estrellas y el mercadeo, gana otros mil 388 millones. Si se
declara independiente Cataluña, el Barça se vuelve paria. Dejaría de jugar en
la liga de futbol español y no tendría espacio en los torneos internacionales,
porque representaría a un estado que nadie reconoce. Su taquilla anual de casi
600 millones de dólares se esfumaría, al dejar de enfrentar a equipos de talla
mundial. Sus grandes estrellas extranjeras, como Leonel Messi o Luis Suárez,
posiblemente tendrían que dejar al equipo, porque no habría dinero para pagar
sus salarios, porque Cataluña no tendría ingresos de divisas, y posiblemente se
desplomaría su economía. Pero aún si tuviera euros o dólares, ¿les interesaría
a sus jugadores estelares estar en un equipo que no tiene proyección?
Barcelona tiene una economía
poderosa de la talla de Dinamarca o Finlandia, que ayuda a subsidiar una buena
parte de España. Aunque tiene el 16% de la población, contribuye con el 20% del
PIB nacional, derivado principalmente de sus exportaciones manufactureras e
industriales. ¿A quién le vendería? Cataluña no sería, cuando menos en los
primeros meses, una nación legalmente establecida, por lo que estaría fuera del
comercio mundial. Pero también, como receptora de una de cada tres inversiones
en España, se desinhibiría la llegada de nuevos capitales y, según los expertos,
vendría una desinversión. Cataluña está fuertemente endeudada, y su capacidad
de crédito fue reducida el año pasado por Moody’s y Standard & Poor’s. La
separación añadiría presiones para el pago de la deuda y arrastraría
invariablemente a España, que estaría muy debilitada. Aunque permanecería como
la cuarta economía de la eurozona, detrás de Alemania, Francia e Italia, su
capacidad económica se vería reducida.
Los mercados ya castigaron a
los bancos catalanes por la eventual declaración de independencia. El Ibex
perdió 2.9 por ciento, en la mayor caída en un día desde el Brexit el
miércoles, y se recuperó el jueves tras los anuncios de que varias empresas
estaban moviendo sus sedes de Barcelona. Oryzon Genomics, que se dedica a la
biotecnología, transfirió su dirección fiscal a Madrid, y sus acciones ganaron
20 por ciento, reflejando lo que piensan los mercados. Eurona Telecom hizo lo
mismo y sus acciones subieron 7.4 por ciento. Sabadell ya dijo que se irá a
Alicante y su acción subió 6.6 por ciento. La pura sugerencia de Caixabank que
seguiría ese camino, elevó en más de 4 por ciento sus acciones.
Hay temores de una fuga de
capitales por lo luminoso que está resultando la oscuridad del separatismo. El
Barça, una de las grandes instituciones afectadas, ya pidió una solución
pactada a la situación política actual. Eso quisieran muchos, pero quienes
deberían de ser los protagonistas, el Rey Felipe VI, el presidente del gobierno
Mariano Rajoy, y el presidente del gobierno catalán, Carles Puidgemont, están
en otra cosa: la confrontación.
Nota: El
presidente del Senado, Ernesto Cordero, reconfirmó, en relación a la columna de
este jueves sobre el voto que aprobó la reelección del presidente del Ifetel,
Gabriel Contreras, que no hubo irregularidad alguna en el proceso.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE /ESTRICTAMENTE PERSONAL/ Raymundo Riva
Palacio/ 06/10/2017 | 02:00 AM)
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