Opera en la turística región de Apulia a
través de clanes familiares. Obtiene sus ganancias por medio de la usura, la
extorsión y el narcotráfico, para lo cual se ha asociado con las mafias de
Albania. Lava su dinero en negocios de agricultura y construcción. Es discreta,
eficaz y sumamente violenta. Ha aprendido las lecciones de las tradicionales
mafias italianas. Su nombre: La Società.
ROMA (Proceso).- A principios
de marzo pasado, harto de la omertá que reinaba sobre el asunto –ese silencio
complaciente que permite a las mafias vivir a sus anchas–, el fiscal antimafia
Franco Roberti lo dijo claro: “En Italia existe una cuarta mafia: La Società
Foggiana”.
En conferencia de prensa,
añadió: “Que no se hable del tema no significa que no exista. Es al revés. Esto
es parte del método mafioso, es la prueba que agrava”.
De este modo Roberti
reconocía el deterioro de la situación en la turística región de Apulia,
ubicada al sur de Italia, donde una mafia antaño considerada de poca monta y
ligada a delitos comunes, nacida a los pies del bello promontorio del Gargano
–uno de los lugares más productivos de la agricultura italiana–, se está ganado
con balas el protagonismo que ostentan otras tres grandes organizaciones
criminales italianas: la Ndrangheta, la Camorra y Cosa Nostra.
Roberti no lanzó la alerta a
la ligera. Ocurrió después de que el 5 de marzo un convoy de vehículos de la
policía italiana, enviado a Apulia para reforzar las operaciones de seguridad
en esta región, fue atacado a balazos en la ciudad de San Severo.
En esa misma semana dos
africanos
–migrantes indocumentados que
trabajaban en la recolección de frutas y verduras– fallecieron durante un
incendio en un campo de barracones que unidades antimafia estaban desmantelando
debido a que habían sido infiltrados por mafiosos.
CADENA DE HOMICIDIOS
Pero estos hechos no fueron
los únicos que dispararon las alarmas. Una cadena de homicidios se registró en
los últimos meses en las zonas consideradas bajo control de La Società, en
particular los pueblos de Foggia y San Severo, ambos ubicados en Apulia.
Vincenzo Vescera, un
treintañero con antecedentes penales, murió acribillado el pasado 17 de enero.
Pasadas las nueve de la noche, regresaba a su casa en el pueblo Vieste, en la
península del Gargano, cuando le dispararon.
Diez días después fue
asesinado Onofrio Notarangelo, de 46 años, presunto hermano de un capo local,
quien también falleció en Vieste.
A principios de febrero
Giuseppe Anastadio, de 33 años, fue asesinado en el pueblo de San Severo, luego
de haber estado en la cárcel por el homicidio involuntario de una niña.
El 7 de febrero, Matteo
Masullo, de 30 años, salió de la casa de su novia diciendo que regresaría poco
después. Desde entonces no se ha vuelto a saber de él. A pocos días de su
desaparición, su auto fue encontrado en San Severo, con los documentos y
teléfonos de Masullo en el interior.
El 21 de marzo la policía
informó del homicidio de Giuseppe Silvestri, de 44 años, el cual ocurrió
mientras conducía su automóvil en Monte Sant’Angelo, un pueblo cuyo
ayuntamiento fue disuelto en 2015 por “infiltración mafiosa”.
Previamente, entre septiembre
y diciembre de 2016, ocurrieron cuatro asesinatos y ocho intentos de homicidio;
diez bombas explotaron delante de comercios como una forma de castigo para
quienes se rehusaron a pagar extorsiones. Además, en las puertas de viviendas
aparecieron letreros con el siguiente mensaje: “Si no pagas, el siguiente eres
tú”.
“Hay mucha agresividad,
prepotencia y espectacularidad en la acción de estos mafiosos, a pesar de que
nadie los conocía hasta hace poco”, explica un vecino de la zona que pidió el
anonimato.
De hecho, nadie sabe a
ciencia cierta cuántas personas han sido asesinadas por La Società ni cuántos
son sus miembros. No obstante, un informe que la Procuraduría de Bari envió a
la Dirección Nacional Antimafia sostiene que se trata de una organización que
se encuentra en expansión.
“La Società se acerca cada
vez más al modelo de las mafias que tienen capacidad para planificar y llevar a
cabo estrategias con seriedad y disciplina. (…) Su vieja guardia, considerada
poco adecuada, ha sido eliminada a través de varios homicidios”, asienta el
documento.
Añade: “Extorsiones, usura y
tráfico de drogas son las principales actividades y el método mafioso incluye
homicidios, destrozos, intimidaciones y agresiones físicas para controlar el
territorio”.
Sostiene que dicho modus
operandi le ha permitido establecer buenas relaciones con otras agrupaciones
criminales, en particular con la Camorra y la Ndrangheta.
La Società “es en la
actualidad líder en el tráfico de estupefacientes en Italia gracias a la
privilegiada relación que mantienen con (la mafia) albanesa; vienen después de
los latinoamericanos en el comercio de drogas blandas en el mundo”, argumentó
Roberti en una entrevista publicada el pasado 7 de marzo por el diario italiano
La Repubblica.
“Hemos decomisado toneladas y
toneladas de hachís y mariguana (…) Tienen incluso armamentos de guerra. Hemos
encontrado incluso bazucas y armas de los arsenales de la ex Yugoslavia”,
detalló.
Y señaló que esta
organización también tiene nexos con la política y, sobre todo, con empresas
agrícolas en las que trabajan a menudo los migrantes indocumentados.
En febrero último, Roberti,
junto con los fiscales de Bari, Giuseppe Volpe, y de Catanzaro, Nicola
Gratteri, viajaron a Tirana para reunirse con sus homólogos albaneses y
elaborar estrategias comunes para enfrentarse a esta alianza trasnacional, que
incluye el transporte de mercancías ilegales a través del mar Adriático.
Los integrantes de La Società
y los mafiosos albaneses realizan “operaciones conjuntas y tienen una gran
capacidad de adaptación a diferentes contextos socioeconómicos”, explica por su
parte el más reciente informe, correspondiente a 2016, de los Servicios
Secretos para la Seguridad Interna (AISI, por sus siglas en italiano).
CLANES FAMILIARES
Otros reportes indican que La
Società es liderada por un núcleo duro de no más de cien miembros, todos ellos
asesinos sanguinarios que forjaron una alianza en los años ochenta, la cual
ahora se está reforzando mediante actos particularmente violentos (algunos
analistas comparan a estos sujetos con los gánsteres de los años treinta) y
cuotas de poder en la zona con clanes ligados a la Camorra napolitana y a otras
bandas locales más pequeñas, como la Sacra Corona Unita.
Dentro de este contexto, La
Società opera con la anuencia, al menos hasta el momento, de las otras tres
grandes organizaciones mafiosas de Italia, lo que también ha actuado como
incentivo para afiliar a muchos jóvenes.
“Las nuevas mafias avanzan
con el apoyo de las organizaciones tradicionales”, comentó el fiscal de
Palermo, Renato Cortese, quien sostuvo que en la actualidad no hay guerras de
consideración entre estas bandas.
Según los investigadores, La
Società reproduce el modelo que a nivel nacional han establecido los grandes
grupos mafiosos, consistente en el control del territorio a base de
extorsiones, beneficios derivados del tráfico de drogas y, en menor medida, de
otras actividades, como atracos. Asimismo existe en ella el interés por
expandirse en sectores de la economía legal para lavar dinero sucio,
particularmente en el negocio de la construcción y del vino, según las
pesquisas de las autoridades italianas.
Al parecer, La Società
también aprendió las enseñanzas de la Camorra. “Está estructurada en bandas, y
en la cúspide existe un consorcio de jefes, con el mismo estilo de la Camorra”,
precisó el jefe local de los Carabineros, Antonio Basilicata.
Las principales familias que
la integran son Sinesi-Francavilla, Moretti-Pellegrino y Trisciuoglio-Tolonese.
Su objetivo más inmediato es
unirse, mediante la fuerza, con otra banda local, la gargánica, que está
perdiendo poder y hasta ahora ha lucrado con las extorsiones a la industria del
turismo en una zona donde en cada verano pueden llegar hasta dos millones de
visitantes.
También ha aprendido otra
lección, ésta por parte de la Cosa Nostra: procurar que se hable poco o nada de
ella. Desde hace algunos años algunos observadores especializados lamentan la
escasa atención que se le presta.
“La Società es la mafia más
ignorada en Italia”, afirmaba en 2013 Roberto Saviano, autor de Gomorra, libro
que se convirtió en bestseller sobre las mafias italianas. “Ha llegado el
momento de abrir los ojos. Apulia es una región víctima de feroces
organizaciones criminales, no un oasis de turismo”, lamentó Saviano.
Y agregó: “Es necesario
mantener alta la atención para que no pase lo que ocurrió con Sicilia y
Calabria donde, por no dañar el turismo, no se intervino a tiempo”.
“Lo que sucede aquí es
inimaginable y, sin embargo, nadie habla. Como si aquí sólo existiese padre
Pío, los olivos, una buena muzzarela y el mar azul”, se quejó el jefe de la
policía de Foggia, Piernicola Silvis.
“Según nuestros conteos, el
80% de los comerciantes de Foggia pagan extorsiones. Pero nadie denuncia”,
señaló.
“Es cierto que no denuncian.
Los ciudadanos deben tener confianza en las instituciones. Nos dicen que
denuncian pero luego los de la política y del mundo empresarial son los mismos
que mantienen relaciones con estos criminales. Les pedimos que denuncien, pero
no logramos luego tener respuestas cuando llegan los juicios”, lamentó Roberti.
Este reportaje se publicó en la edición
2113 de la revista Proceso del 30 de abril de 2017.
(PROCESO / PRISMA INTERNACIONAL/ IRENE SAVIO/
7 MAYO, 2017)
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